23 libros de 2023: el año en que murió Milan Kundera
2023 📚📘📖📚
Para Juan Eduardo Zúñiga, la
literatura no es un espectáculo ni un trampolín de egolatría. El buen lector
llega a uno sin presiones comerciales; lo hace por casualidad, destino o boca a
boca.
Pues eso.
1. Pura pasión, de Annie Ernaux.
2. El
matarife, de Sándor Márai.
3. El
hechicero, de Vladimir Nabokov
4. Confesiones
de un burgués, de Sándor Márai.
5. Las
caras, de Tove Ditlevsen.
6. Extrañas,
de Guillermo Arriaga.
Es una obra singular, una novela
torrente, cuya trama avanza sin apenas cortes ni otro tipo de obstáculos; un
libro de esos en los que entras y te atrapa en cada página con un imán
imaginario. Nos adentramos en la vida de William Burton, el joven noble protagonista
y narrador, en la Inglaterra de 1781.
7. El
telón, de Milan Kundera. (Relectura)
En la cuarta parte de El telón,
ensayo en siete partes, titulado “Qué es un novelista”, Kundera vincula los
géneros con las edades sucesivas del hombre. Así, la juventud sería la “edad
lírica”, “o sea, la edad en la que el individuo, concentrado casi exclusivamente
en sí mismo, es incapaz de ver, comprender, enjuiciar lúcidamente el mundo a su
alrededor.” Afirma que el novelista nace cuando sale del ensimismamiento del
poeta.
8. Elisabeth
Finch, de Julian Barnes.
9. Los
armarios vacíos, de Maria Judite de Carvalho.
10. La
campana, de Iris Murdoch.
El egoísmo es, en términos de
Murdoch, el mayor enemigo de la moralidad. Y el arte se presenta como una de
las posibilidades de sacar al yo de sí mismo para que tome conciencia del
mundo.
11. La
edad del desconsuelo, de Jane Smiley.
12. El
hombre disfrazado, de Lara Vázquez.
El hombre disfrazado es una singular
narración en la que el protagonista repasa su itinerario vital y afectivo.
Witold es un profesor que se define como una triste figura de sesentón
prejubilado. Se halla en pleno desencanto vital pero en radiante estado de
lucidez. Es un narrador tramposo, locuaz, solitario, que se sincera sobre sus
“malos hábitos”, un hombre muy leído e ilustrado, en medio de una sociedad que
no entiende. Esto me recuerda a Kundera y a su frase demoledora que identifica
la vida con una derrota.
13. El
seductor, de Isaac Bashevis Singer.
14. Fortuna,
de Hernán Díaz.
15. Agua
y jabón, de Marta D. Riezu.
Del título se desprende la idea de
sencillez, la belleza de lo simple. Lo dijo Cecil Beaton, fotógrafo, pintor y
diseñador, cuando le preguntaron sobre la elegancia. Respondió: agua y jabón.
Algo así como aquello de “Menos es más”. El propio libro sugiere la estética de
lo fragmentario y la no linealidad. Pero aquí el centro es la elegancia, la
belleza, el arte, la armonía, el equilibrio, ese don que encontramos en algunos
lugares, en muchos objetos, bellos simplemente porque sí, y en unas cuantas
personas tocadas por la magia y la discreción.
16. La
Tribuna, de Emilia Pardo Bazán.
La recepción de la novela en el
siglo XXI ha dado lugar a lecturas más actuales que confirman La Tribuna como una novela moderna por
su conciencia feminista, por su denuncia de la precariedad del mundo obrero
femenino en el siglo XIX, y por la reivindicación de la educación de la mujer
para alcanzar la igualdad y el valor de la cultura en el proceso de madurez del
ser humano.
17. Siempre
hemos vivido en el castillo, de Shirley Jackson.
18. El
reino de este mundo, de Alejo Carpentier.
19. Entre
visillos, de Carmen Martín Gaite (Relectura).
20. De
donde son los cantantes, de Severo Sarduy.
“Yo no soy el personaje de escritor
que ustedes ven, este es un simulacro, no soy yo, Yo estoy detrás, riendo.”.
Severo Sarduy.
21. Plata
quemada, de Ricardo Piglia.
El epígrafe es una cita de Bertold
Brecht que se pregunta: “¿Qué es robar un
banco comparado con fundarlo?”, se vincula directamente con uno de los
géneros predominantes en el texto: la novela negra.
22. Ajuar
funerario, de Fernando Iwasaki.
23. Una
cabeza cercenada, de Iris Murdoch.
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