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Hoy he visto a Juan Villoro

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Hoy ya es ayer; o mejor, hoy será un día de este ya casi olvidado verano.   Había pasado toda la mañana en la Biblioteca de Catalunya intentando poner al día el correo, atrapar la inspiración y terminar la propuesta de trabajo del taller: escribir un artículo sobre el futuro del libro y el escritor. Cuando volvía a casa en moto, en el cruce entre la calle Consell de Cent y Roger de Llúria , vi a Juan Villoro, el escritor . En un primer momento casi lo atropello porque perdí el control de la moto por unos segundos. Además, casi provoco un accidente porque ante mi asombro, giré peligrosamente la cabeza hacia él para asegurarme de que aquella era la barba de Juan.   Estuve a punto de llamarle, de gritar Juan, Juan; pero de nuevo doña timidez   me enmudeció y me condujo a tirones calle arriba. El escritor, ajeno a todo, alcanzó impasible el otro extremo de la cebra. Vestía felizmente una camisa de flores sobre camiseta y portaba una bolsa de la librería La Central en la mano.

Anatomía de la gente silenciosa

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    El taxi llega al cruce de la calle de Aribau con la de Laforja y el escritor de voz familiar se despide como si de su propio doble se tratara y con las ganas de haberle dedicado su libro con una amable sonrisa. Mario se siente ahora liberado. La verdad es que prefiere al pasaje más callado, a las personas silenciosas, que se sientan, les viene grande apenas saludar y bajan la mirada para indicar la dirección. Sea el trayecto corto o largo, ya no vuelven a hablar hasta que llegan al destino; aunque también suben los charlatanes, que a la mínima te explican todas las enfermedades de la familia o las desgracias más sabrosas de contar. Y es que, están los suspiradores, los que ronronean como él durante todo el trayecto, los transparentes, los que te ponen la mano delante para recoger un cambio de céntimos, los invisibles, los que teclean en su teléfono móvil sin parar, los eternamente enojados, los que te ignoran… Cuando el cliente es de los que no hablan, practica enton
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YO ERA PROFESOR    “Yo era profesor, mi trabajo consistía en demostrar hasta qué punto la relación con lo real afecta a nuestra relación con los demás, nuestra relación con nosotros mismos, con nuestros pensamientos, con nuestra dignidad o con la falta de ella”.   Jean Starobinski (Ginebra, 1920), filósofo y crítico cultural.     Los alumnos tienen siempre las manos blandas, la cara aniñada, los ojos llenos de inquietud, en guardia y sus miradas siempre escudriñan, serpentean, buscan a los otros y al profesor. Proceso inverso.   Mientras yo cumplo inexorablemente un año más, los alumnos se parecen siempre al eterno adolescente, siempre de nuevo trece, catorce, acaso dieciocho años. Sus padres, de repente, rejuvenecen hasta convertirme yo en su hermana mayor y mis compañeros resultan con el tiempo más familiares, más cercanos, más cómplices. La imagen me trae a la mente la obra de Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray. En este caso el cuadro no soy

Diálogos, 3. Javier Marías/ Domingo Ródenas

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3. Javier Marías/ Domingo Ródenas Con motivo de la conmemoración de los cuarenta años de vida literaria de Javier Marías con la reedición de su primera obra, Los dominios del lobo (1971-2011), se celebra un encuentro en la UPF entre el escritor y el profesor de literatura, Domingo Ródenas. Marías cumple cuarenta años de vida literaria y es otro “hacedor” de estilo literario.  Concibe la literatura como un todo que proyecta en sus novelas, desde la mente que las narra y las piensa. No importa el argumento, la trama se reduce a una mínima expresión y es la voz que cuenta la que inunda los capítulos y rebosa en digresiones. Es un estilo que en este diálogo Domingo Ródenas califica como hipnótico, magnético. El propio Javier Marías explica la importancia que tiene la voz que cuenta, de la dificultad de contar. Toda la parte digresiva es técnica de Laurence Sterne, (no olvidemos que Marías es el excelente traductor del Tristam Shandy ) y en ocasiones, las digresiones so

