Romancero Gitano. De la emoción de lo insondable.




Romancero gitano. Federico García Lorca. Teatre Romea.
Interpretación: Núria Espert.
Dirección: Lluís Pasqual.
Iluminación: Pascal Merat.
Sonido: Roc Mateo.

Josefina Artigas, Lola Membrives, Margarita Xirgu y, desde siempre, Núria Espert, son algunas de las actrices de han representado la voz y los impulsos de las mujeres a las que Lorca modeló en sus obras. Y es Núria Espert quien nos recibe en el Romea, con un dossier entre las manos, que bien pudiera representar el texto comentado por Lorca del Romancero Gitano. Entra la actriz, cálida y sonriente, en un escenario casi desnudo, con siete butacas de teatro donde la intérprete pueda sentarse y sentirse en casa, creando un entorno de intimidad. Nos habla del gusto de Lorca por la lectura de sus poemas ante un grupo de amigos. 

                              Algo así va a ocurrir esta noche.

Núria Espert nos habla de su primera experiencia, de niña, con la lectura de estos poemas, copiados por su padre casi frenéticamente, y recitados por ella en entrañables veladas en los cafés de la infancia. Luego hace ver que lee en los papeles palabras del propio Lorca, toma su voz para comentar y recitar entre amigos los poemas del Romancero,...y ahí empieza la magia.
Este es un libro “antipintoresco, antifolklórico, antiflamenco”, tal como lo describió el propio Federico. La actriz nos desvela los verdaderos temas del poemario: la soledad y la pena. Y que la soledad de todas las mujeres de Lorca es la propia soledad del poeta, para quien la finalidad última del teatro consiste en ser un acto para compartir.
Entre romance y romance, Núria Espert toma su propia voz para explicar anécdotas de su vida que van ligadas al poeta. En una entrevista a La Vanguardia apunta que ha vuelto al Teatro Romea con este Romancero
“que no es un recital, que no es un espectáculo, que no son unas memorias. Y que lo es todo. Porque además de los versos inmortales de Federico está mi propia vida, que se explica”. 

Así, nos habla sus recitales con Rafael Alberti, quien en una noche tórrida de verano le pregunta a Federico el significado del “Romance sonámbulo”. “Eso no lo sabe nadie, Rafael”, le responde el poeta.
Y el todo continúa y la emoción nos rapta y nos arrastra lejos, a ensoñaciones inexplicables que nos devuelven a aquello que es esencial. Las pasiones, los sentidos, las voces, la sensibilidad. Mi amiga Mariela describió así el milagro: “Núria Espert desnuda cada verso de Lorca hasta convertirlo en una navaja reluciente que rasga el alma del espectador.”

Tras recordar el eco de los romances, con la luna de pandereta, y la pena y el viento, y..., que todavía resuenan en mi memoria, vuelvo ahora a mis cavilaciones y declaro para siempre que el arte es la forma más alta de atención al mundo.









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