Un andar solitario entre la gente. Antonio Muñoz Molina
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Antonio Muñoz Molina
Colección: Biblioteca Abierta
Editorial: Seix Barral
Ha
sido el último día de febrero, el día de la tormenta de nieve, del
frío intenso y del no-paseo por las calles de Barcelona en una tarde desapacible. Pero la Literatura de pronto hace magia ¡Alehop!! En
la sala de la Biblioteca de la Esquerra de l'Eixample no cabe nadie
más. Un escritor logra reunir a mucha gente para escucharle hablar
sobre libros y lecturas. La lectura, dice Juan Villoro, no se enseña,
se contagia. Y AMM tiene ese don, el de contagiar y convencernos de
que lo que todo cuanto nos rodea es prodigioso. Media hora antes de
la hora de inicio, ya no quedaban asientos libres. He conseguido uno
de los últimos, junto al técnico y su mesa de sonido; en la cima, o
la montaña, como llamábamos a la bancada más alta del aula en la
universidad.
Entra
Antonio Muñoz Molina con su presentador, Jordi Corominas. Ya es
primavera en el país de las presentaciones de libros. Barcelona
despierta lentamente de su letargo. Es como si la ciudad supiera que
este libro va de paseos, de caminar por ciudades. Una fila de
autoridades de lo más selecta: Pere Gimferrer, Martínez de
Pisón,...La presentadora dice que este es un libro singular y
personal, que deja momentos de deslumbramiento.
“Escribo
lo que veo”, dice el escritor con tono agudo, con una voz que se se
arrastra, que repta por el suelo y sube por las paredes. La voz de
AMM se ha llenado de matices con el paso del tiempo. Jordi lee los
primeros fragmentos de Un
andar solitario entre la gente,
(título prodigioso tomado de un soneto de Quevedo), y nos habla de
ojos, de escuchar con los ojos, nos habla de palabras, de anuncios.
La ciudad está llena de
mensajes, de letreros, y es con todo el material recogido en un año
con lo que ha armado un libro a modo de collage,
con epígrafes sueltos, reflexiones, poemas,...
Tras
la primera descripción del libro, pienso que me recuerda mucho a un
cuento de Onetti, uno de los primeros, uno titulado “Avenida de
Mayo-Diagonal-Avenida de Mayo”. Es un cuento de itinerario urbano
donde se van mezclando las marcas de una época, los anuncios, las
noticias. Es un itinerario de ida y vuelta. El título es un trayecto. El protagonista ha salido a despejar la mente por la ciudad
porque debe tomar una decisión. Es un relato de elección sobre los
misterios del libre albedrío. Trata de cómo salir invadido por
estímulos externos y de los mecanismos de la conciencia.
Antonio
Muñoz Molina dice que los escritores tienen el deseo de abarcarlo
todo o de comprimirlo todo. La percepción de la ciudad es
fragmentaria, oímos conversaciones truncadas, que se apagan en
cuanto doblamos la esquina, oímos fragmentos. Y en el deambular por
la ciudad seleccionamos de manera inconsciente aquellos mensajes que
nos conviene al estado de ánimo del momento. Así, la última
caminata por Nueva York era una despedida de la ciudad.
De
pronto, en medio de la conversación, el escritor cita de memoria una
frase de García Lorca dedicada en carta a un amigo: “Dibuja
un plano de tu deseo y vive en ese plano dentro siempre de una norma
de belleza.” Ha
sido uno de esos instantes de deslumbramiento. Pero ha habido más.
Nos habla de la tradición de autores que han tratado la ciudad como
materia literaria, los del siglo XIX, Baudelaire, Poe, Quincey o
Walter Benjamin. Lo escuchamos también con los ojos. Y luego nos lee
un poema sobre los zapatos de los escritores:
“Baudelaire caminaba sus poemas y andaba como si temiera pisar algo”.
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