Esta bruma insensata. Enrique Vila-Matas


VIVIR

LITERA (L) (RIA) MENTE



Enrique Vila-Matas lo ha vuelto a hacer. En Esta bruma insensata (Seix Barral, 2019) vuelve a tensar las redes que envuelven y enredan la vida con la literatura (o era al revés). Más allá de la constante convivencia con la figura del doble, presenta dos formas de entender la creación literaria: “la que desea tener fe en la escritura y la que preferiría inclinarse por el desprecio y la radical renuncia.”, representadas por los hermanos Simon Schneider y Rainer Bros.
Simon es el narrador, vive en una casa en ruinas de las afueras de Cadaqués. Se autocalifica como “artista citador”, alguien seducido por el poder atrayente de las citas y la recreación literaria. Trabaja desde hace veinte años para Rainer Bros, su hermano. Y Rainer es el autor distante. Se hace llamar Gran Bros y vive clandestinamente en Nueva York desde hace años, donde ha escrito ya cinco novelas, a cuyo éxito ha contribuido, sin duda, Simon.
Ambos encarnan los rasgos que configuran el perfil trágico de los personajes vilamatianos: el desdoblamiento, la soledad, la melancolía y una enorme capacidad imaginativa. Mientras Rainer muestra indiferencia ante la muerte del padre, Simon se siente heredero de un cierto sentido trágico de la existencia y no consigue apenas abstraerse de la realidad. 
Simon parece plenamente consciente de su condición de personaje. Y todo lo que construye, como narrador, es susceptible de ser ficción o realidad. Así, hace abundantes alusiones a las coordenadas espacio / tiempo que contribuyen a la narratividad: “aquella tarde de octubre de hace unos años…: cierto desconcierto y cierta melancolía,... Y lo hace con expresiones como: 

“Esa tarde de octubre de hace unos años..”, “Aquella noche de octubre de hace unos años .” “ Esa noche de octubre de hace unos años, el ruido obsesivo de los helicópteros, como en un mal sueño, dificultaba la conversación entre tía Victoria y yo, al tiempo que le daba un monumental y memorable aire apocalíptico a todo.”

   Desde el momento en que Rainer anuncia su llegada a la ciudad y cita  a su hermano el domingo, 29 de octubre, en una parroquia de la calle Londres, Simon empieza a hacer conjeturas sobre el motivo real del viaje a Barcelona de su hermano. La narración avanza inexorablemente hacia el encuentro de los hermanos, pero es en los días previos, cuando acompañamos al personaje en su paseo. Y entonces son importantes las señales, el azar, la imaginación, la confusión entre vida y literatura, una vez más. Simon se ve atrapado en medio de una frase, que no logra completar y como lectores, nos vemos envueltos en divagaciones sobre el proceso de escritura. 
La vida es como una frase incompleta que a la larga no está a la altura de lo que esperábamos.”
   La bruma difumina los contornos entre la realidad y la literatura. Los límites se desdibujan, son lábiles. El paseo reflexivo, (y del todo walseriano) de Simon es un viaje también hacia el interior. La mente del protagonista se activa y atiende a mil y un motivos y señales. Este vagar por un trazado de recorridos psicológicos recuerda a la Teoría de la deriva, propuesta por Guy Debord, en 1958, “una técnica de tránsito fugaz a través de ambientes cambiantes”. Cómo no pensar también en la figura del flâneuro paseante, aquel que deambula por las calles e intenta distinguir las señales para orientarse, captura caras, escenas y detalles aparentemente irrelevantes para convertirlos en Literatura. Simon sale de paseo, no para ver el paisaje, sino para ensimismarse y mostrarnos el paso de la literatura a la vida y de la vida a la literatura. El elemento trágico está marcado por el desdoblamiento, la soledad y el abismo o el vacío.

En el trayecto de Simon desde Cadaqués a Barcelona, acompañado de Vergés, el pintor de paredes, se narra una escena donde realidad y ficción se mezclan de manera natural. El coche avanza muy lentamente por la carretera de curvas. Se mueve, y sin embargo, no avanza.
Bajé la ventanilla del coche buscando el aire fresco y me llegó una bocanada de aire caliente con la que no contaba. Parecía que viajáramos hacia un volcán.”
   Simon llega a Barcelona el 27 de octubre de 2017, cuando el cielo de la ciudad es sobrevolado por helicópteros en un estado de alarma y de alerta. La escena real y la escena imaginada se relacionan por azar. Al llegar a la ciudad, Simon recuerda una cita de sir Winston Churchill: “Si pasas por el infierno, sigue adelante”. 

En cuanto al estilo literario del Gran Bros (un estilo denostado por tía Victoria, personaje fundamental, que se convierte en la voz lúcida y ratifica las ideas de Simon), es el propio narrador quien lo describe y queda definido por: 

“Cambios repentinos de temas, una voz propia volátil, una permanente conciencia de ser dos que refleja la mente del autor y la tensión en sus textos y en su vida, de no saber si encarnar el rechazo a la escritura o tener fe en la literatura."
   Otros motivos recurrentes en el universo de Vila-Matas también están presentes, como la visibilidad y la invisibilidad del autor, el éxito y el fracaso, la incertidumbre entre continuar la escritura o abandonarla para siempre, el drama del bloqueo del escritor.


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