James Joyce en la librería Rayuela
Bebo Palacios entró al fin en la
estación de metro de Sagrada Familia. Bajó las escaleras lentamente, con la
solemnidad del descenso a los infiernos y al pisar un ovillo de cáscaras de
pipas, se sintió por unos segundos como Stephen Dedalus en el tercer capítulo
del Ulises, cuando pasea por la playa
de Sandycove con los ojos cerrados y percibe el sonido de sus botas al aplastar
unas crujientes conchas.
El primer convoy entró a los pocos
minutos. Bebo se dirigía a su estudio del Raval, un pequeño local en la calle
de Notarías que comparte con un diseñador de bolsos y una restauradora de
objetos vintage. Ya en el vagón,
justo en el momento en que se cierran las puertas tras la señal acústica, entró
una joven abrazada a una carpeta o algo así que, por un momento, le recordó a
Julia: sus facciones aniñadas, su pelo corto y despuntado sobre la nuca, pero
no, no lo era. Se sentó en un banco frente a él y Bebo se fijó discretamente en
una pequeña cicatriz en forma de pez que nadaba en la pantorrilla izquierda de la
chica.
Iba a llegar muy temprano al estudio
y dispondría de todo el espacio y la tranquilidad para preparar su intervención
sobre el Ulises. Y es que llegaba el
día más importante para los amantes de Joyce, el Bloomsday. Revisó mentalmente la invitación.
Hoy domingo, la librería Rayuela (calle Muntaner, 42) y el
taller de escritura «Entropía» han invitado a sus socios y amigos a la
celebración del Bloomsday, la fiesta literaria que se celebra cada año el 16 de
junio, para recordar la acción de la novela Ulises, de James Joyce, que tiene
lugar justamente ese día.
Cayó en la cuenta entonces de la
conexión con el monólogo interior de Stephen y los crujidos de las conchas bajo
sus pies. De vez en cuando la mirada se le desviaba a la cicatriz-pez de la
chica, cuyos dedos se movían compulsivamente sobre el móvil.
Entropía.
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