El camarero y el bloc de anillas



El camarero y el bloc de anillas


Para cuando los bomberos irrumpieron en la planta principal del Hotel W, se vislumbraban ya las primeras luces en la silueta del paseo. Algunos clientes se movían  extrañados por la terraza en pequeños grupos. El camarero Eduardo Llanos fue testigo de los hechos cuando la víctima se desplomó junto a él y le cayó tan cerca, que ya nunca olvidará la mueca de su rostro.

El hotel se sitúa de forma perpendicular al muelle. Su fachada es de vidrio reflectante, lo que le permite cambiar de color en función de la hora del día y de la intensidad de la luz que lo envuelva. Así, nos puede resultar agrisado en mañanas despejadas, ahumado entre la niebla del amanecer y otras veces, bebe del azul metálico, en plena calima.
 
Para el exterior del rascacielos de veintiséis pisos se ha delimitado su perfil con una línea blanca de ledes en la alzada que dibujan la forma de vela y le confieren un perfil de buque misterioso siempre a punto de zarpar.
El camarero Eduardo Llanos alargó su brazo en una suerte de difícil maniobra, sin apenas mover los pies porque rozaban el cuerpo desplomado de Julia Tello, y todo por intentar cazar al vuelo un bloc de anillas, de páginas cuadriculadas escritas con una letra pulcra y elegante que salió disparado del bolso de la víctima.
Martes, 17 de marzo
Hace unos días me decidí a enviar una propuesta editorial a alguna dirección, (lo cierto es que sólo han sido tres) y me ha hecho cierta ilusión recibir una respuesta, aunque negativa de la editorial Atlantis, con bastante prestigio. Me sentí como una verdadera autora. Leí la respuesta como desde fuera, como si no fuera conmigo. La oración desiderativa que cierra el correo me hace sentir muy bien: Te deseamos toda la suerte del mundo para que encuentres un editor. Quizá me espera en Barcelona.
Y es que por fin he recibido una propuesta en serio para publicar. La cita es en quince días y se celebra en Barcelona. Estoy decidida a presentarme allí con mi dossier bajo el brazo. Volver a mi ciudad después de cinco años de ausencia me hará bien. Aunque lo importante es la literatura, acaso más que la vida.
 
 

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