La escritura y la vida: cartas y diarios de Kafka.


  Kafka en sus diarios y en sus cartas: la escritura y la vida

 

Franz Kafka, II. Entender el siglo XX

 17 de abril de 2024

Ignacio Echevarría.

 

Entramos en el ámbito de la intimidad: los diarios y las cartas de Kafka. Hay más de 5000 páginas de textos del autor, de los cuales, más de 3000 son textos de diarios o escritos personales. (De momento se han publicado cuatro volúmenes de Franz Kafka, Obra completa, Galaxia-Gutenberg, ed. de Jordi Llovet.)  ¿Qué entendemos por obra de un autor? En rigor, es lo publicado con voluntad de ser obra por parte del autor. 

Pero, vamos a plantearnos unas preguntas:

  1. ¿Qué posición ocupan los escritos personales de Kafka respecto a su obra literaria? ¿Cuál es su rango literario y hasta qué punto, leerla no supone una intrusión?

Nuestro concepto de Literatura es ahora muy amplio. Nadie duda de la entidad literaria de estos escritos. En realidad, todo lo que leemos de Kafka es una intrusión. Su correspondencia con Felice es una lectura enormemente desasosegante y privada. Produce una sensación de irrumpir. Elias Canetti, en su ensayo fundamental El otro proceso (1968), se refiere a esta correspondencia como “Es una obra acabada”.

 

  1. Dentro de este caudal, ¿cabe establecer relaciones jerárquicas entre los escritos personales?

Es diferente la escritura de las cartas de los diarios. El propio Kafka estableció una relación. Se dan diferencias tonales. En el diario escribe para sí mismo y puede expresar quejas, estados de ánimo; en cambio en las cartas debe escenificarse, es una comunicación con el otro. El diario tiende a ser monocorde, y la correspondencia es un conjunto de máscaras, donde se ve la riqueza y el humor de Kafka.

 

  1. ¿Qué valor daba el propio Kafka a todo este caudal?

Le daba un valor altísimo. Kafka habla de “escritura”, más que de “literatura” como una actividad en sí misma, ya sea en sus diarios o en la ficción. La vida onírica le llenaba de iluminaciones que anotaba. Los diarios son un laboratorio de su escritura. Para él, escribir diarios fue una actividad muy importante. Se trataba de escribir.

También era un lector voraz de diarios de escritores y de memorias o biografías.

 

  1. ¿Hasta qué punto es legítimo leer la obra de Kafka a la luz de estos escritos?

En los últimos tiempos se ha dado una tendencia biografista de la lectura de Kafka. Hasta 1950 no se publicaron los Diarios y las Cartas a Felice, en 1967. El caudal de correspondencia a amigos, a Max Brod, a los padres, etc. son rescates progresivos hasta los años 90. Estamos leyendo la obra de Kafka a la luz biográfica muy tardíamente.

            La lectura biográfica tiene cierta legitimidad ante la multitud de interpretaciones bibliográficas de su obra. Frente a la utopía de sentido que despierta la obra de Kafka, la verdad nos ofrece una especie de cobijo.

            En los últimos años se ha invertido la relación entre realidad y ficción. Ahora es la realidad la que se ha ficcionalizado. (“basado en hechos reales”, auto ficciones, crónicas, memorias) Hoy se tiene sed de realidad y por eso se lee a los autores desde la perspectiva más biográfica.

            La principal lectura de Kafka fue este tipo de literatura: diarios, epistolarios, memorias, biografías de artistas y de escritores o filósofos. Tuvo adicción por la literatura biográfica.

            Franz Kafka sintió durante toda su vida como una especie de déficit vital, una sensación de no vivir o vivir por debajo de la vida. Buena parte de su correspondencia está presidida por una reclamación permanente sobre información de la vida de los otros. Establece un vínculo entre la vida de los otros. Establece un vínculo entre la vida de los otros y su proceso de escritura de ficción. Esta avidez por la vida ajena se corresponde con esa sensación de vivir a medias o de no vivir, con una inseguridad sobre su propio sentimiento de vida.

            La noticia de su enfermedad, tuberculosis, le permite liberarse de su relación con Felice, liberarse del trabajo, liberarse de la literatura, no tanto de la escritura. Está feliz porque se libera de la responsabilidad de vivir. Más allá de la culpa, está la frustración de no estar a la altura de la vida. Se trata de una sensación recurrente de “vida no vivida”. Este es un concepto fundamental en Kafka, que le persigue hasta su muerte. Vivió bajo la culpa de no haber cumplido el mandato de su vida. Describe sus propios diarios como “pruebas de haber vivido”. Siente en precario su propia vida, adolece del sentimiento de vida. Sus compromisos matrimoniales son intentos de llevar una vida normal, convencional, la que espera de él todo su entorno social.

            El acto de escribir es el único momento en que todo se suspendía y encontraba justificación en lo que hacía. En el momento de escribir es cuando la vida tiene razón de ser para él. En este sentido, es  escribir, no importa si son cartas, diarios o trabajo literario, lo que le da el acto de omnipotencia. Todo se llena de sentido.

En un mundo sin redención, la claridad era la respuesta apropiada para la culpa. (Iris Murdoch)

           

 

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