"El indulto", un cuento de Emilia Pardo Bazán

 


O la violencia ejercida sobre la mujer en la sociedad decimonónica.

A pesar de la distancia en el tiempo, la temática feminista de muchos de los cuentos de Emilia Pardo Bazán continúa estando de actualidad. Así, en los últimos años se han llevado a cabo numerosos trabajos de investigación sobre la conciencia feminista de la autora gallega, si bien coartada siempre por el conservadurismo de sus convicciones religiosas

“El indulto” se publicó previamente en 1883, en la Revista Ibérica, y luego se integró en el libro de cuentos La dama joven, de 1885. En cuanto a las fuentes, la autora señala entre otras, un suceso tomado de la realidad. En efecto, a partir de un crimen real que le fue contado, Emilia Pardo Bazán lleva a cabo una exploración sobre la violencia doméstica y social contra la mujer en la sociedad de su época y refleja un retrato descarnado del patriarcado. 

            El cuento narra la historia de Antonia, una asistenta humilde, que trabaja duramente para mantener a su hijo enfermizo, y que vive atenazada por el miedo a que su marido, en prisión por el asesinato de la madre de ella, cumpla la amenaza de matarla. El terror al indulto la domina y la consume lentamente, a pesar de que encuentra la ayuda y solidaridad de sus vecinas. El primero de los indultos resta años de condena al preso, pero el miedo sigue y la convierte, metafóricamente, a ella en prisionera. Tras el segundo, ella cree el rumor de que el marido ha muerto y baja la guardia. Al regresar a casa encuentra en ella al indultado, que pide que le haga la cena y se acueste a su lado. A la mañana siguiente, el hijo llama a las vecinas que la encuentran inconsciente en la cama, sin lesión alguna. Morirá un día después, según el doctor, de muerte natural:


Falleció a las veinticuatro horas, de muerte natural y no tenía lesión alguna. El niño aseguraba que el hombre que había pasado allí la noche la llamó muchas veces al levantarse, y viendo que no respondía echó a correr como un loco.


La publicación de “El indulto” le comportó a su autora acusaciones de cuestionar asuntos como el derecho al indulto o el trato legal hacia la mujer ante una separación matrimonial. Aparecen en el relato algunas referencias históricas a la España de la Restauración y referencias a las injustas leyes ante una separación matrimonial de la época, que obligaba a la mujer a permanecer fiel al marido y a mantenerlo en caso de necesidad:


¡La ley, en vez de protegerla, obligaba a la hija de la víctima a vivir bajo el mismo techo, maritalmente, con el asesino!


La fecha de publicación de “El indulto”, 1883, nos lleva a pensar que la autora aplica las teorías naturalistas. Así se refleja en algunas descripciones cargadas de sordidez; por ejemplo, la del crimen de la madre de Antonia, la primera víctima, con  detalles explícitos, y en la descripción del ambiente en el lavadero de Marineda, o en los vaivenes emocionales por los que pasa la protagonista. 

En relación con la figura masculina que ejerce la violencia, es la figura del marido, y la violencia es ejercida en el ámbito doméstico y en el social. Se trata de un territorio que el abusador controla. El tipo de violencia de género representada es violencia física y psicológica. Aparece un tipo especial de violencia psicológica, que es aquella no ejecutada pero sí percibida por la víctima sin que el agresor llegue a cumplir su amenaza. . Pero, además, el marco es el patriarcado y la violencia social o institucional que otorga la impunidad a los agresores ante la ley.


Las estrategias de supervivencia de Antonia son, por un lado, ampararse en el niño, la sumisión total y absoluta y la paralización física producida por el terror, lo que la lleva a morir de miedo.

Por último, cabe señalar una nota positiva en la representación de la mujer maltratada: encontramos un signo de esperanza reflejado en la solidaridad que encuentra siempre Antonia entre las vecinas, que le ofrecen ayuda para alimentar al niño, pero también protección y la determinación de pedir al mismísimo rey una rectificación. Sin duda, se trata de una relación que en la actualidad calificamos con el término “sororidad”: 


Y como no le permitía el estado de su bolsillo pagar ama, las mujeres del barrio que tenían niños de pecho dieron de mamar por turno a la criatura. (...) Se armó una especie de motín. Había mujeres determinadas a hacer, decían ellas, una exposición al mismísimo rey, pidiendo contraindulto. Y, por tumo, dormían en casa de la asistenta, para que la pobre mujer pudiese consultar el sueño.


El relato propone una indagación sobre el miedo y aborda el horror y la violencia ejercida sobre la mujer en el ámbito doméstico, familiar y social. Representa el maltrato dentro y fuera del matrimonio, el miedo ante el abuso de poder, un miedo en progresión ascendente que llega a paralizar a la víctima.

Todos los elementos se han organizado estructuralmente para dar mayor fuerza al desenlace. La autora gallega incorpora a la trama las consecuencias de la miserable condición de la mujer decimonónica, sin derecho a la educación y subordinada a la figura masculina y también a la maternidad.

Se narra una selección de los momentos cruciales hasta el desenlace. Este modo de gestión de la información es propio del género del cuento, sujeto a la brevedad y, por lo tanto, a la condensación. La última elipsis se da en la noche final, cuando Antonia se ve obligada por el terror a dormir con el agresor en el mismo lecho donde este mató a su suegra:


Mas ya Antonia, con la docilidad fatalista de la esclava, empezaba a desnudarse. Sus dedos apresurados rompían las cintas, arrancaban violentamente los corchetes, desgarraban las enaguas. En un rincón del cuarto se oían los ahogados sollozos del niño…

 

 


 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Los niños tontos (2). Sobre los cuentos

"En memoria de Paulina". Un cuento de Bioy Casares

Mi hermana Elba y los altillos de Brumal. De los límites difusos

SOLENOIDE, la novela traslúcida

Los niños tontos (1). Sobre el libro.