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Juan Villoro, "La tierra de la gran promesa"

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  Noviembre, 2021   Uno de los últimos miércoles de noviembre, una tarde lluviosa y fría en Barcelona, pero acudo a la Biblioteca Agustí Centelles para ver y escuchar a Juan Villoro. Está de gira promocional de su nueva novela La tierra de la gran promesa y venir hoy aquí es como volver a sus clases de Literatura. Es alto, muy alto. “Qué alto ha sido siempre”, susurran a mi espalda desde la fila de atrás cuando Villoro aparece, tan afable como un mago dispuesto a conversar. Anna María Iglesias presenta la novela, dice que es una obra compleja pero en el buen sentido, compuesta de varios sustratos. En México, en 1982, tuvo lugar el trágico incendio que acabó con la Cineteca Nacional, en el que hubo varios muertos y desaparecidos, y se perdieron para siempre miles de cintas, guiones, libros y material de archivo. El día del incendio se proyectaba la película La Tierra de la gran promesa . Todo se consumió por el fuego, hay conjeturas sobre el suceso, pero lo cierto es que desapareció

Breve historia de "Relato de un náufrago", de G. García Márquez

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  Periódico Noroeste, México, 4 de marzo, 2021. Nelly Sánchez Ciclo de charlas: Gabriel García Márquez, De la crónica a la ficción. Imparte Juan Villoro. Sesión quinta . “El éxito del reportaje publicado en 14 partes en El Espectador fue enorme, el periódico tuvo que doblar el tiraje por la demanda de lectores que querían coleccionar la historia”, asegura el escritor mexicano. Aunque para muchos Gabriel García Márquez escribió su primera obra maestra al publicar Cien años de soledad, que lo volvió mundialmente famoso, previamente había escrito al menos dos obras maestras: El coronel no tiene quien le escriba y Relato de un náufrago , de la que no calculó que tuviera esta dimensión, aseguró Juan Villoro. Se trata del relato que escribió por entregas en 1955 para El Espectador , a partir de la noticia que se produjo el 28 de febrero de ese mismo año, sobre ocho marinos de la armada colombiana que cayeron al mar en las proximidades de Cartagena de Indias, provenientes de Estados

Borges, el autor ausente.

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Pensar que la última letra de un texto pertenece al autor tiene que ver con que este pase a ser un testigo. N arrar significa alejarse hasta desaparecer, entonces el autor es un fantasma de sí mismo , no es nada en sí mismo. Conferencia de Juan Villoro UPF Barcelona. 17/04/2012 Notas. El escritor mexicano analiza la obra de Jorge Luis Borges a partir del papel que este otorga a la autonomía literaria y que representa “la forma en que el texto se desprende del autor y adquiere vida propia.” Villoro reflexiona sobre el estilo literario borgiano a partir de obra como Pierre Menard, autor de El Quijote, Historia Universal de la Infamia, El milagro secreto, La Biblioteca de Babel y El Aleph. “Yo es otro”, la cita es de Arthur Rimbaud. En todo manuscrito el autor desaparece, la vigencia de un libro depende entonces de los demás, del deseo de mantener vivo un texto. Se da la extrañeza literaria cuando un texto se desprende del conjunto y es capaz de aso

El final de una historia

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Juan Villoro   Ricardo Piglia, en su  Tesis sobre el cuento  habla de la novela corta como el género literario que permite su relectura. Y el cuento, además, es una forma que permite la retentiva oral. Podemos más o menos reproducirlo oralmente. Aspira a la totalidad de comprensión en primera instancia. Si hablamos de la idea de unidad del cuento, cabe preguntarnos: ¿Cuándo un cuento está completo? Muchos de los cuentos fallidos, lo son porque no parecen terminados sino abandonados.  El cuento propone el sentido del todo, de la unidad. Debe cerrarse bien, conlleva la noción de clausura. Puede concebirse sabiendo cuál es el final y abarcarlo hasta el inicio. La mente cierra las zonas de significado que no son aparentes. La unidad es una ilusión, ¿es redondo porque está completo? La vida siempre continúa después del final y la de los personajes. El relato debe dar la sensación de que se contó hasta donde se debía. Los mejores finales son los inesperados, que dan un giro

Abril o un paseo por librerías

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Abril ha cubierto las calles de la ciudad de pétalos alados y las mesas de las librerías de novedades. Llega Sant Jordi y en Barcelona se inicia con una vitalidad renovada la liturgia de la literatura. Abril ha venido para quedarse y llega siempre cargado de libros, a las librerías y a mi casa, porque en pocos días he comprado varios títulos y he apuntado algunos otros ineludibles o imperdibles, como se dice ahora.             Durante estos días he leído la última ¿novela? De Enrique Vila-Matas, Marienbad eléctrico , que J.A. Masoliver reseña en La vanguardia: “Toda la narratividad de esta novela está en lo que tiene de vertiginoso, de continuos desplazamientos de un centro a otro para confirmar con Perec, que toda novela es infinita.” También he empezado dos libros, las memorias de Jaime Gil de Biedma, editadas por Andreu Jaume y el ensayo de Svetlana Alexiévich, Premio Nobel de Literatura 2015, a quien espero conocer el próximo mayo en el CCCB. Los Diarios 1956-1985 de Jaime G

