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César Aira. De los procedimientos

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En su ensayo "La nueva escritura",   César Aira ha dicho que:   "los grandes artistas del siglo XX no son los que hicieron obra, sino los que inventaron procedimientos para que las obras se hicieran solas..." Leer artículo completo Procedamos.  El texto de Aira se publica en el suplemento literario de La Jornada , un 12 de abril de 1998. ¡Ah!, primera revelación fruto de la intervención del azar: es el día de mi cumpleaños (no así el año, que no cuadra, obviamente). Después de una primera lectura, me parece un ensayo atrevido . Por cierto, recuerdo que mañana debo exponer en clase las características de esta tipología textual. Los estudiantes han aprendido un procedimiento para analizar y replicar textos ensayísticos. Saben que por ser de naturaleza reflexiva, el ensayo suele combinar la exposición y la argumentación, y que predomina la actitud subjetiva. Esto se cumple en el texto de Aira, pero quizá demasiado. La presencia del yo aparece insisten

Cierra los ojos y ve

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Entró al fin en la estación de metro de Sagrada Familia. Bajó las escaleras lentamente, con la solemnidad del descenso a los infiernos y al pisar un ovillo de cáscaras de pipas, se sintió por unos segundos como Stephen Dedalus en el tercer capítulo del Ulises, cuando pasea por la playa de Sandycove con los ojos cerrados para percibir el sonido de sus botas al aplastar unas crujientes conchas. El primer convoy entró a los pocos minutos. Se dirigía a su estudio del Raval, un pequeño local de la calle Notarías que comparte con un diseñador de bolsos y una restauradora de objetos vintage . Ya en el vagón, justo en el momento en que se cierran las puertas tras la señal acústica, entró una joven abrazada a una carpeta o algo así y, por un momento, le recordó a Julia, sus facciones aniñadas, su pelo corto y despuntado sobre la nuca, pero no, no lo era. Se sentó frente a él y observó discretamente una pequeña cicatriz en forma de pez en la pantorrilla izquierda. La descartó de in

Del tránsito entre siglos (2)

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Cerrando el siglo XX Algunos de los escritores más importantes del siglo pasado habían nacido en el XIX. Veamos el ejemplo de André Gide , (1869-1951).  En 1895 publica  Paludes , obra que es a la vez una sátira del Simbolismo etéreo y del Romanticismo, ya muy agotado en sus propios excesos. En sus Diarios proclama contundente: “Es hora de salir del siglo XIX ”. Y para dejar atrás el siglo, Gide aplica un precepto suyo: con materiales antiguos haremos obras modernas, con figuras literarias antiguas fabricaremos obras nuevas. Y para una visión circular del siglo XX, veamos ahora el ejemplo de Italo Calvino, muerto en 1985, de manera súbita, una semana antes de dictar en Harvard un ciclo de conferencias sobre los valores que él consideraba que la literatura del milenio debía preservar. Así, un breve ensayo titulado  Seis propuestas para el próximo milenio  se ha convertido en su testamento literario y en un libro extraordinario, si lo leemos ahora, treinta años después.  Ante el

De la novela en el siglo XXI

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De la novela y el tránsito entre siglos. No recuerdo qué lo provocó, pero desde hace ya varios días rondan por mi cabeza ciertas ideas acerca de una unidad de tiempo nada insignificante: el siglo. Y es que empecé sin darme cuenta a clasificar las expresiones lingüísticas primero y más tarde los propios objetos, bajo etiquetas de pertenencia al siglo XX o al XXI. Luego he seguido con las personas, porque algunas (ahora está claro), se han quedado todavía allí, congeladas. No, no voy a hacer público el listado, tranquilos, por lo menos ahora. Quizá porque  gran parte adulta de la humanidad que habitamos el planeta hemos vivido en el siglo anterior, (además de los llamados milennials o nativos digitales), lo cierto es que llevamos quince años hablando del nuevo milenio con la terminología que le fue propia al siglo anterior, y apelamos recurrentemente a los cambios tecnológicos y la convulsión que han supuesto en el ámbito de la comunicación y el del conocimiento. Pienso entonces

La habitación de Nona. Cristina Fernández Cubas

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Cristina Fernández Cubas La habitación de Nona Tusquets Editores. Colección Andanzas, volumen 855 Barcelona, 1ª edición: abril de 2015 La cita de Albert Einstein que abre el nuevo libro de cuentos de Cristina Fernández Cubas apunta:   La realidad es simplemente una ilusión, aunque muy persistente . Parece un aviso a navegantes de lo que vamos a experimentar, porque la autora nos presenta una colección de cuentos para el asombro y el desasosiego. A los lectores de Mi hermana Elba y Los altillos de Brumal nos han resultado muy familiares los seis cuentos que componen La habitación de Nona . Si bien comparto la opinión de la crítica sobre la calidad irregular de las historias, todo el conjunto transmite cierta atmósfera común que a veces va más allá del estilo. Consigue tender lazos entre los personajes, las narradoras o los ambientes. Y de nuevo, los límites difusos, la inclusión del elemento fantástico en la normalidad de lo cotidiano. En un

La vida irrelevante. CCCB 9. Italo Svevo. La conciencia de Zeno

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Última lección.  “El Arte de la novela europea s. XX. 2”    Hemos llegado al final del curso y pienso que también al final del círculo del siglo XX. Jordi Llovet nos da las gracias y anuncia que volveremos al siglo de las novelas extraordinarias con un nuevo programa. “Al fin, (dice citando al propio Raffaele Pinto, la literatura es como el pan.”    Nacido en Trieste en 1861, Italo Svevo, pseudónimo de Ettore Schmitz, había publicado ya dos novelas, Una vida (1892) y Senilidad (1898), antes de alcanzar el reconocimiento y la fama. Su obra es silenciada tal vez por las imperfecciones en el uso del italiano con rasgos del dialecto triestino. Se le acusa de no saber escribir correctamente.     Con La conciencia de Zeno (1925) alcanzó el reconocimiento primero en Europa (gracias al propio Joyce, quien fue su profesor), y más tarde en Italia de la mano de Eugenio Montale. La novela es el relato de la propia vida de Zeno porque el médico se lo ha pedido. Todo el texto debe leer

Diálogo entre libros

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  Carmen Martín Gaite Juan Benet El cuento de nunca acabar (apuntes sobre la narración, el amor y la mentira) .   Correspondencia En El cuento de nunca acabar, considerado uno de los más originales libros de ensayo de los años ochenta, Carmen Martín Gaite convierte el lenguaje mismo en materia de narración, recoge las divagaciones que guardaba en carpetas con el título “Frustraciones e incompletos” y establece a modo de conversación, un diálogo consigo misma. El libro es una reflexión sobre el arte de divagar, sin desprenderse del hilo de los recuerdos, de las visiones, la autora reclama una vez más al lector como interlocutor para al fin describir el bloqueo mismo de la predicación. Si bien la obra narrativa de la autora ha ido asociada por lo general a las novelas de conciencia interior, de incomunicación y soledad; es a partir de la publicación de Ritmo lento , en 1962, cuando empieza a dibujar el camino del ensayo y a consolidar las divagaciones