"La Obra", de Émile Zola
Novela y Arte, 16 de marzo de 2021.
La obra, de Émile Zola.
Ignacio Echevarría.
Andreu Jaume: Amigas y amigos, bienvenidos a esta segunda sesión del curso sobre el tratamiento del arte en la novela. Jordi Ibáñez nos habló de la emancipación de los signos, y de cómo Balzac se adelantó a las vanguardias. Hoy Ignacio Echevarría nos hablará sobre la relación entre Zola y Cézanne.
Hace ya bastantes años, en 2006,
cuando Andreu Jaume me pidió que pensara un título para la colección de Grandes
Clásicos Mondadori le propuse sin dudar La
obra, 1886, de Émile Zola, en la que el novelista traza el retrato de un
artista malogrado inspirándose en Cézanne. En el prólogo, me interesé por la
ruptura de aquella amistad (que luego resultó no ser cierta) porque abría un
montón de cuestiones atrayentes: la distinta trayectoria de dos talentos que se
desarrollaron al unísono, la pérdida de los ideales de juventud, las asimetrías
del éxito y el fracaso, la figura del marchante de arte en el trasfondo de la
agitada vida artística parisina entre 1863 y 1876, como la “revolución” de los
impresionistas y la aparición del “público” y el “mercado” en el mundo del
arte.
Y es que en Francia hay tradición de escritores relacionados íntimamente con el arte de su tiempo y que incluso ejercen como críticos de arte, a través de la institución de los salones. La pintura llama la atención como tema literario. El propio Zola se dio a conocer, antes que como novelista, como crítico de arte. Fue amigo muy cercano de Manet y de Cézanne. Hoy en día Zola es un escritor que ha caído en una especie de purgatorio, asociado a un naturalismo y realismo ya algo anticuado. olvidado. En cambio, es un gran novelista y esta es una novela espléndida, muy importante como documento histórico de la emergencia del movimiento impresionista.
La novela plantea tres temas de fondo apasionantes:
Uno es la
responsabilidad que un artista adquiere con su propio talento, el modo de
administrarlo. El segundo tema de fondo es la esterilidad a la que aboca el
genio y el tercero es la dramática disyuntiva que se establece entre el arte y
la vida.
El argumento es la historia de la amistad entre un
escritor y un pintor cuyos destinos se van separando. El artista es genial,
pero se mete cada vez en proyectos descabellados que le llevan a la locura. La
lectura que se hizo de la novela es que quien está escribiendo la novela es un
triunfador (Zola) y el artista fracasado es Cézanne. Esta es una lectura
equivocada y contaminada por la tesis de que Zola no comprendió el desarrollo
artístico del pintor.
La novela
cuenta la emergencia del impresionismo, del concepto de público y una reflexión
sobre el genio (tema de fondo de esta novela). Zola dibuja el nacimiento del
arte a través de dos fechas: 1863 (primer Salón de los Rechazados) y 1876
(primera exposición de los impresionistas). En Francia, el mundo del arte
estaba dominado por la Academia, su jurado decidía quién podía exponer sus
obras en la gran Exposición. Pero a medida que van surgiendo las nuevas
tendencias, la Academia va rechazando las novedades. Napoleón III toma medidas
y dedica una zona del Salón para exponer a los artistas “rechazados”. Al
principio, el público acude para reírse de estos artistas, pero pronto este
público superó en número al del Salón clásico. Ahí se halla el germen del
nacimiento del concepto de público, cuando la Academia ve socavada su autoridad
y esta queda en manos del público.
Esto es
lo que cuenta La obra, cobran carta
de naturaleza conceptos como el público, el juicio crítico y el poder de los
marchantes de arte. Estos son los que asumen el papel educador del público, y
se ponen del lado de las vanguardias. Zola retrata la emergencia de estas
figuras, y lo hace discrepando de lo que está ocurriendo. Entiende que la
revolución impresionista no la hacen los artistas sino los críticos y los
marchantes. Zola reprocha a los artistas la falta de ambición y el facilismo.
Reacciona contra el concepto romántico del genio.
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