"La campana", de Iris Murdoch

 


Novela y espiritualidad. 23 de mayo de 2023.

La campana, de Iris Murdoch

Margarita Mauri



Iris Murdoch (1919 - 1999) introduce una serie de cuestiones muy importantes, tanto en la Literatura como en la Filosofía, en el panorama del pensamiento actual. Muchos filósofos contemporáneos han bebido de sus fuentes para tratar conceptos como el amor, el egoísmo, el autoconocimiento, la espiritualidad o el arte. La autora deja un rastro de veinticinco novelas, varias obras de teatro, poesía, y obra filosófica. No tiene un pensamiento filosófico sistemático, sino abierto. Utiliza la Filosofía como un instrumento de soporte, pero no convierte a los personajes en meros transmisores de sus ideas filosóficas.

La idea central de la autora es que la moralidad humana consiste en trascender el egoísmo propio de los seres humanos para dar cabida a la realidad y a los otros. Esto aparece en muchos de sus personajes, pero solo algunos de ellos han sido capaces de trascender las limitaciones del egoísmo que los caracteriza. El egoísmo es, en términos de Murdoch, el mayor enemigo de la moralidad. Y el arte se presenta como una de las posibilidades de sacar al yo de sí mismo para que tome conciencia del mundo.

La campana se publicó en 1958 y fue su cuarta novela. El escenario donde se ubican los acontecimientos es Imber Court, un lugar aislado, junto a un lago, en una zona rural inglesa, donde se encuentra la abadía de Imber, ocupada por una comunidad de monjas de clausura y una comunidad laica, establecida en la casa construida cerca de la abadía. Así, en Imber Court encontramos tres localizaciones: la abadía, la comunidad laica y la casa del guarda forestal.

Con diferentes historias vitales al fondo, la comunidad religiosa laica congrega a un montón de personajes que se refugian en Imber Court con la finalidad de vivir una vida inspirada por principios religiosos y, de alguna manera, tratar de olvidar su pasado. Los directores espirituales de la comunidad de Imber Court son James Tayper Pace y Michael Mead, que entienden de manera muy diferente el ideal de vida religiosa que buscan los habitantes de Imber, entre los cuales encontramos a Catherine, que se  prepara para ingresar como monja en el convento de clausura; su hermano gemelo, Nick, alcohólico y homosexual, que es acogido en Imber, pero que vive fuera de la comunidad, y los visitantes ocasionales, Paul  Dora Greenfield, y Toby Gashe.

 

1.      El sermón de James Tayper Pace

James Tayper Pace, uno de los consejeros espirituales de la comunidad laica, presenta sus ideas en un sermón que es la antítesis del que Michael Meade pronuncia unos capítulos más tarde. James, que fue educado en una fe anglicana simple y fuerte, es la clase de persona que siempre hace lo que es moralmente correcto. James describe al hombre de fe como aquel que vive con la ley divina como referencia constante de su vida. En su sermón se refiere a la inocencia como la actitud del que no ve ni hace el mal en el mundo. La inocencia comporta un conocimiento superior al que proviene de la experiencia. El inocente es un testimonio involuntario; es sencillo y sincero. Como una campana, la persona inocente tiene todos sus mecanismos a la vista.

2.      El sermón de Michael Meade

Michael, a diferencia de James, centra su sermón en la importancia del sujeto y la necesidad de un buen autoconocimiento como condición indispensable para la vida buena. Lo importante es conocerse, los límites, la subjetividad, cada uno tiene su manera de acercarse a Dios. Representa la singularidad, lo particular. La ética de la situación.

 

3.      Otros tipos de espiritualidad:

Los sermones de los directores espirituales de la comunidad se completan con las reflexiones de la abadesa, para quien el amor es la clave de la vida, de Nick Fawley, que ve en la confesión la expiación de la culpa, y de Noel Spens, el ateo que mira con suspicacia las actividades de la comunidad.

