"Sueño de fiebre", un cuento de Ray Bradbury.





«He leído muchísima poesía a lo largo de mi vida y, como es metafórica, simbólica y sensorial, me ha servido de gran ayuda en mi trabajo».
R.B.




Ray Bradbury (1920-2012) comenzó su carrera literaria con la escritura de cuentos que vendía a algunas revistas para su publicación. Sus relatos producen desasosiego en el lector, una incomodidad relacionada con ciertas sensaciones indefinidas.
A partir de escenas o situaciones más o menos cotidianas y plenamente reconocibles, avanza por una transición suave y entonces la realidad da un vuelco y adquiere tintes de misterio y fantasía. Además, Bradbury defiende el poder evocador y sugerente de las palabras y de las imágenes. Así, colores, sonidos, formas y texturas, hasta los olores se disponen de manera que logran crear una atmósfera de inquietud y desconcierto. El tono lírico y cierta dosis de melancolía son también dos rasgos característicos de su estilo literario.
“Sueño de fiebre” (Fever dream) es un relato corto escrito por Ray Bradbury en 1948 para Weird Tales: Short Stories. Fever Dream by Ray Bradbury. Weird Tales, September 1948, pp. 23-26. Más tarde, apareció en la antología de relatos, Remedio para melancólicos (1959).

El cuento narra la transformación de un muchacho de trece años, Charles, quien tras días de estar enfermo, se percata de cómo va perdiendo el control de su cuerpo. El médico de la familia lo atribuye a un sueño producido por la fiebre y a la imaginación. Le da unas pastillas para tranquilizarlo pero el cuerpo de Charles sigue cambiando, como si cobrara vida propia. Charles piensa que tal vez los microbios se reproducen en su cuerpo adueñándose de él, pero el doctor piensa que eso era imposible. Al día siguiente el doctor regresa a la casa del chico y desde lejos lo ve, totalmente recuperado, de pie junto a la ventana, como si fuera un chico sano. Charles abraza y besa con mucha fuerza a sus padres, luego se acerca a la jaula del canario y lo acaricia solo una vez, mientras espera los resultados.
La causa real de la transformación percibida por el protagonista continúa siendo un misterio, y, además, Charles ya no parece Charles. El narrador en tercera persona ya ha dejado de nombrarlo por su nombre y se refiere a él como “el chico”. Se ha instalado otra persona en el cuerpo de Charles, alguien que ni siquiera conoce su propio nombre:
-¿Cómo me llamó usted?
-¿Qué dices? preguntó el doctor, perplejo, Charles, no te he llamado de ningún otro modo. El chico se encogió de hombros.

Como en los buenos relatos, “Sueño de fiebre” nos pone en contacto con una historia de doble fondo. El mundo adulto (doctor y padres) no toman en serio a Charles, a pesar de que le brindan todo su cariño; y además, el médico de familia parece burlarse.
“-¿Cómo estás? preguntó el doctor sonriendo. Ya lo sé, no me lo digas: «El resfrío está bien, doctor, pero yo me siento horriblemente.» ¡Ja, ja! El médico se rió de su propia broma, tantas veces repetida. Para Charles, allí, acostado, esa bufonada terrible y vieja era ya, casi, una realidad. La broma se le deslizó en la mente. La mente se apartó sintiendo un terror pálido. El doctor no entendía cuán crueles eran esas bromas.”

Una de las interpretaciones literales del cuento explica que el cuerpo de Charles ha sido invadido por un ser maligno que puede causar la muerte o infectar a otros seres con solo rozarlos. Así, las hormigas caen fulminadas y el canario, una vez “acariciado” dentro de su jaula…. También es posible que todo sea producto de la imaginación del chico o se deba al estado febril y la imaginación adolescente. Otra interpretación posible nos lleva a pensar que Charles padece el síndrome de la mano ajena o anárquica, trastorno neurológico poco frecuente, caracterizado por movimientos fuera de control e involuntarios del miembro afectado. Sin embargo, tras la recuperación aparente del chico, aparecen ciertas “situaciones” que nos dan la clave de las verdaderas intenciones del muchacho y nos lleva a pensar en la primera de las interpretaciones.
Algunos rasgos de estilo:
Destacan las impresiones sensoriales ya desde el inicio del relato. En el primer párrafo aparecen los olores, los sabores, los ruidos, la textura y la luz que siente Charles. Se trata de un párrafo de situación, una descripción de la casa familiar, donde ya se nombran elementos importantes como la cama, los padres o el canario.
“Lo habían puesto entre sábanas tersas, limpias, recién lavadas. Sobre la mesa, bajo la luz rosada del velador, había siempre un vaso de jugo de naranja, espeso y fresco. Bastaba que Charles llamase para que papá y mamá asomaran en seguida las cabezas y vieran cuán enfermo estaba. La acústica del cuarto era buena; se oían las gárgaras de la garganta enlozada, en el cuarto de baño, a la mañana; la lluvia que repiqueteaba en el techo, los ratones sigilosos que se escurrían entre paredes secretas, o el canario que cantaba en la planta baja. Si uno prestaba atención, no era tan malo estar enfermo.”

Frases cortas, estilo nominal, breves pinceladas que nos ponen en situación y también alerta, a partir de una situación cotidiana como es la sensación de estar postrado en la cama, con febrícula: 
“Llevaba tres días en cama cuando sintió por primera vez aquel terror. La mano le empezó a cambiar. La mano derecha. Charles la miraba y la mano estaba caliente y sudorosa, allí, sola, sobre el cubrecama. Tembló de pronto, sacudiéndose levemente. Luego se quedó quieta y cambió de color. "
El narrador, en tercera persona, interviene en los diálogos con detalles de verosimilitud y también de intriga:
“-¿Qué haces levantado? le preguntó al niño. Le auscultó el pecho delgado, le tomó el pulso la temperatura. ¡Increíble! ¡Absolutamente increíble! Sano. Sano. ¡Dios!
-Nunca más me enfermaré -declaró el niño firmemente, siempre de pie, mirando hacia afuera por la ventana abierta.- Nunca. “ 
Uso de recursos expresivos que potencian el significado como las metáforas de situación, comparaciones, personificaciones, paralelismos:
"El calor le invadía el cuello, las mejillas, como un vino caliente. Sentía los labios, los párpados como hojas en llamas. Las ventanas de la nariz espiraban débiles fuegos azules."
Final abierto pero demoledor. Es una acción del personaje la que cierra el relato, una caricia. Ya solo queda esperar el triste final del canario. 










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