El arte en la narrativa de Henry James

 

Novela y Arte, 23 de marzo de 2021.

El arte en la narrativa de Henry James.

Andreu Jaume.



Buenas tardes.

Hoy Andreu Jaume nos trae el ejemplo de Henry James, autor prolijo, de una riqueza particularmente intensa en el tema de la aparición del arte moderno en la narrativa del siglo XIX y en la recreación de todo el debate crítico y teórico que se produjo en torno al arte y que generará las vanguardias.

Henry James es un autor extraordinario, riquísimo, con una obra muy compleja. Fue un excelente crítico literario pero también un crítico de arte que mantuvo relación personal de amistad con varios artistas de su época. En sus novelas habla de arte de manera incitante, juega en sus obras literarias un papel protagonista esencial y desafiante, sobre todo al final de su obra madura, en el tránsito entre los siglos XIX y XX. Hablaremos de dos ejemplos de la relación del autor con el arte en un cuento: “Lo real”, de 1891 y en una novela, Las alas de la paloma, de 1902.

El arte atraviesa toda la obra de Henry James, las artes visuales conforman uno de los elementos esenciales de su forma de narrar. Sus personajes son a menudo pintores o escultores, o son gentes rodeadas de obras de arte y que tienen revelaciones sobre obras de arte. Es el gran cronista del deslumbramiento de los tesoros de Europa para la sociedad americana. La crítica de arte se estaba emancipando de la écfrasis, proceso según el cual una obra literaria da cuenta, refleja o describe una obra de arte. En El arte de la ficción, Henry James relaciona el arte o la tarea del pintor con la del novelista. La imaginación de James es de naturaleza plástica, pero su ojo es un órgano que piensa. Ambos se enfrentan al problema de la representación.

El cuento “The Real Thing”, traducido por “Lo real”, se publicó en 1891 y plantea la cuestión fundamental de la relación entre el arte y la vida. James quería dar una lección social, pero para nosotros, sus lectores, es una lección más honda. El cuento es un relato tramposamente sencillo, con una primera lectura incluso cómica.


“Los dos personajes centrales, míster y mistress Monarch, acuciados por graves problemas económicos, se ven obligados a posar como modelos para ganar algún dinero; ofrecen sus servicios a un artista que pretende pintar personajes característicos de la alta sociedad para ilustrar una novela célebre. Pero la patética pareja no llega a constituir un modelo estéticamente sugestivo aunque son “auténticos” o más bien por serlo. Les falta plasticidad”[1]


El pintor tiene en su casa dos empleados, con los que decide probar suerte y se da cuenta de que funcionan mejor, le sirven mejor para introducirse en los personajes que quería representar. Se produce la ruptura de la mímesis que llevará a la detonación de las vanguardias. Los Monarch remiten a algo conocido, a un paratexto, a un signo fijado por la tradición y el tiempo. Más tarde se resignan.

        Las alas de la paloma (1902). Es una de sus últimas novelas, cuando James se está emancipando de los modelos precedentes, historicistas, que quieren reflejar la historia, la política, al modo de Balzac o Flaubert. Se trata de una de las mejores novelas en cuanto al nivel de profundidad y de recreación de la conciencia de los personajes. La mirada de James es inquietante, llevó a cabo algo que estaba entre dos mundos, en tránsito hacia la gran novela del siglo XX. Es un ejemplo que no es del todo vanguardista ni es del todo clásico. Muchos escritores lo nombran como un precedente fundamental, sobre la indagación de la conciencia de los personajes, ya emancipada de las servidumbres de la representación historicista.

    Comentamos solamente una escena del principio de Las alas de la paloma, una escena magistral porque Milly, una joven norteamericana y millonaria, que se sospecha que está enferma de muerte. Milly, en esta escena, se enfrenta a un cuadro del Bronzino, parece ser el Retrato de Lucrezia Panciatichi. Se le saltan las lágrimas de emoción y  admira la belleza de la dama, pero se da cuenta, al mismo tiempo, de que no tiene nada que ver con ella.


“El rostro de una joven dibujada de manera espléndida hasta el último detalle de las manos  y vestida de forma no menos espléndida: un rostro de tez casi lívida, pero hermoso en su tristeza, y coronado por una mata de pelo recogido que, antes de que el tiempo lo desvaneciera, debió de tener un aire de familia con el suyo, La dama en cuestión, con sus rasgos marcados al estilo de Miguel Ángel, sus ojos de otro tiempo, sus labios carnosos, su cuello largo, las joyas renombradas y los brocados rojizos y descoloridos era un importante personaje, aunque sin rastro de alegría. Y estaba muerta, muerta, muerta. Milly la saludó con unas palabras que no tenían nada que ver con ella:

-Nunca estaré mejor."

 

El contraste reproduce la tensión, la manifestación de la subjetividad. Henry James, maestro del escrúpulo y del matiz.

Muchísimas gracias.



[1] Henry James. La madona del futuro y otros relatos sobre artistas. Edición de Juan Antonio Molina Foix. Cátedra Letras universales. 2021




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