Las afueras. Luis Goytisolo
Las afueras. Luis Goytisolo
Editorial Anagrama
Primera edición: enero 2018
1958-2018
Sorprendió
entonces el elogio unánime de la crítica, a pesar de ser el debut
de un joven de 22 años, con una propuesta novedosa y una técnica
que consigue todavía resituar la obra en un espacio difuso entre la
novela y la colección de cuentos. El propio J.M. Castellet aportó
ya en 1959 una reflexión sobre las técnicas narrativas del joven
Goytisolo. Dejando a un lado los criterios clásicos de unidad de
acción y personajes, señala la homogeneidad de Las
afueras en
la unidad de lugar donde transcurre la acción (Barcelona y
provincia) y en la unidad de tiempo (han pasado dieciocho años de la
guerra civil) y apunta además a la dimensión social; esto es, la
sociedad donde conviven distintas clases sociales: terratenientes,
rentistas, aparceros, braceros, mutilados de guerra,...viven,
simplemente deambulan por los siete episodios y proyectan un tiempo
histórico determinado y una sociedad objetivada como real.
El
primero es el episodio más largo. Se inicia con la llegada a la
finca familiar de Víctor después de algún tiempo. No sabemos por
qué decide volver y pasar los días cazando. Se describe la vida
rural, con personas trabajadoras del campo. En el segundo capítulo,
Don Augusto y doña Magadalena se reprochan mutuamente aspectos de su
vida, ante el niño Bernardo. El detonante ha sido un hecho fortuito
que se enuncia desde la primera línea: “El
hecho era muy simple. Durante la noche, alguien había arrancado los
geranios.”
El
espacio es una villa de dos plantas en un barrio de la burguesía de
Barcelona, con un pequeño jardín. Se describen las cuestiones
cotidianas de la pareja, de unos días “todos iguales, excepto los
domingos.” (Por
la misa, que alteraba todo su horario)
El
tercero está escrito íntegramente en forma dialogada, con un
lenguaje directo y coloquial. Un hombre se posición acomodada,
Víctor, ha planeado una noche de juerga en las Ramblas, pero se
encuentra con un limpiabotas, Ciriaco, que fue su asistente durante
la guerra. Les acompaña buena parte de la noche y no pueden
sacárselo de encima. Remordimientos, sensación de culpa ante la
confidencia de que en el 43 estuvo en Leningrado. De nuevo la sombra
de la guerra, dieciocho años después. En el IV, una pareja de
ancianos que viven con la nostalgia de la huerta de flores y de su
campo.
Después
de algunos personajes llamados Domingos, se nos aparece en el
capítulo V, Mingo Cabot, hombre de campo que se niega a compartir
tractor y se aferra al recuerdo de su mujer desaparecida en la guerra
bajo un bombardeo.
En
el VI, de nuevo aparece un personaje-niño llamado Bernardo, ahora
obsesionado por la muerte de su hermano. El padre, otra vez llamado
Ciriaco, está encarcelado por robar..Y al final, otra historia
marcada por la guerra, con las vidas de nuevos don Víctor, don
Augusto y otra doña Magdalena, vidas que siguen girando entre el
campo y la ciudad, entre el pasado y el presente detenido.
Todos
los personajes con nombres repetidos, los niños Bernardo y las
niñas, Dina y Dineta (variantes de Bernardina) funcionan como
referentes en episodios distintos, en vidas que se nos muestran, a
modo de colmena, sujetas a un tiempo histórico determinado. También
los temas son recurrentes: la incomunicación, la soledad, la
nostalgia del campo, las diferencias sociales, los recuerdos, las
ausencias,...
“Reía, pero solo con la boca.”,
y
refiriéndose al don Augusto del segundo relato:
“Rió, pero solo con la boca, sin alzar la vista.”
La
lectura de Las
afueras
en este tiempo nos viene a reconciliar con la literatura, con un
estilo manso, suave y en el que no chirrían ni el ritmo ni la
sintaxis. La cadencia del texto es fluida y nada artificiosa.
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