Dante: una lectura pagana de la Biblia: Eneas y David.
La Biblia en la literatura occidental. La Biblia para agnósticos.
12 de enero de 2023.
La Biblia es una referencia ineludible para cualquier
escritor de nuestra tradición literaria y cultural. Uno de ellos es Dante
(Florencia, 1265), con quien abrimos este ciclo. Es constante la presencia de
la Biblia en él. He escogido un tema que puede tener interés porque nos abre
una ventana sobre la formación intelectual de Dante, sobre cómo llega a la Divina Comedia. Empezó a escribirla
alrededor de 1306-07, cuando tenía ya más de 40 años. Pero, ¿cómo se le ocurrió
escribir esta obra extraordinaria? Tiene un gran interés saber cómo se va
formando en su cabeza este proyecto tan enorme, cómo se va gestando poco a
poco.
Entramos en materia a partir de los versos del II canto
del Infierno 10-33. Si recordamos el primer canto, Dante se ha perdido en una selva oscura
e intenta salir pero hay tres fieras que se lo impiden y entonces acude en su
ayuda un espíritu del más allá, Virgilio. La selva representa los males de la
humanidad, y el poeta le dice que debe hacer un viaje al más allá, por el
infierno, el purgatorio y el paraíso. Virgilio le anticipa que para salir de
allí debe recorrer las tres zonas. La primera reacción de Dante es de miedo,
reacciona con sorpresa y espanto a este proyecto que le propone Virgilio. Y
entramos ahora en este segundo canto, cuyo inicio dice así:
Infierno,
II 10-33
Yo comencé: «Poeta que me guías,
mira si mi virtud capacitada
antes de meterme en esta empresa.
Tú afirmas que de
Silvio el padre fue,
con su cuerpo de carne, al inmortal
siglo y que fue con sus vivos sentidos.
Mas si de todo mal el
enemigo
le dio tal privilegio, si se piensa
lo que saldría de él, y el quién y el cuál,
nadie se extrañará,
si bien razona,
ya que de Roma fue y de su imperio
el padre, como quiso el Rey del cielo:
la cual y el cual,
para decir verdad,
se establecieron como santa sede
de aquellos que a Pedro sucedieron.
Por este viaje, que
tanto celebras,
escuchó cosas que motivo fueron
de su victoria y del papal oficio.
Luego fue allí el
Vaso de elección
para fortalecer aquella fe
que fue principio y vía de salvación.
Mas yo, ¿para qué ir
o quién lo quiere?
No soy Eneas yo, ni yo soy Pablo;
ni yo ni nadie cree que tanto pueda.
[Trad. Raffaele Pinto, Divina Comedia, Infierno, Edición anotada bilingüe, Akal, 2021]
Eneas,
el guerrero, viajó por un motivo providencial, tenía que fundar la ciudad de
Roma. Así, su viaje está muy bien justificado. San Pablo, el santo, también fue
al más allá con un motivo importante, y con su apostolado fortaleció la iglesia
que se estaba formando. Ambos tenían motivos fundamentales para este viaje al
más allá. Pero “¿yo? Yo no soy nadie”, dice Dante: Mas yo,
¿para qué ir o quién lo quiere?
Virgilio
le responde que una mujer le ha pedido que le ayude a salir de la selva oscura
y lo salve de las tres fieras. Un grupo de mujeres se preocupan por Dante: La
Virgen María, Santa Lucía y Beatriz. Esta última, después de hablar, lloró y
sus lágrimas convencieron a Virgilio. Es interesante esta contraposición entre
las dos grandes narrativas del ser humano: el mito o la religión. Dante
antepone las lágrimas de una mujer, el amor de una mujer, la poesía. Es la
Literatura. Dante ocupa el espacio que tenían el mito y la religión a través de
la poesía, de la Literatura. Así, a partir de Dante, la Literatura se convierte
en algo muy importante.