Diálogos, 2. A. Fernández Mallo/ María Kodama/ Javier Calvo

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2.  A. Fernández Mallo/ María Kodama/ J. Calvo. De la originalidad  Otoño 2011. La entrega de premios de Cosecha Eñe tiene lugar el sábado por la tarde, en el Cículo de Bellas Artes. Los diez finalistas son presentados por la directora de la revista y entrega el galardón Fernández Mallo, ganador de la última edición. El laureado es otro autor del grupo Nocilla , Javier Calvo, quien tras recibir el premio realiza una performance a dos voces con su relato, de título Nínive , realmente original. Calvo tiene ya varios libros publicados y en breve sale al mercado su novela El jardín colgante , un delirio sobre los años de la transición política. En el viaje de vuelta a Barcelona, coincidimos en el AVE, nos cruzamos en el pasillo que lleva a la cafetería del último vagón. Intento acercarme a hablar con él y felicitarle por su premio, lo intento   antes y después de tomarme el café pero se pasa el trayecto apoyado en una ventana y hablando por el teléfono móvil.   Por la ma

Diálogos. 1. Juan Cruz/ J.M. Caballero Bonald

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1. Juan Cruz/ J. M. Caballero Bonald. De la memoria       En Madrid, e l sábado 12 de noviembre asistí a una charla entre el periodista Juan Cruz y el poeta José Caballero Bonald. Al primero lo descubrí como autor de memorias en Muchas veces me pediste que te contara esos años (2008), título algo difícil de retener que nos brinda la segunda entrega de su autobiografía con un estilo pienso que muy evocador, muy lírico a veces. Son unas memorias muy poéticas donde el paso del tiempo, que todo lo arrasa, ha marcado el devenir de su trayectoria profesional y personal.   Hace poco he leído la tercera entrega, Egos Revueltos (2010) , cuyo centro de interés deriva más hacia la personalidad de los escritores con los que ha tratado a lo largo de su carrera como editor y periodista cultural de El País. Este libro y el anterior están escritos desde la nostalgia y con la sinceridad de la pena por todos los que se han convertido en ausencias. Pero es el estilo de Juan Cruz lo que

Marlés y el profesor

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El profesor   ¿Asistirá hoy a clase? No ha venido, no, pero sí, ahí está, ya entra. Hoy sí está, ahí sentada en la cuarta fila, con los ojos aplicados en los apuntes, con su espalda ligeramente arqueada hacia adelante, con su cuello de garza, largo y casi suspendido en el aire.   Los días en los que Marlés acudía a clase, el profesor sentía un desasosiego, que hacía que demorara más sus explicaciones, que intentara escucharse   a sí mismo y entonces era el desastre, se perdía en el hilo de su discurso. Era la primera vez que una alumna le inquietaba, hasta el punto que en cada intervención que dirigía al auditorio, elevaba la mirada al techo del aula y en un acto reflejo, se llevaba la mano a la cabeza como para acariciar sus entradas y se quedaba de nuevo en blanco. Al bajar la mirada y dirigirla al dorado cabello de Marlés, un hormigueo nervioso le sacudía el estómago. Se sentía mal durante toda la clase, tenía molestias en las articulaciones de la rodilla, esas que ap

Recordando a Carmen M. Gaite

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"La edad de la obviedad" o de la añoranza de interlocutor ____________________________________________________ C armen Martín Gaite, Juan Benet, Correspondencia . Edición de José Teruel. Galaxia Gutenberg. Círculo de Lectores. 2011     La primera idea que me atrapa al leer estas páginas, viene de Juan Benet, cuando habla de la relación entre el sujeto y los objetos o las personas importantes para él, y nos habla de las tres edades de la voluntad (62-75); entre ellas, la primera, “la edad de la obviedad ”.     Este sintagma nominal de suave aliteración desprende musicalidad y me lleva a pensar en la primera juventud, aquella en la que hasta los amigos y los amores aparecen sin justificación, sin previa intelectualización.      En el libro de Carmen M. Gaite, El cuento de nunca acabar vuelve a aparecer este motivo de las edades, relacionadas ahora con la añoranza de un interlocutor verdadero para cada una de ellas. Distingue entre los falsos interlocu

