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La degradación: "Desgracia", de J.M. Coetzee

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  Figuras de la santidad moderna, 22 de diciembre de 2022. La degradación: Desgracia, de J.M. Coetzee Ignacio Echevarría. Buenas tardes. Esta es la última sesión de este extraño curso, un curso experimental que ha servido para perfilar algunas intuiciones sobre esta categoría difusa que es la de la santidad laica o profana en el mundo moderno. Hoy cerramos el curso con una sesión sobre un personaje novelesco que es el protagonista de Desgracia , de Coetzee. Se trata de David Lurie, un personaje estrictamente contemporáneo que vive el mundo de ahora, muy parecido al nuestro, No es un personaje ejemplar, ni siquiera es un personaje excéntrico. Es un hombre de la calle y postularlo como un santo laico requiere un ejercicio habilidoso de discurso.             J.M. Coetzee (1940) es uno de los grandes narradores contemporáneos y uno de los que mejor ha abordado una experiencia universal, la del envejecimiento. Sus últimas novelas, desde los años 90, están pobladas de ancianos que s

"El polaco", de J.M. Coetzee

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El polaco, J.M. Coetzee. Traducción: Mariana Dimópulos. Editorial El Hilo de Ariadna. 2022. Abro el ejemplar de El polaco , la nueva novela de J.M. Coetzee y me encuentro con una cita de Rilke, bajo el epígrafe Colección Literatura , que dice “Somos las abejas de lo invisible” . La frase amplía la metáfora (que ya es lugar común) de dos líneas más arriba, esa que dice que la vida se escribe a sí misma.   Y es que el autor sudafricano hace aquí un ejercicio de enfoque restringido a una de las aristas de la vida: una historia de amor narrada sin estridencias, desde la conciencia precisa de una Beatriz que sobrevuela las emociones, a pesar de las resonancias líricas del Dante enamorado.             La pareja protagonista inicia una extraña relación a partir de un encuentro totalmente azaroso. Beatriz colabora en la organización de recitales para un público culto y adinerado de Barcelona. Nacida en 1967, “inteligente, bien educada, culta, una buena esposa y madre” , su vi

Abril o un paseo por librerías

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Abril ha cubierto las calles de la ciudad de pétalos alados y las mesas de las librerías de novedades. Llega Sant Jordi y en Barcelona se inicia con una vitalidad renovada la liturgia de la literatura. Abril ha venido para quedarse y llega siempre cargado de libros, a las librerías y a mi casa, porque en pocos días he comprado varios títulos y he apuntado algunos otros ineludibles o imperdibles, como se dice ahora.             Durante estos días he leído la última ¿novela? De Enrique Vila-Matas, Marienbad eléctrico , que J.A. Masoliver reseña en La vanguardia: “Toda la narratividad de esta novela está en lo que tiene de vertiginoso, de continuos desplazamientos de un centro a otro para confirmar con Perec, que toda novela es infinita.” También he empezado dos libros, las memorias de Jaime Gil de Biedma, editadas por Andreu Jaume y el ensayo de Svetlana Alexiévich, Premio Nobel de Literatura 2015, a quien espero conocer el próximo mayo en el CCCB. Los Diarios 1956-1985 de Jaime G

J.M. Coetzee, K.O. Knausgård y el artificio.

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Hace ya un tiempo que leí la novelita de J.M. Coetzee, Desgracia. Y entonces escribí algo sobre el vaivén de la concentración lectora, sobre ese entrar y salir de una lectura, de una ficción, y la dificultad que contrae mantener la atención cuando leemos:   « Dos tramas: la mía y la de la protagonista, Lucy; dos espacios, dos tiempos, acaso dos narradores. Vuelvo a la granja de Lucy y los perros ya no ladran, han sido asesinados. Padre e hija observan el desastre a su alrededor: tristeza y desolación. Toso, me cansa la postura, el bebé del tercero segunda rompe en un llanto desesperado, rabioso. Mi concentración se disipa una y otra vez. » Había descubierto a Coetzee con su obra Verano y me interesó entonces mucho la forma de narrar, el artificio pergeñado para hablar de un personaje que es él mismo, pero que ya está muerto y que no lo es, porque es a su vez un personaje. Y lo planea a través de las entrevistas con personas que lo conocieron en vida. Es una muestra más d

Desgracia. J.M. Coetzee

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J.M. Coetzee           Desgracia Capítulo 11 “Es miércoles. Se ha levantado temprano, pero Lucy madruga más que él” . Así comienza el capítulo 11 de una novela de Coetzee. Hoy también ha sido miércoles, un día laborable en medio de esta semana discontinua. David es un profesor que, envuelto en un escándalo, renuncia a su puesto y se refugia en la granja de su hija Lucy.   Esa tarde de miércoles son asaltados por tres individuos que violan a la hija ante la impotencia del padre. Magistralmente narrada su desesperación. Coetzee desnuda las escenas sin que la trama se diluya. La tensión late en los ladridos de los perros que intuyen la tragedia. Durante la lectura, puedo oír los ladridos del perro del vecino. También la postura incómoda me distrae del relato, una tos, un pensamiento. Entrar y salir de la ficción. Dos tramas, la mía y la de Lucy, dos espacios, dos tiempos, acaso dos narradores. Vuelvo a la granja y los perros ya no ladran, han sido asesinados. Padre e hija observa