Volver a Dublín. Volver al Ulises
Yes I said I will Yes
Este año, sí. He vuelto a Dublín, a
contemplar de nuevo la extraña luz que desprende su cielo cuando se refleja en
las ondas del Liffey. Y por primera vez he asistido a la celebración del
Bloomsday, la fiesta literaria que cada 16 de junio recuerda la acción del Ulises, de Joyce, que tiene lugar
justamente ese día, un 16 de junio de 1904.
La
novela, compleja y de difícil lectura, presenta dos personajes antagónicos. Stephen
Dedalus es un joven arrogante, profesor, intelectual, que carga con la muerte
de su madre; es el hijo descastado que huye de la casa paterna en busca de un
padre espiritual que acaba encontrando en Leopold Bloom. Este, por su parte, es
un hombre práctico, con una historia gris que vamos conociendo al adentrarnos
en su vida cotidiana. Un hombre vulgar, de unos cuarenta años, agente de
publicidad, de origen judío aunque convertido al protestantismo. Él y su mujer,
Molly, una cantante de ópera, tienen una hija de quince años, Milly, que se ha
ido a otra ciudad a estudiar fotografía. El matrimonio también tuvo un hijo,
Rudy, que murió a los once días de nacer, una pérdida a partir de la cual,
Molly no ha vuelto a tener relaciones sexuales con su marido. Molly tiene una
aventura con Blazes Boylan, su mánager. Por su parte, Bloom se limita a
mantener una relación epistolar clandestina con Martha Clifford, como sabemos
por el monólogo final de Molly. A pesar de todo, el matrimonio Bloom se sigue
queriendo mucho.
Pero
volvamos al Bloomsday. Entre las muchas actividades que intentan reconstruir el
itinerario de Leopold Bloom durante ese día, no han faltado las lecturas, las
visitas a la Torre Martello, los paseos por la playa de Sandymount, los
desayunos con vísceras, ni los parroquianos del Davy Byrne's Pub vestidos a la
moda de hace cien años. Toda una escenografía que transforma la ciudad por un
día, si bien de manera minoritaria, porque el espíritu de Bloom tan solo es
evocado por dublineses fieles al Ulises
y algún visitante despistado que pasa por la Sweny's Pharmacy y se deja llevar
por la ilusión de convertirse en turista literario por un día.
Uno de los lugares que se ofrece al
visitante en este recorrido es el James
Joyce Centre, una institución cultural que promueve la vida, la literatura
y el legado de James Joyce. Está ubicado en una casa de finales del XVII
restaurada, al norte del centro de Dublín y ofrece a los visitantes información
histórica y biográfica sobre Joyce y su influencia en el mundo literario. En la
primera planta de la casa se encuentra, desde febrero de 2023, la exposición "Ulysses: An Odyssey", de
Suzanne Freeman, donde representa, en una serie de 18 vitrinas, cada uno de los
episodios del Ulises, con referencias
a motivos, objetos o lugares destacados de la novela. Así, las vitrinas
enmarcadas guardan desde llave de la torre Martello en “Telémaco”, los
honorarios que entrega Mr. Deasy a Stephen Dedalus en “Néstor”, las conchas que
pisa en su paseo desde el colegio hacia Dublín por la playa de Sandycove en
“Proteus”, hasta el cigarro de Bloom en “Cíclope” o un mapa con las 19 viñetas
que se entrecruzan en “Wandering Rocks”. Se trata de una recreación visual con
objetos de la vida cotidiana del Dublín provinciano de 1914.
Pero la vitrina que representa visualmente el capítulo 18 y final de la novela, “Penélope” está compuesto por diez líneas con la palabra “yes” repetida. Sugiere el monólogo interior de Molly Bloom, que engarza sin orden ni puntuación sus pensamientos, en duermevela, cuando su marido se ha dormido.
«[...] me gustaría que algún hombre cualquiera me cogiese alguna vez cuando él está aquí y me besase entre sus brazos no hay cosa como un beso largo y caliente que te baja por el alma casi te paraliza [...]»
El fluir de conciencia de Molly (una Penélope infiel) va construyendo la narración que evoca los recuerdos de toda su vida: la infancia en Gibraltar, la muerte de su hijo pequeño, sus deseos más íntimos, sus encuentros sexuales con Boylan y en las últimas líneas, sobre la belleza del mundo, sobre su primera unión con Bloom, en el monte Howth, diciéndole “sí”. La palabra “sí” es la primera y la última del capítulo.
«[...] y primero le rodeé con los brazos sí y le atraje encima de mí para que él me pudiera sentir los pechos todos perfume sí y el corazón le corría como loco y sí dije sí quiero Sí »
Dublín, 16/06/2025 |
Yes I said I
will Yes
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