Don Camilo y Peppone

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Don Camilo y Peppone   Artículo sobre el laicismo. Estoy muy ilusionado con el proyecto: contemplar la reacción de la gente ante el Papa, con algo de sociología de la religión. Voy a explicar la influencia que la religión tiene en el comportamiento colectivo del hombre y a la inversa; es decir, las interacciones recíprocas entre religión y sociedad. Qué es lo que mueve a una sociedad a recorrer kilómetros o a esperar horas de pie para quizá ver de lejos una pantalla con la figura del Papa. ¿Qué es sentir la fe? ¿Cómo es la confrontación entre laicismo y catolicismo? El propio Benedicto XVI parece que me alienta a escribir sobre el tema cuando, a punto de aterrizar en Santiago, ha expresado su alarma ante la deriva de España hacia un “laicismo agresivo”.Pero nadie podía imaginar que al final resultaría un artículo con sorpresa.     Durante la semana previa, la visita del Papa se dejó notar en la ciudad: restricciones de calles , banderas y pancartas en algunos balco

Intemperie. Jesús Carrasco

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Intemperie Jesús Carrasco Barcelona, 2013 Editorial Seix Barral. Colección Biblioteca Breve ISNB: 978-84-322-1472-1   Apuntes sobre una lectura. Del arte de evocar ______________________________________   Constituye, sin duda, una sorpresa la coincidencia de muchas y variadas referencias literarias que ofrece esta novela. Es como un milagro obrado en un panorama editorial   que intenta sortear la situación de crisis con las leyes del mercado y expertos en diseños de campañas. El pasado otoño asistí a una entrevista pública   entre Luis Goytisolo y el crítico literario Ignacio Echevarría. Recuerdo ahora que anoté la distinción que hizo el primero entre estilo y tono. Se refirió al tono como aquello que despierta la emoción del lector, algo que tiene que ver con un runrún que te cuenta la historia, o al menos yo lo expresaría así. Pues bien, la lectura de Intemperie permite al lector un reencuentro con la literatura y más allá del estilo, con la emoción. Hoy J

El principio del placer

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Ediciones ERA. ISBN: 9789684114104 José Emilio Pacheco (México, 1939) El principio del placer José Emilio Pacheco, escritor mexicano de la "Generación de los años cincuenta". "No lo van a creer, dirán que soy un tonto, pero de chico mis ilusiones eran volar, hacerme invisible y ver películas en mi casa". Este es el inicio de "El principio del placer", considerado uno de los mejores cuentos de la literatura. El título tiene que ver con lo literal y también con el concepto de Freud del principio del placer como concepto relacionado con el deseo. Narra la historia de amor entre el protagonista adolescente y Ana Luisa. Un narrador que no es un escritor, sino un adolescente con facilidad para la composición. Pacheco busca recuperar la inocencia de la forma. Así, leemos como leemos a Onetti, todos los narradores escriben igual, aquí Pacheco se plantea el libro como un taller literario. Es una historia de mascaradas, el propio padre es g

Historias del Evelyne I

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En la trastienda del colmado se montaba un garito con una mesa a la que cada jugador se traía su propia silla. Era donde las partidas se vivían con mayor tensión. Mi padre ha sido siempre un buen jugador de cartas. Las timbas se alargaban hasta la madrugada y yo llegué a ver más de una noche las navajas abiertas sobre fardos de billetes arrugados. Una noche hasta se jugaron a la mujer propia, la de uno, el que la tenía. Mi padre se llevó a la cama a la Elvira, la mujer de su amigo, el Pipo. Ella, sin rechistar, había sacado a su marido de muchas deudas del juego,   y corría la voz de que incluso disfrutaba con el pago. Cada vez que la Elvira lo veía, le recordaba siempre a papá que ya nada le debía su marido.   Me aficioné a leer cosas de náutica y poco a poco lo iba aprendiendo casi todo sobre el mar. A los veinte años conseguí el título de patrón de pesca. Luego, en el patrullero donde serví a la patria hice de todo, fui distinguido en maniobra, timonel, jefe de puente y me