La santidad laica: una obsesión de la modernidad

 

Figuras de la santidad moderna,

 10 de noviembre de 2022.

La santidad laica: una obsesión de la modernidad.

Andreu Jaume, Ignacio Echevarría.


Vuelvo a los cursos del Institut d'Humanitats en el CCCB. Este de noviembre es algo complejo, sobre todo cuando tengo que explicar su contenido. Los ponentes se presentan como cómplices hacedores de esta cápsula de reflexión. Proponen un recorrido por diversas figuras de la modernidad (palabra favorita de ambos), figuras que encarnan una pasiva resistencia a las inercias de la misma por diversas vías. Y así lo explican en el programa de mano. 


“un santoral de personajes ficticios que aspiraron a una utopía privada en la que se evidencian las tensiones de un mundo progresivamente despojado de sabiduría y espiritualidad. Exiliados del ámbito religioso, los santos modernos intentan habitar el vacío contemporáneo a través de una imposible mística laica que sin embargo puede llegar a conformar una sesgada forma de afirmación y libertad.”

            Sí, una redacción intrincada para explicar una idea compleja.

 

Andreu Jaume: Es un tema propio de nuestra amistad, desde que Ignacio me habló veinte años atrás de la cuestión de la santidad moderna, y me impresionó porque invitaba a pensar toda la modernidad y nuestro mundo contemporáneo. Queremos hoy hacer una simulación de la conversación que hemos mantenido durante estos años y hablar de los autores que constituyen nuestra amistad y que han ido recorriendo esos temas: Kafka, Iris Murdoch, Duhamel, Melville y Coetzee.

¿Qué queremos decir con la santidad? Podemos empezar acotando por qué ese oxímoron de la “santidad laica, moderna” para designar a una serie de figuras narrativas. Nuestro mundo ha descartado cualquier posibilidad de religión, de trascendencia y ha adoptado la ciencia como fundamentos de su existir.

Ignacio Echevarría: Sin duda, santidad es un concepto muy fértil. Es una herramienta crítica que vamos a utilizar como un “no lugar”, un vacío, una impugnación a la totalidad de la modernidad. La santidad como negación y renuncia del mundo es una idea asociada a la cultura desde muy atrás, del mundo pagano y asociada a la tradición cristiana: el estoicismo. Su etimología (el que se aleja, el que se aparta) es un punto de partida neutral y fértil. El impulso de la santidad es el “salirse del mundo”, algo implícito en la idea de cultura. Es un concepto abierto, que incluye un campo semántico que engloba conceptos que se asocian entre sí: una idea de pureza, de rescate de una humanidad que se ha ido “pervirtiendo”, una idea de perfección, una aspiración a mejorar, la renuncia al mundo (pobreza, abnegación, castidad, frugalidad, son connotaciones de la renuncia del mundo). La figura del santo ha sido intimidante, a veces risible, pero en general, prestigiosa. Ha sido una forma ejemplarizante de ver cómo habría podido ser nuestra vida. La idea de la santidad está relacionada con la búsqueda del espíritu como una identidad perdida.

AJ: Podríamos concretar el conflicto en la dialéctica entre la psique y el alma, que se abandona. La santidad intenta preservar el espacio que le queda al alma frente a la consideración más científica de la psique.

IE: La modernidad se ha desarrollado de un modo laico y renunciando a las categorías de espíritu y de alma. El Romanticismo es un movimiento de reacción a la razón ilustrada, que es laica. Es una reacción de las fuerzas no controlables de la mente.

AJ: La santidad moderna es un “decir no”,  un “preferiría no hacerlo”, de Bartleby. Hay una negación absoluta del mundo y no hay esperanza de redención. El personaje de Melville no es un héroe.

IE: Hay otras figuras en relación con la del santo;  así, la presencia del ángel. La figura angélica está en la modernidad pero viene del exterior, uno no puede postularse como ángel; lo angélico viene dado, emana de Dios o de cualquier otro orden.

Otra figura cercana a la santidad es la del mártir, alguien que se sacrifica por un ideal determinado. Es un concepto muy ligado a la figura del revolucionario. Lo dan todo, lo comparten todo; hay algo de renuncia total.

AJ: En este curso explicaremos qué pasa cuando dices no. Kafka será el autor que se propone como ejemplo de santidad moderna. En el momento en que decimos no, empieza a producirse algo que tiene que ver con algo positivo.

IE: Quiero además tratar el tema de la modernidad laica que representa el arte propiamente, y la escritura como un elemento de la consagración del arte. Está el arte para ocupar el sitio del espíritu, para llenar ese vacío dejado por la religión. El mismo artista que impugna el progresismo de la sociedad burguesa, tiene un único ideal: escribir. El arte se convierte en una nueva religión. El artista hoy en día ocupa el lugar del santo.

AJ: Hasta finales del XVIII y principios del XIX, las artes eran instrumentos de relación con algo, aplicado a…; pero luego empiezan a ser importantes por sí mismos. En la edad moderna se convierte en un postulado de experiencia artística sin transitividad, aislado. Eso es el arte moderno y esa es la condena del arte moderno. Por eso hablamos del final del arte, de su acabamiento, de las vanguardias. Franz Kafka se propone como todo el vacío de lo que antes había sido concebido. Se postula como el que no puede amar, trabajar, tener una relación transitiva con el mundo. No puede dejar de escribir, escribir, escribir ....

”Mi ideal de vida es estar solo en un sótano, escribiendo todo el día.




Comentarios

Entradas populares de este blog

Los niños tontos (2). Sobre los cuentos

"En memoria de Paulina". Un cuento de Bioy Casares

Mi hermana Elba y los altillos de Brumal. De los límites difusos

SOLENOIDE, la novela traslúcida

Los niños tontos (1). Sobre el libro.