"El americano impasible", de Graham Greene




Novela y guerra. 14 de mayo 2020.

El americano impasible, de Graham Greene.
Andreu Jaume.



Buenos días, amigas y amigos. 

Hoy hablaremos de El americano impasible, de Graham Greene (1904-1991). Escritor muy popular, aunque poco a poco ha ido desapareciendo, y ya casi no se lee. 

   Había sido muy leído, sus novelas se adaptaron al cine, fue uno de esos autores que definían el gusto de la clase media de una época y que nos sirve para constatar lo que ha sido el deterioro del best seller en las últimas décadas. 

   Son novelas que combinan ambición y entretenimiento. Greene dividió su obra en dos grandes bloques: uno de vocación comercial, con obras de estilo eficaz y personajes bien creados y luego, el bloque de novelas más serias y más ambiciosas, como El poder y la gloria o El americano impasible. 

   Graham Greene era católico practicante y de izquierdas, vivió un catolicismo un tanto agónico, unamuniano (era buen lector de literatura española.) Esto hace que siempre aparezcan problemas morales en sus novelas, cuyas tramas, recreadas en lugares remotos, adquieren una complejidad inesperada. Mantuvo hasta el final su triple condición de escritor, periodista y espía. Fue miembro de los servicios secretos británicos.
 
    El americano impasible fue publicada en 1955 y está ambientada en Saigón (Vietnam del sur) entre los años 1952 y 1955, cuando la Indochina francesa luchaba por liberarse de la dominación francesa. La guerra de Indochina fue el precedente de la Guerra de Vietnam. 

   La novela gira en torno a tres personajes: Thomas Fowler es el narrador, un corresponsal de guerra británico, alter ego del propio Greene. descreído y cínico. Está separado de su mujer, Helen, pero no se divorcia y convive desde hace dos años con Phuong, una joven vietnamita, incapaz de mostrar sus emociones, bailarina. La hermana mayor de la joven no puede ver a Fowler porque este no puede dar a su hermana una seguridad. Le parece un tipo inestable, un hombre casado, (separado pero no divorciado). Hay rasgos autobiográficos del propio Greene.

   Thomas Fowler conoce a Alden Pyle, un agente de la CIA que se rige, en sus ideas políticas, por el escritor York Harding, partidario de una tercera vía para el conflicto, lejos del comunismo y del colonialismo. Pyle tiene fe ciega en el poder americano y está convencido de la democracia. Él es el “americano impasible”, el hombre tranquilo que pasea por el mundo armado de poder de destrucción, pero sin mala intención. Llega de Boston a Saigón en plena guerra colonial de Indochina, con la convicción de que la solución se halla en los valores democráticos de su país.

La voz del narrador, Fowler, sobre Pyle: 

“Pyle se tomaba las cosas muy en serio, y hasta yo había tenido que soportar sus conferencias sobre el Lejano Oriente, a pesar de haber pasado él tantos meses como yo años en esas tierras. La democracia era otro de sus temas, y tenía ideas netas e intolerables sobre la obra de los Estados Unidos en pro del mundo."

La novela está muy bien construida y Greene maneja a la perfección los saltos en el tiempo, las prolepsis y las analepsis. Es de lectura muy fácil pero con un trabajo formal de construcción temporal muy bien armado y muy complejo. Green es dueño de un estilo frío y conciso, de gran plasticidad y eficacia. Sabe mantener su estilo pero con la densidad moral que le confería su propia fe. Al principio, el narrador se entera de que Pyle ha sido asesinado, representa la mentalidad imperialista de los americanos. Muchos consideraron la novela de antiamericana, con cierto enfrentamiento entre la vieja Europa, cansada, y la joven América
   Sabemos que Pyle ha terminado quedándose con la joven, pero no sabemos cómo ha muerto ni por qué. Ella decide quedarse con él. En las motivaciones que mueven a la acción a Fowler, también están los celos que han ido creciendo a lo largo de la novela desde el momento en que Phuong decide quedarse con Pyle, quien le ofrece un amor paternal y la estabilidad que la joven buscaba. Desea protegerla.
   La novela empieza a hacer saltos en el tiempo para saber qué ha pasado. Pyle cree en su misión y no duda en ponerla en práctica. El narrador, más descreído y cínico, se mantiene a distancia irónica, sin tomar partido. La trama política se va complicando. La intriga sobre la muerte de Pyle y el triángulo amoroso queda suspendido para adentrarnos, de pronto, en el estallido de la guerra, con todo su horror, y la novela se centra en la crónica del desastre.

Al final, para redondear el relato, en el último párrafo, el narrador recuerda que quisiera decirle a alguien que desde la muerte de Pyle, todo le había salido bien.

"Recordé el primer día, recordé a Pyle sentado a mi lado en el Continental contemplando el bar lácteo de enfrente. Desde su muerte todo me ha salido bien pero cómo deseaba que existiera alguien a quien poder decirle “Lo siento.”

Pero con ese “alguien a quien poder decirle “Lo siento”, pedir perdón, se está refiriendo a Dios, con lo cual remite toda la problemática de la novela más allá de la política, la guerra y el amor, al misterio último de la existencia humana. 

Muchas gracias.



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