A Coruña III. Xan Arias. De la Literatura.
A Coruña |
La siguiente entrevista
iba a ser la última de toda la serie, con un editor reconocido por su seriedad,
Xan Arias, de Editorial Trifolium. “Es la mesa del fondo, a la izquierda”, me
indicó a media voz la coordinadora, “tienes
unos veinte minutos.” Me acerqué con
toda mi timidez a cuestas, pero sucedió que la entrevista fue mudando hasta quedarse en una entrañable
charla sobre literatura y se devoró en un soplo los veinte primeros minutos
concedidos.
Se había leído tres de
los cuentos porque le había llegado el manuscrito esa misma mañana y los dos
primeros le habían encantado. Del
tercero, Historias del Evelyn me comentó su sorpresa por el
tratamiento de la voz del narrador, que escondía errores “buscados” de redacción. Me explicó entonces
que él tiene siempre en cuenta tres aspectos: el lenguaje, la estructura y lo
novedoso que pueda aparecer en lo narrado. Dice que las sensaciones no las debe
dar el narrador, sino que las tiene que sentir el lector él solito, por lo que no
se debe ser demasiado explícito. Abordamos el género del cuento literario y el
hilo de la charla comenzó a fluir con toda naturalidad.
Coincidimos en que no es cierto que continúe siendo la
novela lo que más busca el lector. También opina, como yo, que ha habido cierto
resurgimiento del cuento literario. Me mencionó a Medardo Fraile, recientemente
fallecido, elogiamos su obra y me dio el nombre de un discípulo del cuentista,
Ricardo Martínez Conde. Recordé entonces que meses atrás, en una escapada a
Madrid aproveché
el trayecto en el AVE para leer un librito de cuentos que me regaló mi amiga Mercedes
y fue una revelación para mí. Me avergoncé de no haberlo descubierto antes. El
autor era Medardo Fraile, un escritor de la generación de los 50, la de Sánchez
Ferlosio y Martín Gaite.

En otro de los cuentos,
Monólogo de los sueños, utiliza un
recurso que consiste en inventar un
interlocutor, un hombre que le escucha en un bar, que al final no existe, se
desvanece. Me ha recordado otro cuento de Rulfo, Luvina. Al final, las dos palabras que me quedan sobre este autor
son ternura y humildad. Dice que hay que colocar al lector en otro plano en un
momento dado del desarrollo del cuento. Escribe cuentos que son verdaderas
estampas. Podría yo escribir algún cuento estampa sobre la ciudad, detener el
tiempo, por ejemplo, en un semáforo, en una paloma o en una conversación banal
por las calles de Barcelona.
Pero volvamos a la conversación con Xan Arias:

Dice que el editor de
verdad quiere ver la persona, ver más allá, ver la historia del autor. Recuerdo sus palabras sobre el oficio de
editor, para quien lo importante es el catálogo que va a quedar, que va a ser
su verdadero legado.
Gracias, Xan y un saludo galaico desde Barcelona.
Gracias a ti Herminia... te aseguro que la experiencia Novos fue para mí increíblemente gratificante; sobre todo, porque me quedó la sensación de que aprendí muchísimo de todos vosotros. Yo también te envío un cordial saludo galaico y ya sabes dónde me tienes
ResponderEliminar