Enrique Vila-Matas. Biblioteca del cuarto oscuro
Festival “En otras palabras”
Enrique Vila-Matas
CaixaForum Barcelona
Yo leo:
DESEO DE CONVERTIRSE EN INDIO
Al cumplirse medio siglo de la
aparición en Tusquets de su primer libro,
Mujer en el espejo contemplando el paisaje, Enrique Vila-Matas, con unas Notas de Vida y Letras pasa revista a la
trayectoria de su escritura. Para Vila-Matas, la literatura es un mundo aparte
que, a su vez, está conectado con lo real, hasta el punto de no saber dónde
comienza y finaliza la realidad y la ficción. De la levedad portátil a la
multiplicidad.
VM escribe:
Universo (un ensayo). Especulas con
un título así para la conferencia que das en Barcelona el 31 de mayo (cierre
del festival de literatura ‘En otras palabras‘), unas diez notas sobre tu
universo literario.
Un universo que, a tu parecer, no debe caer en la trampa que se tiende a sí mismo, sino colocarse en un espacio que solo le pertenece a él, lo que va a darle más aire para seguir explorando, seguir buscándose; en otras palabras: aventurándose. Recordemos (a veces pienso que es mi lema): “Por la libertad, Sancho, así como por la honra, se debe aventurar la vida”.
Y yo asisto:
Apasionante conferencia del novelista Enrique Vila-Matas, titulada “Biblioteca del cuarto oscuro”, dentro del ciclo UNIVERSOS LITERARIOS, en CaixaForum.
- ¿Cuándo me hice escritor? Al
distinguir la frontera entre una frase correcta y una frase con cierto
barniz literario. Los momentos en que yo siento que me estoy convirtiendo
en escritor, se dan cuando las frases normales pasan a ser frases
literarias.
- Cuartel de Melilla. 1971. La
“mili” me tocó en Melilla. Un día me bebí una botella de coñac, fumé porros
de kif y me tragué cinco anfetaminas. Al rato, cuando estaba haciendo
instrucción, el cóctel estalló y lancé el fusil por los aires.
Tras pasar por el manicomio, aquel
pabellón que era la síntesis del mundo.
-¿Qué le pasa?
-Que estoy loco.
-Los locos nunca dicen que lo están.
Acabé
desterrado como contable del economato, bien lejos de las armas (por si acaso).
Y ahí, en las muchas horas muertas que esa gris actividad le brindaba, me lancé a la escritura por primera vez. Mi
literatura viene de allí, descubrí lo apasionante que podía ser narrar. Y
adopté el lema sobre la libertad que aparece en el Quijote:
“...por la libertad así como por la
honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es
el mayor mal que puede venir a los hombres.”
Tenía
un año por delante de mili en la plaza fuerte de Melilla y quise aprovechar el
tiempo en algo artístico y me puse a escribir una novela sin ambición ni deseo
de publicar. A mi regreso a Barcelona se interesó por leerla y por publicarla
Beatriz de Moura, la editora de Tusquets, que estaba empezando con la
editorial. Y al final se publicó sin que yo lo tuviera previsto. Así empecé a
escribir, no porque estuviera revestido de un destino glorioso, sino por un
accidente o un malentendido.
- Esta conferencia iba a
titularse Deseo de convertirse en
indio, igual que una de las prosas breves de Contemplación (1913), el primer libro que publicará Kafka.
He
seleccionado libros para una biblioteca en un cuarto oscuro de mi casa. Allí,
la luz es débil a propósito, lo que me permite sugerir que tal vez a mi
biblioteca más personal, y a la literatura en general, puede que les siente
mejor la oscuridad.
No
podría vivir sin esa selección de libros esenciales para mi ánimo, sin esa
biblioteca de cuarto oscuro. Sin la oscuridad —decía Blanchot— no existiría la
obra de arte. Habla de que la oscuridad se disimula, busca en la oscuridad lo
que la misma oscuridad, la misma noche, trata de disimular; ese punto
profundamente oscuro hacia el cual tiende el arte, el deseo, la misma noche, la
muerte y el fin de la Literatura misma. Este es el tema más nuevo que tengo.
Recuerdo a Robert Walser, que habla de todo excepto de sí mismo, y siempre es
feliz.
