De los amores contrariados II. Apuntes de lectura
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'El amor en los tiempos del cólera', ilustrada por Luisa Rivera./ WMagazín |
“Gabriel García Márquez era descifrador de sus realidades.”
Gustavo Tatis Guerra
El amor en los tiempos del cólera aborda una historia de amor
romántica, sí, pero se trata de la recreación de un género con intención
paródica, a partir de hipérboles o imágenes distorsionadas, aunque con algunos propios del Romanticismo. La parodia se pone de manifiesto con la
desautomatización de algunos tópicos de las novelas decimonónicas,
sentimentales o románticas, porque solo así nos puede resultar verosímil la
exploración de cualquiera de los tipos de amor.
La escena de la primera vez que
Florentino Ariza le entrega una carta a Fermina Daza es un ejemplo. Él debe
depositarla sobre un bastidor de bordado que ella sostiene, pero:
“Ella
vio el sobre azul temblando en una mano petrificada de terror, y levantó el
bastidor para que él pusiera la carta, pues no podía admitir que también a ella
se le notara el temblor de los dedos. Entonces ocurrió: un pájaro se sacudió
entre el follaje de los almendros, y su cagada cayó justo sobre el bordado.”
Con
este tipo de componentes paródicos de la novela, el logro es no caer en el
melodrama. La historia de los amores de Florentino Ariza y Fermina Daza es una
historia romántica pero, a diferencia de las novelas decimonónicas, esta va más
allá, con aspectos como el amor en la
vejez o el paso del tiempo y la huella que deja en los amantes. Se trata de
elementos que rompen con el canon de la novela sentimental.
“Entonces la miró, y la vio desnuda hasta la cintura, tal como la había imaginado. Tenía los hombros arrugados, los senos caídos y el costillar forrado de un pellejo pálido y frío como el de una rana.”
“Hablaron de ellos, de sus vidas distintas, de la casualidad inverosímil de estar desnudos en el camarote oscuro de un buque varado, cuando lo justo era pensar que ya no les quedaba tiempo sino para esperar a la muerte."
Pero hay algo más que resuena en
esta lectura. Son los ecos de otras lecturas, ¿acaso es la intertextualidad?
¿Un diálogo con los clásicos?
Además de la relación con el
Romanticismo, El amor en los tiempos del
cólera establece un diálogo con tópicos fundamentales de la literatura
clásica, como la fidelidad (fides),
el pacto de amor (foedus amoris) o el
tópico de la enfermedad del amor (aegritudo
amoris). Todos estos tópicos son subvertidos y recreados con intención
paródica; por ejemplo en el caso de la enfermedad de amor, ya parodiado por
Cervantes en el Quijote. Florentino
Ariza, como nuevo Calixto de La
Celestina, sufre unos síntomas (que se confunden con los síntomas del
cólera) ya desde el momento en que ve por primera vez a Fermina Daza:
“Perdió el habla y el apetito y se pasaba las noches en claro dando vueltas en la cama. Pero cuando empezó a esperar la respuesta a su primera carta, la ansiedad se le complicó con cagantinas y vómitos verdes, perdió el sentido de la orientación y sufría desmayos repentinos, y su madre se aterrorizaba porque su estado o se parecía a los desórdenes del amor sino a los estragos del cólera.”
De la metaliteratura
El personaje vive en un mundo
idealizado, forjado en las lecturas, con los códigos amorosos propios de la
literatura romántica, ya anacrónicos para la sociedad en la que vive pero que
asume como propios. Desde que su madre le enseñó a leer, “la lectura se le
convirtió en un vicio insaciable.” Florentino ha devorado lecturas, desde los
libros ilustrados de los autores nórdicos hasta
“todos los volúmenes de la
Biblioteca popular que Tránsito Ariza les compraba a los libreros de lance del
Portal de los Escribanos, y en los que había de todo, desde Homero hasta el
menos meritorio de los poetas locales.”
Del mismo modo que Alonso Quijano
enloquece con la lectura de las novelas de caballería, Florentino se comporta
como los personajes de los poemas y las novelas de amor que consume. Traslada
toda esa ficción a su propia realidad y el choque entre ambos mundos lo lleva a
actitudes o conductas hiperbólicas y esperpénticas, propias de personajes como
Frédéric Moreau de La educación
sentimental o el Werther de
Goethe.
“De
noche, cuando amarraban el buque y la mayoría de los pasajeros caminaban sin
consuelo por las cubiertas, él repasaba casi de memoria los folletines
ilustrados bajo la lámpara de carburo del comedor, que era la única encendida
hasta el amanecer, y los dramas tantas veces releídos recobraban su magia
original cuando él sustituía a los protagonistas imaginarios por conocidos
suyos de la vida real, y se reservaba para sí y para Fermina Daza los papeles
de amores imposibles.”
Este “descifrador de sus realidades” que fue García Márquez dejó algunas reflexiones sobre su célebre novela El amor en los tiempos del cólera, como estas:
“Todo
el concepto de amor de Florentino Ariza es idealizado en El amor en los tiempos del cólera. Tengo la impresión de que
Florentino tenía un concepto del amor totalmente ideal, que no corresponde a la
realidad. (…) Es un concepto literario tomado de los malos poetas. (...) y para
llegar a estos poetas, primero tienes que hacer un viaje a través de toda la
mala poesía de los más populares románticos, aquellos que Florentino leyó, como
Julio Flórez, los románticos españoles, entre otros.”
“Artes
visuales, la poetización del espacio y la escritura: una entrevista con Gabriel
García Márquez”. Universidad de Colorado, octubre de 1987.
“Ahora
estoy escribiendo una novela, probablemente la más difícil que he escrito. Muy
larga, muy complicada y llena de lugares comunes. Es prácticamente una
telenovela. Es no tenerle miedo al amor como es en la vida. Uno está
acostumbrado al amor como es en los libros, pero no como es en la vida: con
todo el sentimentalismo, con toda la cursilería, con todo el sufrimiento, con
todas las alegrías.”
“García Márquez: el gallo no es más que el gallo”.
Pluma, abril de 1985.
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