            La abadesa es la gran conocedora, aun sin estar presente, de todo lo que pasa por dentro y por fuera, espectadora de la totalidad, lo sabe todo sin que nadie le diga nada. La abadesa representa el amor. Es mirar al otro dejando de lado los intereses propios. Los seres humanos, para Iris Murdoch, son egoístas, consideran al otro en función de su propia singularidad. De ahí la importancia del término “atención”, un término de Murdoch que va por este camino. Considerar, atender. Cuando pecamos, lo hacemos por falta de amor. La abadesa es elemento de referencia espiritual también para la comunidad laica. La metáfora de qué es la comunidad laica la expresa la abadesa cuando habla con Michel y explica que la comunidad es una especie de tapón, como un mundo intermedio, un parásito. La abadía es la espectadora de la totalidad. Las monjas no hacen vida contemplativa ni tampoco vida mundana. Es el mundo de la renuncia. El mundo es el mundo de la pluralidad de bienes. La comunidad laica nace como un tapón, un mundo intermediario entre los dos.

 

4. Dora Greenfield, personaje que aparece descrito en la novela como: “informal, ignorante, desordenada y exasperante.”  Es un personaje infantil, a la que le gusta el arte y se mira la comunidad con recelo. Es voluble. Tiene una serie de relaciones. Así, tiene relación con su marido y con su amante, Noel. Ambos quieren dominar a Dora de alguna manera. Ella es el único personaje que evoluciona y madura moralmente. Con Toby inicia la aventura de rescatar la campana y hacer el cambio, sustituirla por la nueva. Toby ha perdido la inocencia, está tratando de averiguar si las mujeres le atraen. Siente cosas diferentes: ira, celos, no sabe dónde está, ha perdido la inocencia.

 

5.       Las ideas de Noel Spens.

Cuando, en una de sus escapadas a Londres, Dora se ve con Noel, este la recibe con los brazos abiertos, pero tiene un afán considerable por distanciarla de la comunidad de Imber. Sus palabras tratan de influir en la forma de pensar y de actuar de Dora. Si ella es una extraña en Imber, Noel está todavía unos pasos más allá y demuestra tener escasa información y también poco interés en las comunidades religiosas. 

 

Elementos simbólicos.

 Aparecen varios elementos con valor simbólico: el amor, el lago, la campana. un medallón con la inscripción: el amor es mi camino.

El amor es la alternativa moral al egoísmo; esto ya se le dice al lector al principio. El agua aparece en todas las novelas de Iris Murdoch:  el agua del mar, de una piscina, de un lago. El agua es reveladora de secretos por un lado y también sirve para escoger secretos, pero es un referente que va adquiriendo distintos significados.

La campana nueva que se espera, y la que se rescata del lago. Ambas son referentes  simbólicos y representan a los dos sermones más importantes que se dan dentro de la comunidad, opuestos pero desde la misma fe religiosa, el de James Tayper Pace y el sermón de Michael Meade. La metáfora de la campana es la inocencia, da testimonio y es sencilla, todo está a la vista.

Las monjas representan la oración y la abadesa, el amor.

El amor, el lago y la campana son elementos simbólicos que se entrecruzan a lo largo de toda la novela.

Pinceladas de otros elementos importantes son la premonición de muerte, los intentos de suicidio, la esquizofrenia, el suicidio, y el desmantelamiento de la comunidad al final de la novela, a partir de las consecuencias de los distintos personajes. Dora se queda para colaborar. La falta de amor trae consecuencias, la novela no es conclusiva. La pena como consuelo es un tipo de egoísmo, se ha de trascender de la pena, según Iris Murdoch. Dora tomará las riendas de su propia vida, es un personaje que ha madurado al final de la novela.

            Desde Noel Spens, que hace una defensa de la autonomía humana a base de negar la existencia de Dios y la vida religiosa, a las palabras de la abadesa, que ponen el acento en que la esencia de la existencia es el amor, los diferentes sermones de los personajes de La campana, tienen algo en común: todos defienden alguna clave de interpretación de la existencia humana, un centro de gravedad que permita entender la vida. La variedad de discursos no ilustra más que la variedad de las existencias humanas.




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