La novela de una novela. Thomas Mann
Die entstehung des doktor Faustus. Roman eines romans
Bermann-Fischer Verlag, Amsterdam,
1949
La novela de una novela. Thomas Mann
Editorial Sur . Argentina, 1961
Con la llegada de Hitler al poder,
Thomas Mann (1875-1955) empezó su largo exilio de Alemania. Fue en 1933 cuando
huyó a Suiza con su mujer, Katia, que era judía. Con el estallido de la II
Guerra Mundial estableció su residencia en Estados Unidos, primero en
Princeton, y luego en Los Ángeles. Allí se dedicó, entre mayo de 1943 y enero de 1947, a concluir su novela Doktor Faustus, que habría de ver la luz
ese mismo año.
De los apuntes y diarios de aquellos
cuatro años de su vida surge Los orígenes
del Doctor Faustus, que se
propone reconstruir, como indica el subtítulo del libro, la novela de una novela, la génesis de esta gran obra. Se trata de
un diario íntimo y constituye un documento revelador del proceso de escritura
de su obra más compleja y más autobiográfica. Los diarios siempre humanizan a
un escritor porque en ellos aparecen detalles cotidianos sobre la salud, las
relaciones familiares y los encuentros con amigos, que en este caso son, en su
mayoría, artistas y personalidades que integraron el círculo íntimo del autor:
Strawinsky, Chaplin, Adorno, Schoenberg, etc.
El librito empieza con una alusión a
la profecía que hizo el escritor quince años atrás para el Times Magazine, sobre que moriría en 1945, a los 70 años, la misma
edad que su madre. Pero el propio Mann apunta: “¿Cómo me proponía justificarme ante el público por el hecho de estar
aún vivo?” Lo hace asumiendo que el año y la época del vaticinio fue para
él un periodo de decadencia verdadera y progresiva de las energías. Así, tres
meses después Thomas Mann sufrió una profunda depresión y en el plano físico,
una terrible ciática le tuvo más de medio año con “enloquecedores dolores”.
Todo este periodo de tiempo es el que se relaciona con la génesis de la novela.
Y así, Thomas Mann cierra el primer capítulo de Die entstehung des Doktor Faustus. Roman eines romans, con una
declaración de intenciones:
“Intentaré,
tomando como base las breves notas cotidianas, reconstruir para mí y los amigos
la historia de Faustus, entrelazada como está con el tumulto y la presión de
los acontecimientos exteriores.”
Del largo proceso de escritura de Doktor Faustus:
En su juventud, Thomas Mann ya había
proyectado, aunque vagamente, una obra para la vejez, y es que 42 años antes
(en 1901) había anotado ya la idea primigenia: el pacto de un artista con el
diablo como posible tema de trabajo. Anotaciones de su diario nos ofrecen
pistas sobre los primeros pasos, la toma de contacto con el posible tema de
trabajo proyectado tiempo atrás:
“Resúmenes
del libro de Fausto. Lectura del libro por la noche. Segundo bombardeo de
Berlín en cuarenta y ocho horas. (...) Notas para el Fausto. Violentos y
sistemáticos bombardeos del continente de Hitler.”
El proceso sigue adelante y empieza
a compartir confidencias sobre el proyecto con algunos amigos. Pero todo estaba
todavía sin concretar: la forma, la acción, el estímulo, el tiempo y el lugar.
Es entonces cuando se propone “rebuscar
en la memoria y recoger materiales para dar un cuerpo a la sombra entrevista.”
Tras el estudio de algunos libros de música, Mann toma conciencia de la fragilidad de la idea: “Faltan aún por entero los personajes del libro y la introducción de eficaces figuras secundarias. De cualquier manera habrá que recurrir al pasado, a los recuerdos, a las imágenes, a la intuición. Pero todavía han de ser inventados y fijados los personajes accesorios.”
Mann anota distintas tareas a principios de 1943: “Lamentos de Fausto e ironía del espíritu: resúmenes (concebidos como sinfonías). Anotaciones, resúmenes, reflexiones y cálculos cronológicos. Cartas de Lutero. Cuadros de Durero. Ernst Newman, H. Wolf. Pensamientos sobre el nexo entre el tema del libro y las cosas de Alemania. La soledad de Alemania en el mundo. Aquí hay valores simbólicos.