Dante ha puesto en el mismo plano a
Eneas y a San Pablo, como si tuvieran el mismo rango de realidad, como si
fueran dos personajes que se mueven en la misma dimensión histórica. Eneas es
un personaje de un poema, de Homero y Virgilio, un personaje novelesco,
literario, ficticio. En cambio, San Pablo es un personaje histórico, real. El
hecho de que Dante los ponga en el mismo plano implica que son traducibles el
uno en el otro, que ocupan el mismo rango de verosimilitud y de cultura
también. Dialogan entre ellos. Dante ha equiparado todo lo que viene de su
tradición, tanto lo que pertenece a la historia como lo que pertenece al mito,
la literatura. San Pablo y Eneas dialogan entre ellos. Dante se movía en una
perspectiva religiosa y cristiana. El paganismo era la mentira, la ficción. Sin
embargo, es un poeta pagano, Virgilio, quien va a ayudar a Dante de la selva
oscura; es una paradoja que sea él quien le explique cómo es el infierno, el
purgatorio y el paraíso cristiano. La Biblia aparece aquí en el mismo nivel que
el mito, que la literatura pagana. Hablar de la Biblia en Dante significa
preguntarnos qué relación existe entre estas dos figuras, dos culturas, dos
civilizaciones opuestas como si fueran una única tradición literaria. ¿Qué
relación tiene la Biblia con la Literatura clásica?
Dante entra en política del lado de los autonomistas, contra el Papa, en 1301, que con ayuda de Francia logra el poder en Florencia. Así, en 1302 comienza el exilio de Dante. Escribe poesía pero también escribe tratados filosóficos: El Convivio y Elocuencia, entre 1304 y 1306. Ambos se vieron interrumpidos por la escritura de la Divina Comedia. Los herederos de Carlomagno tenían bajo su poder casi toda Europa. En Dante la idea del Imperio está ausente hasta que escribe el Convivio. El paso de una visión pluralista de la política, con distintas formas de estado, a una visión centralizada, que es el Imperio.
Convivio, IV v
Queriendo la inconmensurable bondad
divina restaurar para sí a la criatura humana, que por el pecado de la
prevaricación del primer hombre se había desviado y deformado, se decidió en el
sumamente alto y unido consistorio de la Trinidad que el Hijo de Dios bajara a
la Tierra a restablecer esta concordia. Y puesto que, para su venida, se
requería que el mundo -no solo el cielo, sino también la tierra- estuviera en
la mejor disposición posible, la cual no es otra que la monarquía (es decir,
como se ha dicho antes, toda la tierra bajo un príncipe) por deliberación
divina se designó el pueblo y la ciudad que debía asumirla: la gloriosa Roma. Y
puesto que incluso era necesario que el seno del que el rey celestial debía
nacer fuera sumamente inmaculado y puro, se fundó una progenie santísima, de la
cual, tras muchos méritos, habría de nacer la hembra más perfecta de todas, que
sería el habitáculo del hijo de Dios. Tal progenie fue la de David, del cual
descendió María, gloria y honor del género humano. Por ello está escrito en
Isaías: “Nacerá un tallo de la raíz de Jesé, y una flor de su raíz brotará.
Jesé fue padre del mencionado David. Todo aquello, cuando David nació, ocurrió
al mismo tiempo en que se fundó Roma, es decir, según atestiguan las obras,
cuando Eneas vino desde Troya a Italia, dando origen a la ciudad romana. Ello
prueba suficientemente el carácter divino de la elección del Imperio Romano,
siendo la fundación de la Ciudad Santa contemporánea a la raíz de la progenie
de María.
[Trad. Fernando Molina, Madrid,
Cátedra, 2005]
Dante
ha puesto en paralelo la historia de Eneas, que iba a fundar Roma, con la
historia de la virgen María, que desciende de David. Así, Jesucristo no
hubiera podido nacer sin el Imperio Romano. Está sacralizando el imperio
romano, y es el fruto de la elección divina. Ha vinculado la encarnación de
Jesús con el Imperio; ha identificado el elemento pagano con el cristianismo.
Usa el discurso de la ley, del poder, de la Biblia, pero lo describe en función
del ideal político que ha madurado: el del imperio.
Dante busca una legitimación
religiosa a esta
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