Baudelaire, primeros pasos en el Arte
Baudelaire, el escritor de la modernidad. 17 de mayo de 2021.
Baudelaire, primeros pasos en el Arte.
Félix de Azúa.
Bienvenidos a esta última sesión del curso sobre Baudelaire. Hoy escuchamos a Félix de Azúa, la persona más autorizada para hablar de la dimensión estética de Baudelaire y sus primeros pasos en la crítica de arte. En otoño se publicará una nueva edición de la monografía de Félix de Azúa sobre Baudelaire, El artista de la vida moderna, que cierra una meditación de toda una vida sobre este extraordinario autor.
Félix de Azúa.
Vamos a hablar de un Baudelaire casi
desconocido, de cuando tenía 25 años. Es muy notable el cambio que sufrió en
plena juventud. Hasta 1846 era un dandy llamativo y un poco empalagoso. Vestía
refinadamente y vigilaba mucho su aspecto, mantener estos cuidados le costó la
herencia de su padre. Este primer poeta se transforma absolutamente tras el
fracaso de la revolución de 1848. Sufrió un proceso de reconversión, y en unos
cuantos meses se convirtió en la contrafigura del dandy, con la dejadez de un
vagabundo y con aspecto de un anciano. Había nacido un nuevo Baudelaire.
Uno de los rasgos más curiosos de la sociedad del segundo imperio fue la divergencia entre los arquetipos de burgués y bohemio. El primero es la bestia negra de casi todos los artistas de la bohemia, pero Baudelaire, sorprendentemente, hace una defensa de los tenderos y de los burgueses en sus primeras obras editadas. El bohemio es un personaje nuevo, enemigo del burgués, que llega a las letras de la mano de Balzac, en 1844, con Un príncipe de Bohemia. Ambas figuras, el burgués y el bohemio, son complementarias y dan significado a una sociedad que tuvo que inventarse. Es curioso cómo el enfrentamiento entre el burgués y el bohemio llegó hasta el siglo XX e incluso el XXI.
A partir de 1848 fue difícil atender
la demanda de nuevos ricos que habían sustituido a la nobleza y a la iglesia, y
que monopolizaba el dinero destinado a las artes, no solo en los encargos
privados sino en las grandes instituciones, como la Academia o los Salones. El
rechazo de estas conducirá a la aparición de un nuevo tipo de artista (los
artistas del salón de los rechazados) y provoca la creación de las primitivas
vanguardias. Sin embargo, el proceso que llevará a los artistas al control
social de los juicios estéticos será bastante rápido, de Baudelaire a Mallarmé
y de este a Rimbaud, solo transcurren poco más de 30 años. El artista y el
escritor serán los nuevos jueces de lo que debe ser leído o visto, así como de
lo que debe ser rechazado. Se convierten en representantes de la nueva
moralidad artística.
La carrera de Baudelaire como
crítico se inicia en 1845, cuando expresa su entusiasmo por Delacroix. Este
tomó los elogios del “muchacho” con cautela, aunque pronto dejó de tratarle
personalmente. El joven poeta recibió influencias de Diderot, le interesan los
paisajes criticados por los académicos y que ocultaban el trazo y el gesto del
pintor, con un acabado preciso. Las teorías de Baudelaire en torno al arte se
consideran los primeros textos de la modernidad.
Después de la comuna, renació otro
Baudelaire, comienza el poeta de los bajos fondos, el poeta de Las flores del mal, donde el crítico de
todo lo popular, incluida la democracia, se siente decepcionado por el pueblo,
que lo había traicionado. Elige como modelo de “pintor de la vida moderna” a un
mediocre Guy que pintaba aguadas de burdeles y cosas así. Es un ilustrador y no
un artista. Pero a Baudelaire le fascinaba que alguien se dedicara a expresar
algunos temas. En su posición teórica sobre la pintura, en el librito “¿Para qué la crítica?” Baudelaire
propone una crítica de arte que sea literaria,
poética, parcial, apasionada y política. El crítico debe seducir al
aficionado. La modernidad exige un descenso a los infiernos de la vida civil, a
los asesinos, miserables, a las prostitutas, a lo desconocido para encontrar lo
nuevo.
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