Además
de Walser, entre los iconos de mi biblioteca de cuarto oscuro están, por supuesto,
el oficinista Bartleby, el copista que inventara Melville y que representa la
parábola por excelencia del origen de la literatura contemporánea; la historia
de aquel “fósforo en la oscuridad” del que hablaba Faulkner, la poética del
hombre exiliado en el mundo, del humilde escribiente que tanto me recuerda al
Kafka que paseaba por toda Praga con su extraño abrigo de murciélago y su
bombín negro. Y, por supuesto, la escritora Emily Dickinson y su poesía
intensamente secreta. Y Marguerite Duras, que dijo que la escritura llega como
el viento, está desnuda, es la tinta, es lo escrito, y pasa como nada pasa en
la vida, nada, excepto eso, la vida.
Lista de ocho títulos:
1) LA SIESTA DE M.ANDESMAS, de MARGUERITE DURAS. Relación de
acontecimientos que se suceden entre las cuatro y media y la caída del sol,
durante toda esa tarde en la que M. Andesmas espera.
2) DON QUIJOTE, de M. de CERVANTES. La literatura nace de la conciencia.
Todo es ficción en Literatura. Don Quijote se obsesiona por recrear episodios que
ha leído. La génesis de la novela es de raíz radical.
3) TRISTRAM SHANDY, de LAURENCE STERNE. El lenguaje hace y deshace la realidad
a través de la subjetividad.
4) LA INVENCIÓN DE LA SOLEDAD, de PAUL AUSTER. La escribió tras la
muerte de su padre, con el ánimo de tratar de entender quién había sido este. «¿Y qué es la ficción sino el intento de
entender las vidas ajenas?», se preguntaba Auster en cierta ocasión.
5) MOLLOY, de SAMUEL BECKETT. Fue una revelación cuando lo leí y me
impresiona la lucidez de su arte. He vuelto a pensar en la esclavitud de la
ficción y en esa tediosa necesidad que tienen las novelas de tener que hablar
siempre de “un asunto” cuando en
realidad el arte auténtico no es algo que trate acerca de algo que esté por
ahí, de una experiencia propia, por ejemplo, o de la vida de nuestros vecinos y
todo eso.
6) EN GRAND CENTRAL STATION ME SENTÉ Y LLORÉ, de ELIZABETH SMART. Quise
escenificar aquel título. Es una novela autobiográfica que narra la pasión de
la autora por el poeta George Barker, un hombre casado del que se enamoró
incluso antes de conocerlo. El libro es pionero en el procedimiento de
convertir el texto en una máquina de citas literarias que ayudan a crear
sentidos diferentes.
7) DESEO DE CONVERTIRSE EN INDIO, de FRANZ KAFKA. Es un relato breve,
de prosa insólita, libre como ningún otro. Puede parecer incoherente pero ahí
expresó su deseo de convertirse en indio y cabalgar sin espuelas y sin cabeza
de caballo.
"Si uno fuera de verdad un indio,
siempre alerta, y sobre el caballo galopante, sesgado en el aire, vibrara una y
otra vez sobre el suelo vibrante, hasta dejar las espuelas, pues no tenía
espuelas, hasta desechar las riendas, pues no había riendas, y por delante
apenas veía el terreno como un brezal segado al raso, ya sin cuello ni cabeza
de caballo".
Su breve relato es de complicada trama gramatical y extraño empleo de los tiempos verbales. Habla de cuando Kafka quería convertirse en Kafka.
8) LA SOLEDAD DEL LECTOR, de DAVID MARKSON. Crea un trato
privado entre protagonista y lector, subraya y acumula citas, convencido de que
es incapaz de citar algo que no sean sus propias palabras, quienquiera que las
hubiera escrito.
El lenguaje no es algo que
represente la realidad, sino algo que la hace y la deshace desde una
irrevocable subjetividad. Los hechos contados, aunque no acontecidos, como
también los no contados pero ocurridos, son lo más apasionante de toda
historia.
Aunque en todos los relatos hay un ineludible fondo personal, la autoficción no existe. Solo hay ficción. Pienso que mi nuevo proyecto narrativo podría llevar el título de El fracasista, un buen título para una novela o un ensayo.
Hasta aquí todo.
EVM
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