Escribir una novela es construir un mundo



"Escribir una novela es construir un mundo"
Martín Caparrós, autor de La Historia
Anagrama, 2017



Reflexión sobre la construcción de una obra total, sobre la ambición de escribir una novela-mundo, a partir de la obra del autor La Historia, publicada en 1999, con más de 1000 páginas que funcionan como la novela total. El objetivo es la discusión sobre los mecanismos y herramientas del proceso de creación literaria. Martín Caparrós abre la charla afirmando que La historia es un disparate que le llevó diez años escribirla.
"Cuando se publicó La historia yo ya había publicado ocho o diez libros. Pero fue con esa novela con la que terminé de encontrar el ¿estilo? que todavía, de algún modo, me persigue. Aún sigo creyendo que es mi mejor libro, el que más respeto, el que más me importa haber escrito. Y que también, probablemente, sea el que más me hizo disfrutar: después de todo, uno no inventa un mundo todos los días, ¿no? "
El autor confiesa que a pesar de todo, no ha sido una obra leída. Siempre que puede repite que nadie ha leído su obra más importante. Y como justificación alude a la pereza de las 1000 páginas y sus extensas notas al pie, que , en algunos casos son novelas autónomas o una obra de teatro al estilo del siglo de Oro completa. 
   La historia es el relato de la civilización prehispánica de la Ciudad y las Tierras, que prosperó supuestamente en los valles Calchaquíes, en el noroeste de Argentina. El narrador, Óscar, asiste a la muerte de su padre y va a heredar la potestad de decidir qué forma del tiempo regirá en su reinado. Muchas culturas tuvieron otras formas de medir el tiempo en la Antigüedad, ya sea la lineal y sucesiva, como lo es la nuestra; o una forma cíclica, circular, con el eje del eterno retorno (de los días, las estaciones, las estrellas,...)
 El relato central de La Historia ha tenido que atravesar varias capas de traducción y de erudición. El lector asiste al proceso histórico que marcó a la civilización de la Ciudad y las Tierras, la conquista del más allá, de la vida larga, que solo poseían los Padres, y que tras una revuelta, pudo llegar a ser patrimonio de todo el pueblo. En las cuatro secciones de “notas”, muy extensas, la trama central se amplifica desmesuradamente con información erudita sobre tradiciones, jurisprudencia, sociología, tecnología, gastronomía, rituales, ciencia, literatura. Así, La Historia es un libro de libros para contar un mundo. 
“En una entrevista, Adolfo Bioy Casares me habló de un libro de Menéndez Pelayo cuyas notas eran novelas enteras -explica-y a partir de ahí creé esas notas que no son novelas pero sí fragmentos enteros de todo tipo, desde un manual de cómo morirse, poemas épicos, libros de viajes, canciones, relatos de guerra, refraneros, novelistas policiacos y recetas de cocina”
En el origen de todo está Borges, desde la idea general a las citaciones falsas. “En un encuentro me preguntaron: ¿cuál es el libro que habría querido leer? Y aunque al principio me pareció una pregunta extraña luego acabé pensando que sería precisamente este, el que acabé por escribir, la enciclopedia de Borges”, explica el escritor. 
   Se abre el turno de las intervenciones del público y es preguntado por el proceso creativo de la novela. Martín Caparrós nos habla de una fase extensa de documentación sobre todos los temas que, en un tiempo anterior a los ordenadores, guardaba en un archivo de carpetas amarillas: historia, tecnología, ciencia….Se trata entonces de leer, documentarse para entrar en el clima de lo que vamos a escribir. Pero señala que lo más importante es conseguir el TONO, la prosa. El libro está escrito en un español que no pertenece a nadie y es común a todo el mundo. Se confiesa un buen imitador de voces literarias. Y cuando la encontró, tuvo que reescribir todo lo que llevaba escrito. Importa la tensión del texto mismo, el ritmo...
   La charla deriva en una serie de reflexiones sobre la escritura, la literatura y el sentido de escribir algo como esta novela “desmesurada”. Caparrós nos deja unos cuantos titulares: “Escribir tiene sentido cuando con un pie se empuja algún límite; no hablo de romper los límites, pero sí de empujarlos. Hay que buscar formas de despilfarro, explorar caminos”.
La idea del lector es una máscara que uno le pone a sus propias incapacidades, a sus propios miedos. Hay que escribir contra uno mismo, pelearte contigo mismo y forzarlo hasta puertos que, a priori, pensabas que no ibas a llegar.”
   Aparece la alusión a la diferencia entre escribir ficción y no ficción.
“Lo que yo hago es escribir; cuando el referente es más real hablamos de periodismo y cuando lo es menos lo denominamos novela”. La no ficción, apunta, se puede solventar con trabajo fuera del escritorio. La ficción, en cambio, es puro trabajo, requiere concentración máxima en el escritorio del ordenador. 
   Y sobre el tema de la importancia de la estructura y la planificación, Martín Caparrós señala que, para él, sí importan mucho las estructuras de los libros, que se vayan entrelazando bien las tramas. Hay que tener muy presente la imbricación de las distintas partes de un texto. Recuerda un deslumbramiento cuando en su juventud leyó Conversaciones en la catedral, de Vargas Llosa, le impactó la estructura cruzada de tiempos que se intrincan.



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