Vila-Matas por Vila-Matas.

EVM, una clase magistral.



Breve transcripción con saltos de la tercera a la primera persona





  • Sobre la corrección. La charla, dinamizada por Jordi Corominas, se inicia a partir de un escrito del propio Vila-Matas sobre el proceso de corrección. Cita de Augusto Monterroso: “Yo no escribo, solo corrijo. Y una alusión a Bryce Echenique, cuyo sistema para no corregir era alargar las anécdotas.
  • Sobre el realismo y su modo de narrar la realidad. Afirma que su modo de narrar es natural. Antes cruzaba por todos los peligros. No me daba cuenta de nada. Yo era el típico que no se entera. Pero cuando empecé a escribir, tuve conciencia y voluntad de ser distinto. Witold Gombrowicz (1904-1969) es el escritor que hubiera querido ser (con un estilo singular, único) para construir mi personalidad literaria.
  • Sobre su primera novela: Mujer en el espejo contemplando el paisaje, 1973. Tusquets. Es una novela rara, con un punto de libertad, porque no había leído novela o cuento, solo poesía. No estaba contaminado.
  • Sobre el hábito de escribir y el paso de la máquina al ordenador. En la escritura a máquina, las frases son más cortas, hay más precisión, debías ir más seguro y no correr riesgos. En la pantalla del ordenador te puedes atrever a escribir, a probar lo que no escribirías. Y el sistema de corrección también ha cambiado. La frase primera va cargándose de detalles, se va complementando y aumenta el número de líneas. El trayecto es más mental. Los escritores de novela tienen una estructura mental útil para la vida.
  • Sobre la verosimilitud. La narración en las novelas de EVM fluye por debajo del ensayo. El narrador de EVM tiene un voz de ensayista. La trama, aunque débil, se mantiene de todos modos.
  • La novela Bartleby y compañía, 2001. Anagrama. Es el primer libro que mezcla ensayo y ficción, en esta ocasión a partir de una conferencia sobre la imposibilidad de escribir. Y en 2002, El mal de Montano, en el otro extremo, trata de gente que no puede vivir sin la literatura.
  • En París no se acaba nunca, 2003, trabajé con la memoria. Es la única novela en que cuento algo que realmente pasó. La realidad se vende más, porque este es el libro más vendido de todos. J.A. Masoliver Ródenas escribió: 
    En París no se acaba nunca el vértigo está sustituido por la serenidad, es decir, por el equilibrio entre las distintas fuerzas que hasta ahora han constituido su escritura. El más visible afecta a la perfecta fusión entre mundo literario y mundo ficticio para construir una autobiografía en la que es imposible distinguir lo inventado de lo real: todo es simultáneamente realidad e invención.”
  • De vuelta con la corrección: “Es esencial corregir. Pero, como es lógico, he corregido de formas muy distintas a lo largo de los años. La actual fórmula es tan extraña como las anteriores.”
  • Sobre el proceso de escritura de la nueva novela. Va haciéndose a través de ideas. Sé a dónde quiero llegar, al encuentro entre dos personas. Pero es importante el azar, las señales. Son viajes mentales. Ficción y realidad están mezclados de manera natural. En una de las escenas del cuarto capítulo, el narrador protagonista viaja a Barcelona desde Cadaqués junto con un pintor de paredes. El coche avanza muy lentamente por la carretera de curvas a pesar de que llevan una hora de trayecto. Pienso en la eternidad y en el infierno y entonces el coche se mueve pero no avanza. Es como si estuvieran en la eternidad. Llegan a Barcelona el 27 de octubre de 2017, cuando el cielo de la ciudad es sobrevolado por helicópteros en un estado de alarma y de alerta. La escena real y la escena imaginada se relacionan por azar. En el proceso de imprimir lo escrito, leerlo, eliminar palabras, reescribir, completar detalles,... también incorporé una conversación telefónica del narrador con su hermano, al que no veía desde hace veinte años y con el que se había de encontrar en Barcelona.

9 / 03/ 2018. Librería Nollegiu. 
Barcelona.










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