"La obra maestra desconocida", de Honoré de Balzac
Novela y Arte, 9 de marzo de 2021.
La obra de arte desconocida, de Honoré de Balzac
Jordi Ibáñez
En el programa de este curso se apunta que nos adentramos
en la representación del arte en la ficción, desde los grandes novelistas del
siglo XIX, como Zola, Balzac o Henry James, hasta el reflejo de las vanguardias
en la novela del siglo XX, en autores como Kazuo Ishiguro o Iris Murdoch e
incluso la ficción escrita por artistas de nuestro tiempo, que es el caso de
Verónica Gerber. Andreu Jaume, director de curso, nos invita a ver cómo los
novelistas han reflejado el “problema” del arte en sus novelas. Luego, presenta
al ponente de hoy:
Jordi
Ibáñez, Doctor en Filología
Germánica por la Universidad de Barcelona y profesor de Estética y Teoría de
las Artes en el Departamento de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra.
La
primera versión de La obra de arte
desconocida, de Honoré de Balzac, es de 1931 y apareció en la revista L´Artiste subtitulada como “cuento
fantástico”. En 1835, revisada, la historia aparece convertida en cuento
filosófico y pasa a formar parte de La
Comedia humana. Se trata de una novela histórica ambientada en la Francia
del siglo XVII que plantea el problema del arte moderno; esto es, la necesidad
de que el arte interprete y exprese la realidad en lugar de ser una mera copia.
Hablamos de la emancipación del signo en relación a su capacidad
representativa.
La novela
de Balzac produjo un gran impacto en los artistas del siglo XX. Picasso se
representó en el protagonista, Cézanne confesó ser él el propio Frenhofer. Es
el mito fundacional del artista moderno, cuyo destino es superar sus propios
límites. El complejo del viejo pintor que accede a mostrar su obra
maestra, consiste en situarse al límite de lo que es absoluto y que después no
es nada.
El
argumento de La obra maestra desconocida es
conocido: En 1612, recién llegado a París, el
joven Poussin pasea sin atreverse a entrar a la casa de su maestro,
Porbus. Ve que un anciano se enfila por la escalera y ambos empiezan a hablar
de un cuadro que allí está expuesto, donde aparece la figura de María Egipciana
navegando a Jerusalén, una santa del siglo IV que sigue a los peregrinos. Fue
una asceta que se retiró al desierto tras una vida de prostitución. El joven
Poussin logra que su maestro Porbus le presente al viejo pintor Frenhofer. Este
es el único personaje no histórico que aparece. Hablan sobre el debate entre
dibujo o color, la indecisión entre dos sistemas. El anciano ilustra con sus
comentarios al joven. Les habla de una obra maestra que tiene en su estudio y
que no ha visto nadie y que se trata de una mujer que no existe pero que él
está enamorado de la mujer que aparece en el lienzo que ha pintado. Porbus y el
joven Poussin desean por encima de todo contemplar esa obra maestra. Y la
obsesión del joven hace que le proponga una transacción: le cede a su amante,
Gillette, para que pose para él como modelo, y a cambio les permita ver la
obra.
Finalmente, Frenhofer accede a mostrarles su obra en la
que lleva años trabajando. Lo que ven es un amasijo de líneas extrañas:
“No veo más que colores amontonados confusamente y encerrados en una multitud de líneas extrañas que forman un muro de pintura.”
Entre esas líneas, al acercarse un poco más, vieron que
sobresalía la forma de un pie descalzo.
Frenhofer
muere trágicamente después de quemar todos sus lienzos.
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