Semillas aladas de abril
Y ahora el desconcierto.
La imagen yaciente de Marlés le
asalta en el primer semáforo, a los pocos metros de haber salido del
aparcamiento. Desde el miércoles en que se vieron en la cafetería del museo no
ha vuelto a hablar con ella. Fueron unas horas deliciosas, cuando la tarde de
principios de primavera abriga con un sol cálido que apenas nace y languidece.
Hablaron sentados en la mesa del rincón, bajo la sófora que preside las
caballerizas del palacete. Ella se había marchado mucho antes que de costumbre, tenía que acudir a la
universidad a recoger de su taquilla toda la documentación del proyecto.
El disco cambia y Tomás cruza
la avenida Vallcarca para acceder a la Ronda del Guinardó, flanqueada por esos
álamos blancos que en el mes de abril liberan preciosas semillas aladas que
revolotean sobre su cabeza. El Hospital de San Pablo queda cerca, sobre todo
desde que inauguraron las nuevas dependencias con su flamante entrada por la
calle Mas Casanova y fue liberado el antiguo recinto modernista que será
restaurado.
La
moto se detiene en otro semáforo, este es el anterior al túnel de la Ronda. Nota
algo de sequedad en la boca, todavía le molesta el estómago y aprovecha para
erguirse sobre el asiento.
Ciudad de Sombras |
Los semáforos son como un intervalo en donde tu
propio tiempo se detiene mientras que la
vida de los otros transcurre delante de tus ojos. Desde el encuadre que le ofrece la visera del
casco, observa la vida en movimiento, en su continuo fluir.
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