Flaubert en la literatura moderna

 

Flaubert, el gran maestro de la novela moderna. 29 de septiembre de 2021. 

Flaubert en la literatura moderna.

Andreu Jaume.



Buenas tardes, presentes y virtuales. Cada vez más presentes, por fortuna. 

Bienvenidos a este nuevo curso sobre G. Flaubert, de quien en diciembre se cumplirán 200 años de su nacimiento y esto es una buena excusa para volver a su obra. Ha sido un autor fundamental en la configuración de la novela moderna. Su obra es contundente y excitante. Pero hablar de Flaubert hoy en día no es lo mismo que hace 20 años. Entonces Harold Bloom había publicado El canon occidental pero el discurso crítico se acabó imponiendo y autores antes incontestados, ahora están algo esquinados desde el punto de vista ideológico y político moderno. Ahora la voz de Flaubert vuelve a ser tan incómoda como lo fue en su época. Fue un autor que no aceptaba las normas de un nuevo sistema de valores y estuvo siempre enfrentado a su tiempo. Hoy en día es un autor que incomoda. Vertió opiniones muy contundentes en sus cartas sobre todo, que en la actualidad suenan como una bomba. Uno ha de esforzarse en explicar de dónde surgió Flaubert y por qué opinó lo que opinó sobre la democracia. ¿De dónde viene su indignación?

Ha llegado a las librerías ‘El hilo del collar: Correspondencia’ (Alianza Editorial), una antología epistolar de Gustave Flaubert que recoge las cartas del archivo del novelista y con ellas, lo esencial de su pensamiento. Escribió a personajes como Louise Colet, George Sand o Leroyer de Chantepie. Se muestra en sus comentarios como un misógino, machista. Nunca se casó pero tenía una legión de amistades a las que profesó un verdadero amor y afinidad espiritual. Con algunas de ellas se trata únicamente de amistad epistolar. Entre 1847 y 1856 mantuvo una relación inestable pero apasionada con la poetisa Louise Colet, aunque su gran amor fue Elisa Schlésinger, quien le inspiró el personaje de Marie Arnoux de La educación sentimental y que nunca llegó a ser su amante.

Flaubert empezó a escribir muy pronto y aun muy joven se atreve a cuestionar los beneficios del progreso y el talante de la moral burguesa del siglo XIX. En 1844, tras abandonar sus estudios de Derecho, sufrió sus primeras crisis epilépticas y entabló amistad con el barón Maxime Du Camp. Juntos realizan un ‘Grand Tour’ que incluye, entre otros parajes, el Nilo, el Cairo, Tierra Santa, Constantinopla, la Grecia clásica o Italia. 

En París es testigo de la Revolución de 1848, con la que siempre fue crítico. Ya se había instaurado entonces una burguesía mercantil, dueña de la llamada “opinión pública” y de muy dudoso gusto y se convierte en censor de lo políticamente correcto. Flaubert se instala en la repugnancia hacia el mundo moderno al que opone la pureza y el poder del Arte, convertido en religión. Es el primer gran artista de la novela, un género que ya ha adquirido prestigio.

En 1851 empieza a escribir Madame Bovary:

 «Entreveo ahora dificultades de estilo que me espantan. No es asunto baladí el ser sencillo».

Cinco años después, la publicará por entregas en ‘La Revue de Paris’, cabecera literaria en la que Maxime Du Camp invita a escribir a autores como Balzac, Baudelaire, y Nerval.

En 1858 Flaubert realiza una visita a Cartago a fin de documentarse para su próxima novela, Salambó, que no terminó hasta 1862, a pesar de su trabajo ininterrumpido, y se convirtió en éxito de ventas y en una moda. Entre 1864 y 1869 escribe La educación sentimental. Y en 1874, La tentación de San Antonio.

Sus años finales son bastantes tristes. Se hundió con la muerte de su amiga George Sand y el final está marcado por las ausencias de sus amigos: 

Tengo la sensación de que el mundo está deshabitado”.

¿Por qué Gustave Flaubert es considerado el padre de la novela moderna? Aquí podemos pensar en algunos signos: 

La búsqueda de la palabra precisa es un síntoma de la pasión por el estilo. Hasta Flaubert, la novela era un género considerado burdo. Dominaba la poesía, con su tiranía de la métrica. La prosa francesa se había desarrollado por sus grandes memorialistas. Él se rebela contra la novela popular y la corriente novelística de los románticos. Ambos géneros, por ejemplo, intoxican a Enma Bovary, por la fantasía. Así, la corrupción moral del personaje le llega por la aberración de sus lecturas.

Flaubert también abomina del periodismo (no como Baudelaire) y se concentra en el ESTILO, “una manera absoluta de ver las cosas”. “La novela todavía espera a su Homero”, aún tenía que configurarse como Arte. Flaubert se postula como el orfebre del estilo.

“Concibo un estilo rítmico y preciso como el lenguaje de las ciencias.”

No se consideró nunca un escritor realista o naturalista y fue un defensor absoluto del poder de la imaginación. Fue un gran admirador de Homero, Shakespeare y de Cervantes.

El mal que aqueja al mundo es, según Flaubert, una especie de “estupidez”, cuyo origen está en el afán por querer concluir y resolver. En esto la ciencia tiene mucho que ver. El artista solo puede crear una representación y no debe nunca cerrar, concluir. Flaubert propugna una épica de la imaginación. 

Los discípulos de Flaubert en la Literatura moderna han sido Henry James, Joyce o Nabokov. 

En una cita de 1853 de una carta a Loise Colet, resume en una imagen toda su filosofía:

“Me hablas de los murciélagos de Egipto, que a través de sus alas grises dejan ver el azul del cielo. Hagamos entonces como hacía yo, a través de los horrores de la existencia contemplemos siempre el gran azul de la Poesía, que está por encima y permanece en su sitio mientras todo cambia y todo pasa. "



Bibliografía recomendada sobre Gustave Flaubert:

En castellano: 

La señora Bovary, Madrid, Alba, 2012 

Salambó, Madrid, Cátedra, 2017 

La educación sentimental, Madrid, Alba, 2018 

Tres cuentos, Madrid, Alianza, 2021 

Bouvard y Pécuchet, Barcelona, Penguin Clásicos, 2015 

El hilo del collar: correspondencia, Madrid, Alianza, 2021 


En català: 

Madame Bovary, Barcelona, Columna, 1992 

Salambó, Barcelona, Proa, 1995 

L’educació sentimental, Barcelona, Destino, 2010 

Tres contes, Barcelona, labutxaca, 2008 

Bouvard i Pécuchet, Barcelona, Proa, 1990



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