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Anatomía de la gente silenciosa

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    El taxi llega al cruce de la calle de Aribau con la de Laforja y el escritor de voz familiar se despide como si de su propio doble se tratara y con las ganas de haberle dedicado su libro con una amable sonrisa. Mario se siente ahora liberado. La verdad es que prefiere al pasaje más callado, a las personas silenciosas, que se sientan, les viene grande apenas saludar y bajan la mirada para indicar la dirección. Sea el trayecto corto o largo, ya no vuelven a hablar hasta que llegan al destino; aunque también suben los charlatanes, que a la mínima te explican todas las enfermedades de la familia o las desgracias más sabrosas de contar. Y es que, están los suspiradores, los que ronronean como él durante todo el trayecto, los transparentes, los que te ponen la mano delante para recoger un cambio de céntimos, los invisibles, los que teclean en su teléfono móvil sin parar, los eternamente enojados, los que te ignoran… Cuando el cliente es de los que no hablan, practica enton
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YO ERA PROFESOR    “Yo era profesor, mi trabajo consistía en demostrar hasta qué punto la relación con lo real afecta a nuestra relación con los demás, nuestra relación con nosotros mismos, con nuestros pensamientos, con nuestra dignidad o con la falta de ella”.   Jean Starobinski (Ginebra, 1920), filósofo y crítico cultural.     Los alumnos tienen siempre las manos blandas, la cara aniñada, los ojos llenos de inquietud, en guardia y sus miradas siempre escudriñan, serpentean, buscan a los otros y al profesor. Proceso inverso.   Mientras yo cumplo inexorablemente un año más, los alumnos se parecen siempre al eterno adolescente, siempre de nuevo trece, catorce, acaso dieciocho años. Sus padres, de repente, rejuvenecen hasta convertirme yo en su hermana mayor y mis compañeros resultan con el tiempo más familiares, más cercanos, más cómplices. La imagen me trae a la mente la obra de Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray. En este caso el cuadro no soy

Diálogos, 3. Javier Marías/ Domingo Ródenas

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3. Javier Marías/ Domingo Ródenas Con motivo de la conmemoración de los cuarenta años de vida literaria de Javier Marías con la reedición de su primera obra, Los dominios del lobo (1971-2011), se celebra un encuentro en la UPF entre el escritor y el profesor de literatura, Domingo Ródenas. Marías cumple cuarenta años de vida literaria y es otro “hacedor” de estilo literario.  Concibe la literatura como un todo que proyecta en sus novelas, desde la mente que las narra y las piensa. No importa el argumento, la trama se reduce a una mínima expresión y es la voz que cuenta la que inunda los capítulos y rebosa en digresiones. Es un estilo que en este diálogo Domingo Ródenas califica como hipnótico, magnético. El propio Javier Marías explica la importancia que tiene la voz que cuenta, de la dificultad de contar. Toda la parte digresiva es técnica de Laurence Sterne, (no olvidemos que Marías es el excelente traductor del Tristam Shandy ) y en ocasiones, las digresiones so

Diálogos, 2. A. Fernández Mallo/ María Kodama/ Javier Calvo

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2.  A. Fernández Mallo/ María Kodama/ J. Calvo. De la originalidad  Otoño 2011. La entrega de premios de Cosecha Eñe tiene lugar el sábado por la tarde, en el Cículo de Bellas Artes. Los diez finalistas son presentados por la directora de la revista y entrega el galardón Fernández Mallo, ganador de la última edición. El laureado es otro autor del grupo Nocilla , Javier Calvo, quien tras recibir el premio realiza una performance a dos voces con su relato, de título Nínive , realmente original. Calvo tiene ya varios libros publicados y en breve sale al mercado su novela El jardín colgante , un delirio sobre los años de la transición política. En el viaje de vuelta a Barcelona, coincidimos en el AVE, nos cruzamos en el pasillo que lleva a la cafetería del último vagón. Intento acercarme a hablar con él y felicitarle por su premio, lo intento   antes y después de tomarme el café pero se pasa el trayecto apoyado en una ventana y hablando por el teléfono móvil.   Por la ma

Diálogos. 1. Juan Cruz/ J.M. Caballero Bonald

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1. Juan Cruz/ J. M. Caballero Bonald. De la memoria       En Madrid, e l sábado 12 de noviembre asistí a una charla entre el periodista Juan Cruz y el poeta José Caballero Bonald. Al primero lo descubrí como autor de memorias en Muchas veces me pediste que te contara esos años (2008), título algo difícil de retener que nos brinda la segunda entrega de su autobiografía con un estilo pienso que muy evocador, muy lírico a veces. Son unas memorias muy poéticas donde el paso del tiempo, que todo lo arrasa, ha marcado el devenir de su trayectoria profesional y personal.   Hace poco he leído la tercera entrega, Egos Revueltos (2010) , cuyo centro de interés deriva más hacia la personalidad de los escritores con los que ha tratado a lo largo de su carrera como editor y periodista cultural de El País. Este libro y el anterior están escritos desde la nostalgia y con la sinceridad de la pena por todos los que se han convertido en ausencias. Pero es el estilo de Juan Cruz lo que

Marlés y el profesor

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El profesor   ¿Asistirá hoy a clase? No ha venido, no, pero sí, ahí está, ya entra. Hoy sí está, ahí sentada en la cuarta fila, con los ojos aplicados en los apuntes, con su espalda ligeramente arqueada hacia adelante, con su cuello de garza, largo y casi suspendido en el aire.   Los días en los que Marlés acudía a clase, el profesor sentía un desasosiego, que hacía que demorara más sus explicaciones, que intentara escucharse   a sí mismo y entonces era el desastre, se perdía en el hilo de su discurso. Era la primera vez que una alumna le inquietaba, hasta el punto que en cada intervención que dirigía al auditorio, elevaba la mirada al techo del aula y en un acto reflejo, se llevaba la mano a la cabeza como para acariciar sus entradas y se quedaba de nuevo en blanco. Al bajar la mirada y dirigirla al dorado cabello de Marlés, un hormigueo nervioso le sacudía el estómago. Se sentía mal durante toda la clase, tenía molestias en las articulaciones de la rodilla, esas que ap

Recordando a Carmen M. Gaite

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"La edad de la obviedad" o de la añoranza de interlocutor ____________________________________________________ C armen Martín Gaite, Juan Benet, Correspondencia . Edición de José Teruel. Galaxia Gutenberg. Círculo de Lectores. 2011     La primera idea que me atrapa al leer estas páginas, viene de Juan Benet, cuando habla de la relación entre el sujeto y los objetos o las personas importantes para él, y nos habla de las tres edades de la voluntad (62-75); entre ellas, la primera, “la edad de la obviedad ”.     Este sintagma nominal de suave aliteración desprende musicalidad y me lleva a pensar en la primera juventud, aquella en la que hasta los amigos y los amores aparecen sin justificación, sin previa intelectualización.      En el libro de Carmen M. Gaite, El cuento de nunca acabar vuelve a aparecer este motivo de las edades, relacionadas ahora con la añoranza de un interlocutor verdadero para cada una de ellas. Distingue entre los falsos interlocu