Diálogos. 1. Juan Cruz/ J.M. Caballero Bonald
1. Juan Cruz/ J. M. Caballero Bonald. De la memoria
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Hace
poco he leído la tercera entrega, Egos
Revueltos (2010), cuyo centro de interés deriva más hacia la personalidad
de los escritores con los que ha tratado a lo largo de su carrera como editor y
periodista cultural de El País. Este
libro y el anterior están escritos desde la nostalgia y con la sinceridad de la
pena por todos los que se han convertido en ausencias. Pero es el estilo de
Juan Cruz lo que más admiro de él. Ha conseguido lo que yo voy buscando, la
creación de una voz personal, de un
estilo literario propio. Utiliza el monólogo interior para expresar sus
vivencias, a través de los recuerdos que para él son la vida y la esperanza
ante el imparable transcurrir del tiempo. Utiliza imágenes líricas, muy bellas,
la frase corta y desnuda pero con el adjetivo cortado a medida. El ritmo es a
menudo sincopado, pausado, como si le diera al lector unas décimas de segundo
para la asimilación o el deleite de lo escrito.
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Juan Cruz
le pregunta por su novela sobre Doñana y le apunta como creador de un mundo
propio con el lenguaje, a la manera de Rulfo con Comala u Onetti con Santa
María. Caballero Bonald afirma su voluntad de convertir la literatura en la
preocupación por la realidad. Le importa más el lenguaje que la literatura
realista. Y se lo apropia para crear personajes. Pienso en la construcción de
espacios propios, un ámbito físico y metafísico a la vez, como la isla de la
utopía de Thomas More; o como en Las
ciudades invisibles de Italo Calvino, cada una de ellas es inventada, tiene
un nombre de mujer y una escenografía fantástica y exótica: Dorotea, Isadora,
Zora.
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