La fecha del inicio de la escritura
queda también recogida: “Un domingo por
la mañana, el 23 de mayo de 1943, el día en que también Serenas Zeitblom, mi
narrador, puso manos a la obra, comencé a escribir el “Doktor Faustus.”
Aparecen además anotaciones sobre la
decisión de elegir la voz del narrador y escribir no una novela sino una
biografía y así, ensamblar hechos reales, históricos, personales y hasta
literarios. Abundan las notas sobre el encaje de la tragedia del protagonista,
Adrian Leverkühn con la de Nietzsche (alter
ego del músico), “cuyo nombre
deliberadamente no aparece en todo el libro.”
Sobre el estudio de la música, Mann
se preocupa casi obsesivamente por el aspecto técnico y por dominar los
elementos del oficio. Busca la ayuda y el consejo de Adorno. La exposición de
la música dodecafónica y la crítica de ella desarrollada en el capítulo XXII
del Faustus, se fundamentan en los
análisis de Adorno. “Capítulo fatigoso.
Hay que prever la posibilidad de eliminar partes que producirían pesadez y
efectos demasiado materiales. Se me ocurre la idea de hacer aparecer al diablo
bajo tres máscaras, siempre envuelto en el hielo.”
El diálogo de Adrián con el
visitante (capítulo XXV) se empezó a escribir a mediados de diciembre pero se
prolongó hasta una buena parte del año siguiente, 1944. “Fue el 20 de febrero cuando, con gran alivio, terminé aquel diálogo.
Ocupaba cincuenta y dos hijas manuscritas. Había llegado exactamente a la mitad
del libro y parecía el momento oportuno para una interrupción.”
La pausa concluye el 20 de marzo,
con tareas de corrección y el propósito de retomar el hilo a pesar de la
depresión por los acontecimientos de Alemania y la falta de esperanza en el
futuro.
En agosto comienza el capítulo
XXXVIII, el de la sonata para violín y la conversación sobre la belleza
sensible. Y sobre el proceso de corrección y eliminación de varias páginas y
fragmentos engorrosos, el escritor menciona la ayuda inestimable de Erika,
consejera a la que visitaba con el fin de “atacar la novela en varias partes
porque el conjunto ganaría con algunos de estos sacrificios” Del manuscrito
fueron eliminadas unas cincuenta páginas. Confiesa Thomas Mann: “Nadie siente su falta, ni yo mismo:
quitarlas fue un alivio para el corazón.” El mismo proceso se llevó a cabo
varias veces durante la escritura de la novela.
“Escribí
el capítulo XXXVIII en doce días y dos días después de terminarlo, comencé el
siguiente, el que se desarrolla al principio en Zurich e introduce a Marie
Godeau en la novela, que se va haciendo cada vez más novelística; es decir, más
dramática.
El segundo día del Año Nuevo de 1947
comienza a escribir el capítulo XLVII, el de la reunión y la confesión. Por
aquellos días llegó desde Zurich el catálogo de la editorial Oprecht, con el
anuncio del Faustus como novedad e
incluso el precio del volumen encuadernado en tela. El escritor recibió este
anuncio con horror, ansiedad y sensación
de incredulidad.
“Estaba todavía luchando con el libro y en estos casos vive
uno hasta la última palabra con la idea de que habrá que superar aún
dificultades decisivas y que la parte ya hecha se salvará por obra de aquella
que todavía falta hacer. “
Thomas Mann escribe el penúltimo
capítulo en diecisiete días. Es propiamente el último porque la conclusión
estaba concebida como epílogo, que escribió en ocho días. Y la mañana del 29 de
enero de 1947 Thomas Mann escribe las últimas líneas de Doktor Faustus, con la breve oración de Zeitblom por el amigo y por
la patria.
“Eliminé ciertos detalles del epílogo que en la lectura en
voz alta había juzgado demasiado deprimentes, volví a la sonata para violín y
la música de cámara, puse el epígrafe dantesco y subdividí la masa de los capítulos
en seis “libros. Pasó todavía una semana, la primera de febrero y luego declaré
que el libro estaba definitivamente terminado y resolví no poner ya las manos
en él.”
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