Friedrich Hölderlin: tragedia y no tragedia.




Friedrich Hölderlin: tragedia y no tragedia.
Por Andreu Jaume.
Lunes, 28 de octubre, 2019
Institut d´Humanitats. Cccb
La Tragedia, 2

Es un lunes triste que trata de acomodar la hora regalada del horario de invierno. La luz se diluye despacio y a destiempo. Todavía hay claridad en el Aula 1 cuando aparece Andreu Jaume. 

Buenas tardes.
Hoy hablaremos de una transformación que se produjo a finales del siglo XVIII y principios del XIX, el Romanticismo, del que el poeta Hölderlin dio cuenta con una gran sensibilidad. (Andreu Jaume destaca a Hölderlin como uno de los cinco grandes poetas que ha dado la Humanidad: Lucrecio, Píndaro, San Juan de la Cruz y Emily Dickinson.)
Friedrich Hölderlin (1770-1843) es un seductor. Prefigura todo lo que va a estallar en el movimiento romántico, que es el espacio de la subjetividad. El poeta trata de acercarse al tono trágico de la Grecia clásica, para darse cuenta de que ya es inalcanzable. Su vinculación religiosa y la lectura de la Biblia es determinante (tradición pietista) Estudia Teología, Filosofía. Fue un lector arriesgado de la literatura clásica griega. Pero también influyen los inicios de la Revolución Francesa. Los jóvenes querían cambiar de raíz la sociedad, fundar una religión estética, basada en la belleza, y una democracia inspirada en la griega. Todo un intento de redimir a la humanidad. 
El viajero frente al mar de niebla, de Caspar David Friedrich, es quizá el cuadro más representativo del romanticismo alemán. Un hombre solitario contempla un paisaje confuso y difuminado. Alguien contempla algo, pero lo vemos de espaldas, ya no tiene expresión, no tiene rostro. El Frühromantik (1795-1804) fue un movimiento ideológico que produjo un seísmo en la inteligencia y sensibilidad alemana que determinó la evolución del Romanticismo. Hölderlin poetiza el mundo y concibe lo sagrado en la Naturaleza. Convierte la teoría y el pensamiento en arte. 
Hölderlin se aparta de la fe protestante y renuncia a ser pastor protestante. Trabaja como preceptor en casa del banquero Jakob Gontard, y se enamora de su esposa, Susette, con quien mantiene una relación obsesiva. 
Pero es en su periodo de madurez y tránsito hacia la locura cuando escribe su poesía más extraordinaria. Todavía lúcido, traduce a Sófocles, pero aparecen los síntomas de la enfermedad mental y da muestras de desequilibrios. Empieza así la consumación de su definitivo extrañamiento del mundo. En aquellos años, cuando las esperanzas revolucionarias de la juventud se desvanecen de golpe, lo mismo que su fe en la capacidad redentora de la poesía. Y el poeta no deja de moverse y de huir, recorriendo largas distancias a pie, preso del deseo de perderse. En 1802 Hölderlin se fue a pie hasta Burdeos para trabajar como preceptor privado en casa del cónsul Meyer, pero interrumpió la estancia y volvió caminando a su tierra. Llegó demacrado y sucio y en Stuttgart sus propios amigos no le reconocieron. Al cabo de poco tiempo, se enteró de la muerte de Susette Gontard en Frankfurt.
    A partir de 1807, después de su paso por el sanatorio de Tübingen, el poeta es acogido por el ebanista Zimmer y su hija en la torre que hoy lleva su nombre. En el momento en que asume la locura es cuando se domicilia y no se mueve más de ahí. Deja de huir definitivamente y pudo quedarse quieto durante 36 años de pacífica locura, hablando una mezcla de alemán y griego, escribiendo poemas oscuros a los visitantes. La hija del ebanista, Lotte Zimmer, le cuidó hasta el final.

No todo lo pueden 
los celestiales. En efecto, antes alcanzan
los mortales el abismo.

Hay experiencias de muerte en la poesía de Hölderlin. Intenta escribir a la manera de Sófocles pero la muerte le suena falsa, es una impostura. Empieza a vislumbrar lo que es la muerte en la modernidad. Elabora los conceptos fundamentales de la modernidad: la cesura, el concepto de Nefas (lo que es contrario a la voluntad divina). Distanciamiento de dios, la soledad del ser humano, su muerte vulgar, el abandono de lo trágico… El ser humano se dispone a vivir con un ser escindido. La palabra trágica mata. El poeta era un sacerdote de la religión sin dios, que es la modernidad. “Lo que queda lo fundan los poetas”, dan, ofrecen algo.

A mitad de la vida
Con peras doradas y llena
de rosas silvestres cuelga
sobre el lago la tierra,
cisnes encantadores
y ebrios de besos
hundís la cabeza
en el agua sobria y sagrada.
Pobre de mí, ¿dónde, cuándo
llegue el invierno, tendré flores, y dónde
la luz del sol
y las sombras de la tierra?
Los muros se elevan,
fríos y sin habla, al viento
chirrían las veletas.
Friedrich Hölderlin.
Trad. Andreu Jaume.

La primera estrofa del poema describe el momento pleno del hombre en relación con la naturaleza. El agua es metáfora de fertilidad y divinidad. En la segunda estrofa hay un quiebro, un ruptura, una tensión. Irrumpe la subjetividad, el “dónde” interrogativo es significativo. 
No hay ya un lugar estable en la modernidad.

Comentarios

  1. Me ha gustado mucho esta entrada!
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    https://quasartechsciencie.blogspot.com/2019/12/noche-de-esperanza.html?m=1

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