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Cierra los ojos y ve

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Entró al fin en la estación de metro de Sagrada Familia. Bajó las escaleras lentamente, con la solemnidad del descenso a los infiernos y al pisar un ovillo de cáscaras de pipas, se sintió por unos segundos como Stephen Dedalus en el tercer capítulo del Ulises, cuando pasea por la playa de Sandycove con los ojos cerrados para percibir el sonido de sus botas al aplastar unas crujientes conchas. El primer convoy entró a los pocos minutos. Se dirigía a su estudio del Raval, un pequeño local de la calle Notarías que comparte con un diseñador de bolsos y una restauradora de objetos vintage . Ya en el vagón, justo en el momento en que se cierran las puertas tras la señal acústica, entró una joven abrazada a una carpeta o algo así y, por un momento, le recordó a Julia, sus facciones aniñadas, su pelo corto y despuntado sobre la nuca, pero no, no lo era. Se sentó frente a él y observó discretamente una pequeña cicatriz en forma de pez en la pantorrilla izquierda. La descartó de in

Del tránsito entre siglos (2)

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Cerrando el siglo XX Algunos de los escritores más importantes del siglo pasado habían nacido en el XIX. Veamos el ejemplo de André Gide , (1869-1951).  En 1895 publica  Paludes , obra que es a la vez una sátira del Simbolismo etéreo y del Romanticismo, ya muy agotado en sus propios excesos. En sus Diarios proclama contundente: “Es hora de salir del siglo XIX ”. Y para dejar atrás el siglo, Gide aplica un precepto suyo: con materiales antiguos haremos obras modernas, con figuras literarias antiguas fabricaremos obras nuevas. Y para una visión circular del siglo XX, veamos ahora el ejemplo de Italo Calvino, muerto en 1985, de manera súbita, una semana antes de dictar en Harvard un ciclo de conferencias sobre los valores que él consideraba que la literatura del milenio debía preservar. Así, un breve ensayo titulado  Seis propuestas para el próximo milenio  se ha convertido en su testamento literario y en un libro extraordinario, si lo leemos ahora, treinta años después.  Ante el

De la novela en el siglo XXI

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De la novela y el tránsito entre siglos. No recuerdo qué lo provocó, pero desde hace ya varios días rondan por mi cabeza ciertas ideas acerca de una unidad de tiempo nada insignificante: el siglo. Y es que empecé sin darme cuenta a clasificar las expresiones lingüísticas primero y más tarde los propios objetos, bajo etiquetas de pertenencia al siglo XX o al XXI. Luego he seguido con las personas, porque algunas (ahora está claro), se han quedado todavía allí, congeladas. No, no voy a hacer público el listado, tranquilos, por lo menos ahora. Quizá porque  gran parte adulta de la humanidad que habitamos el planeta hemos vivido en el siglo anterior, (además de los llamados milennials o nativos digitales), lo cierto es que llevamos quince años hablando del nuevo milenio con la terminología que le fue propia al siglo anterior, y apelamos recurrentemente a los cambios tecnológicos y la convulsión que han supuesto en el ámbito de la comunicación y el del conocimiento. Pienso entonces

La habitación de Nona. Cristina Fernández Cubas

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Cristina Fernández Cubas La habitación de Nona Tusquets Editores. Colección Andanzas, volumen 855 Barcelona, 1ª edición: abril de 2015 La cita de Albert Einstein que abre el nuevo libro de cuentos de Cristina Fernández Cubas apunta:   La realidad es simplemente una ilusión, aunque muy persistente . Parece un aviso a navegantes de lo que vamos a experimentar, porque la autora nos presenta una colección de cuentos para el asombro y el desasosiego. A los lectores de Mi hermana Elba y Los altillos de Brumal nos han resultado muy familiares los seis cuentos que componen La habitación de Nona . Si bien comparto la opinión de la crítica sobre la calidad irregular de las historias, todo el conjunto transmite cierta atmósfera común que a veces va más allá del estilo. Consigue tender lazos entre los personajes, las narradoras o los ambientes. Y de nuevo, los límites difusos, la inclusión del elemento fantástico en la normalidad de lo cotidiano. En un

La vida irrelevante. CCCB 9. Italo Svevo. La conciencia de Zeno

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Última lección.  “El Arte de la novela europea s. XX. 2”    Hemos llegado al final del curso y pienso que también al final del círculo del siglo XX. Jordi Llovet nos da las gracias y anuncia que volveremos al siglo de las novelas extraordinarias con un nuevo programa. “Al fin, (dice citando al propio Raffaele Pinto, la literatura es como el pan.”    Nacido en Trieste en 1861, Italo Svevo, pseudónimo de Ettore Schmitz, había publicado ya dos novelas, Una vida (1892) y Senilidad (1898), antes de alcanzar el reconocimiento y la fama. Su obra es silenciada tal vez por las imperfecciones en el uso del italiano con rasgos del dialecto triestino. Se le acusa de no saber escribir correctamente.     Con La conciencia de Zeno (1925) alcanzó el reconocimiento primero en Europa (gracias al propio Joyce, quien fue su profesor), y más tarde en Italia de la mano de Eugenio Montale. La novela es el relato de la propia vida de Zeno porque el médico se lo ha pedido. Todo el texto debe leer

Diálogo entre libros

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  Carmen Martín Gaite Juan Benet El cuento de nunca acabar (apuntes sobre la narración, el amor y la mentira) .   Correspondencia En El cuento de nunca acabar, considerado uno de los más originales libros de ensayo de los años ochenta, Carmen Martín Gaite convierte el lenguaje mismo en materia de narración, recoge las divagaciones que guardaba en carpetas con el título “Frustraciones e incompletos” y establece a modo de conversación, un diálogo consigo misma. El libro es una reflexión sobre el arte de divagar, sin desprenderse del hilo de los recuerdos, de las visiones, la autora reclama una vez más al lector como interlocutor para al fin describir el bloqueo mismo de la predicación. Si bien la obra narrativa de la autora ha ido asociada por lo general a las novelas de conciencia interior, de incomunicación y soledad; es a partir de la publicación de Ritmo lento , en 1962, cuando empieza a dibujar el camino del ensayo y a consolidar las divagaciones

Los peces de DFW. Discurso de graduación 2015

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Bona tarda a tothom: famílies, alumnes, amics i companys. “Había una vez dos peces jóvenes que iban nadando y se encontraron por casualidad con un pez mayor que nadaba en dirección contraria: el pez mayor los saludó con la cabeza y les dijo:  “Buenos días, chicos. ¿Cómo está el agua?” Los dos peces jóvenes siguieron nadando un trecho: por fin, uno de ellos miró al otro y le dijo: “¿Qué demonios es el agua?” Es tradición empezar estos discursos con una pequeña historia didáctica. Yo he elegido la que dirigió el escritor David Foster Wallace a los alumnos de Humanidades en el día de su graduación. El mensaje es que las realidades más obvias e importantes, SON a menudo las más difíciles de ver y de explicar. Luego hablaremos del AGUA, pero ya avanzo que el pez mayor no soy yo. Hoy toca celebrar,  y la fiesta de esta tarde… es la de todos. Es difícil para mí expresar todas las ideas que ha generado esta promoción, sobre todo, este último año. La idea, por ejemplo, d