Romancero Gitano. De la emoción de lo insondable.
Interpretación:
Núria Espert.
Dirección:
Lluís Pasqual.
Iluminación:
Pascal Merat.
Sonido:
Roc Mateo.
Josefina
Artigas, Lola Membrives, Margarita Xirgu y, desde siempre, Núria
Espert, son algunas de las actrices de han representado la voz y los
impulsos de las mujeres a las que Lorca modeló en sus obras. Y es
Núria Espert quien nos recibe en el Romea, con un dossier entre las
manos, que bien pudiera representar el texto comentado por Lorca del
Romancero
Gitano. Entra
la actriz, cálida y sonriente, en un escenario casi desnudo, con
siete butacas de teatro donde la intérprete pueda sentarse y
sentirse en casa, creando un entorno de intimidad. Nos habla del
gusto de Lorca por la lectura de sus poemas ante un grupo de amigos.
Algo así va a ocurrir esta noche.
Núria Espert nos
habla de su primera experiencia, de niña, con la lectura de estos
poemas, copiados por su padre casi frenéticamente, y recitados por
ella en entrañables veladas en los cafés de la infancia. Luego hace
ver que lee en los papeles palabras del propio Lorca, toma su voz
para comentar y recitar entre amigos los poemas del Romancero,...y
ahí empieza la magia.
Este es un libro
“antipintoresco, antifolklórico, antiflamenco”,
tal como lo describió el propio Federico. La actriz nos desvela los
verdaderos temas del poemario: la soledad y la pena. Y que la soledad
de todas las mujeres de Lorca es la propia soledad del poeta, para
quien la finalidad última del teatro consiste en ser un acto para
compartir.
Entre romance y
romance, Núria Espert toma su propia voz para explicar anécdotas de
su vida que van ligadas al poeta. En una entrevista a La Vanguardia
apunta que ha vuelto al
Teatro Romea con este Romancero,
“que no es un recital, que no es un espectáculo, que no son unas memorias. Y que lo es todo. Porque además de los versos inmortales de Federico está mi propia vida, que se explica”.
Así, nos habla sus
recitales con Rafael Alberti, quien en una noche tórrida de verano
le pregunta a Federico el significado del “Romance sonámbulo”.
“Eso
no lo sabe nadie, Rafael”,
le responde el poeta.
Y el todo continúa
y la emoción nos rapta y nos arrastra lejos, a ensoñaciones
inexplicables que nos devuelven a aquello que es esencial. Las
pasiones, los sentidos, las voces, la sensibilidad. Mi amiga Mariela
describió así el milagro: “Núria
Espert desnuda cada verso de Lorca hasta convertirlo en una navaja
reluciente que rasga el alma del espectador.”
Tras recordar el eco
de los romances, con la luna de pandereta, y la pena y el viento, y..., que
todavía resuenan en mi memoria, vuelvo ahora a mis cavilaciones y
declaro para siempre que el arte es la forma más alta de
atención al mundo.
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