"El animal moribundo", de Philip Roth.


La novela de amor. 21 de mayo 2019.
El animal moribundo (2001), de Philip Roth.
Ignacio Echevarría.



Puede resultar extraña la inclusión de este título en un curso sobre novela de amor, porque ante la pregunta “¿De qué hablamos cuando hablamos del amor?”, título de Raymond Carver, la respuesta de Philip Roth sería: de sexo. 


No importa cuánto sepas, no importa cuánto pienses, no importa cuánto maquines, finjas y planees, no estás por encima del sexo. Es un juego muy arriesgado. Uno no tendría dos tercios de los problemas que tiene si no corriera el albur de la jodienda. El sexo es lo que desordena nuestras vidas, normalmente ordenadas.”

Este es el tono de las palabras de David Kepesh, protagonista, quien confiesa a un personaje desconocido la última de sus experiencias amorosas, que duró un año y medio. La narración de aquellos hechos le repaso y balance del transcurso de su vida: sus padres, su matrimonio y divorcio, sus incontables aventuras amorosas con alumnas,...

Cuando Kepesh tenía 62 años y se “enamora” de Consuelo Castillo, de 24 años, dice de entrada: 

Esto no es seducción. Esto es comedia. Es la comedia de crear un enlace que no es tal, que no puede competir con el enlace creado sin artificio por la lujuria.”

Y es que la novela habla de la naturaleza sexual del amor, de las fronteras lábiles entre el amor y el sexo. Y lo hace de una manera muy explícita. Roth tiene muy clara la centralidad del sexo. Es la última novela en tratar este tema y se propone algo más que tratar la conciliación entre sexo y amor. Se propone contar los efectos trascendentales en todos los ámbitos que produjo la revolución sexual de los años 60.
La novela narra la historia de David Kepesh, un profesor universitario y crítico cultural que se sirve de su fama y prestigio para seducir a sus alumnas y exalumnas. Pero una de ellas, Consuelo Castillo, hija de exiliados cubanos ricos, pasa a convertirse en una obsesión para Kepesh. Los celos y el miedo a la muerte son aspectos relevantes de la narración. 
El protagonista es un personaje recurrente y una contrafigura del propio Philip Roth. Aparece en tres de sus novelas: El pecho, El profesor del deseo, El animal moribundo.

Pero es en la novela Las hijas de otros hombres, de Richard Stern (1973), publicada por Siruela y prologada por el propio Philip Roth, donde aparece el mismo tema: los efectos y trastornos que produjo la revolución sexual de los 60, pero tratado aquí desde la otra orilla. Un profesor de Cambridge, científico, elitista y conservador en una sociedad conservadora. La primera escena es simbólica: un cuadro familiar con el matrimonio y sus tres hijos reunidos frente al televisor. Este hombre es seducido por una chica joven del campus. Esta relación pone de manifiesto el estancamiento de su vida matrimonial y esto hace que se sienta abrumado. La novela supone el contrapunto con El animal moribundo. Mientras el señor Merriwether experimenta un sentimiento de culpa y aparece como víctima, Kepesh actúa con plena lucidez y decide subirse al carro de la revolución sexual.

David Kepesh padece el conflicto entre su deseo sexual y la capacidad de sentimiento. Plantea el conflicto entre narcisismo y amor. Bajo una capa de cinismo, se esconde un hombre lleno de culpa, de odio, de tragedia. La parte narcisista de la personalidad es la parte que impide amar. Ha convertido su vida en un montaje donde el placer es un deber, pero no quiere renunciar al deseo. Es el animal vulnerable, también habla de la vejez y de la muerte. El deseo amoroso hace olvidar la muerte.

La única obsesión que todo el mundo desea: “amor”. ¿La gente cree que al enamorarse se completa? ¿La unión platónica de las almas? Yo no lo creo así. Creo que estás completo antes de empezar. Y el amor te fractura. Estás completo, y luego estás partido. Ella era un cuerpo extraño introducido en tu totalidad. Y durante año y medio te esforzaste por asimilarlo. Pero nunca estarás completo hasta que lo expelas. O te libras de él o lo incorporas mediante la distorsión de ti mismo. Y eso es lo que hiciste y lo que te enloqueció.”

Philip Roth es el gran indagador del nuevo orden amoroso y desenmascara su condición sexual, además de cuestionar su poder redentor.

La corrupción no es el sexo, sino lo demás. El sexo no es solo ficción y diversión superficial. El sexo es también la venganza contra la muerte. No te olvides de la muerte. No la olvides jamás. Sí, también el poder del sexo es limitado. Sé muy bien lo limitado que es. Pero, dime, ¿qué poder es mayor que el suyo?”



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