Juan José Millás, buscando cuentos

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Dice el escritor Juan Villoro en el prólogo de ¿Hay vida en la Tierra? , que ha reunido “cien relatos de lo real”, pero se trata de artículos periodísticos publicados en distintos medios. Son columnas con cuerpo narrativo, a la manera de los “articuentos” de Juan José Millás, a quien nombra entre sus influencias. Pero otra frase en el prólogo lleva a pensar en una conexión más entre periodismo y literatura, más allá de la crónica: “No he querido construir cuentos, sino buscarlos en la vida.” Y es que las columnas de Millás más pegadas a la ficción constituyen un género en sí mismas porque indaga en los mecanismos de la invención para extraer historias y liberarlos de la realidad, de la vid a. La titulada “Escribir”, por ejemplo,  es una pieza maestra. Publicada en el diario El País , responde al esquema de  una columna clásica, así que nace de una noticia de actualidad: la tragedia del submarino K-141 Kursk, perdido con toda la tripulación en agosto del año 2000.  Ju

Juan Villoro, ¿Hay vida en la Tierra?

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Editorial Anagrama ISBN 978-84-339-9781-4 Lo vi desde el otro lado del semáforo, plantado algo más arriba del cruce de las calles de Pau Claris y Casp. Empezaba a anochecer pero pude distinguir una silueta alta, casi quijotesca, con traje oscuro y camisa clara, que hacía guardia a las puertas de la librería Laie. Era el día de la presentación de su libro, ¿Hay vida en la Tierra? , un martes de octubre en Barcelona. Era, de nuevo, Juan Villoro.  Me hice el propósito firme de saludarle en cuanto el semáforo cambiase al verde y yo cruzara la calle, pero justo cuando eso iba a ocurrir, se le acercaron dos mujeres y se sumaron a su silueta con afectuosos saludos. No me moví, esperé un nuevo turno en el cruce con la esperanza de que lo dejasen de nuevo solo para saludarle sin quedarme parada apremiando para que las conversaciones se acaben. Pero aquella charla no se acababa nunca y decidí entrar a la librería como de soslayo. Todos esperaban al escritor, casi ya no había un sitio

Bibliomancia

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  Seguí a mi amigo Pablo por todas partes durante aquella semana, desde el episodio en la librería donde le noté como raro, cambiado. Recuerdo que justo tres días antes de los hechos, pasamos la tarde recorriendo la ciudad en busca de algunos libros que necesitaba para su artículo.  Bajamos por la calle Balmes y entramos en la librería Alibri. Allí buscamos un libro del sociólogo Díaz-Salazar, experto en estos temas. Pablo siempre rastrea los libros sin ayuda. Nos gusta así. Él tampoco acude a los dependientes hasta el último momento, cuando no te queda otro remedio, tan solo si llegas al último estante y no has encontrado al autor que buscabas. Antes de salir, creo que hojeé un libro del escritor mexicano Juan Villoro. Recuerdo que Pablo se rascó nerviosamente la cabeza y cayó en la cuenta de que en esta librería, los libros de Villoro aparecen ordenados junto a los de Vila-Matas, por una mera cuestión alfabética. Eso fue como una revelación, o mejor dicho, bibliomancia en est

Hoy he visto a Juan Villoro

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Hoy ya es ayer; o mejor, hoy será un día de este ya casi olvidado verano.   Había pasado toda la mañana en la Biblioteca de Catalunya intentando poner al día el correo, atrapar la inspiración y terminar la propuesta de trabajo del taller: escribir un artículo sobre el futuro del libro y el escritor. Cuando volvía a casa en moto, en el cruce entre la calle Consell de Cent y Roger de Llúria , vi a Juan Villoro, el escritor . En un primer momento casi lo atropello porque perdí el control de la moto por unos segundos. Además, casi provoco un accidente porque ante mi asombro, giré peligrosamente la cabeza hacia él para asegurarme de que aquella era la barba de Juan.   Estuve a punto de llamarle, de gritar Juan, Juan; pero de nuevo doña timidez   me enmudeció y me condujo a tirones calle arriba. El escritor, ajeno a todo, alcanzó impasible el otro extremo de la cebra. Vestía felizmente una camisa de flores sobre camiseta y portaba una bolsa de la librería La Central en la mano.