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Mostrando las entradas etiquetadas como Ciudad de Sombras

Luz de mi vida

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   L a tarde en que por fin ella asintió al oír su nombre en el aula, pudo comprobar que en persona, Marlés irradiaba un porte elegante, con cierto aire de tristeza. Pelo largo y liso, color miel, con la raya en el centro. A destacar las pestañas, muy largas, claras y elevadas como en espiral.  La piel muy clara, casi transparente si no fuera por las pecas que salpican su rostro y sugieren geométricas formas que el dedo índice del profesor traza en un dibujo imaginario cuando la acaricia.  Tomás se quedó por unos segundos en silencio, sin atinar a continuar con la lista de asistentes, como perdido.     Ese día cambió para siempre el sentido de su existencia.   Y el caso es que no le atrajo de Marlés su atractivo erótico o sexual, que lo tenía sin duda, sino una extraña atracción de calidez, de melancolía, de estar en otro plano de la realidad. Tras algunos intentos de acercamiento con excusas banales, decidió que ya había llegado la hora de proponerle algo. Quedaron para c

Reseña del escritor Jorge Gamero sobre CIUDAD DE SOMBRAS

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Ciudad de sombras, de Herminia Meoro Ciudad de sombras Herminia Meoro Barcelona, 1ª edición de 2014 Editorial Playa de Ákaba S.L. ISBN epub: 978-84-941451-8 -6 http://playadeakaba.com info@palayadeakaba.com          Este extraordinario libro de relatos, seis concretamente, gira en torno a dos ejes muy marcados. Uno es el espacio, Barcelona, y el otro; la muerte, el temor a ella, su vivencia. Los personajes, excepto un taxista llamado Mario compartido en varios cuentos, son distintos para cada uno de ellos pero Herminia Meoro consigue que Barcelona como espacio, y este es uno de los grandes méritos del libro; sea un personaje en si misma, la ciudad como motor creativo. Así,  Ciudad de sombras , vivifica Barcelona, especialmente el barrio de l’ Eixample, y siendo un libro lleno de luces narrativas, se convierte de paso, aunque esto quizás solo sea un capricho mío, en un proyecto de gran novela sobre nuestra ciudad. Los personajes se mueven, excepto en  Histori

Bibliomancia

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  Seguí a mi amigo Pablo por todas partes durante aquella semana, desde el episodio en la librería donde le noté como raro, cambiado. Recuerdo que justo tres días antes de los hechos, pasamos la tarde recorriendo la ciudad en busca de algunos libros que necesitaba para su artículo.  Bajamos por la calle Balmes y entramos en la librería Alibri. Allí buscamos un libro del sociólogo Díaz-Salazar, experto en estos temas. Pablo siempre rastrea los libros sin ayuda. Nos gusta así. Él tampoco acude a los dependientes hasta el último momento, cuando no te queda otro remedio, tan solo si llegas al último estante y no has encontrado al autor que buscabas. Antes de salir, creo que hojeé un libro del escritor mexicano Juan Villoro. Recuerdo que Pablo se rascó nerviosamente la cabeza y cayó en la cuenta de que en esta librería, los libros de Villoro aparecen ordenados junto a los de Vila-Matas, por una mera cuestión alfabética. Eso fue como una revelación, o mejor dicho, bibliomancia en est

El doble sin rostro

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        Sube al taxi un hombre de mediana edad, lleva traje y corbata bien coordinados con los zapatos; o mejor dicho, con el único zapato que Mario puede ver de refilón desde su espejo retrovisor y en el que advierte contrariado restos de barro. Por un momento sufre angustia por la alfombra trasera. Sin duda, quedarán manchas.  Le indica la dirección y Mario se vuelve de repente; le ha llamado la atención su voz, una voz que le resulta familiar. Le observa ahora más detenidamente en su espejo cómplice. Es una persona conocida, tal vez un colaborador en tertulias radiofónicas.  Sí,  en efecto se trata de un escritor y periodista con cara soñolienta y nombre singular que ha llegado a Barcelona para firmar libros el próximo sábado, día de Sant Jordi . Intenta decirle que le conoce, pero en ese mismo instante el escritor empieza a hablar. Le pregunta por el tiempo que hizo ayer, que si hoy parece que está más despejado, que si a ver si se mantiene para el sábado y remata con el t

Ramblas de Barcelona, 1952

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El señor marqués me ofreció el puesto de patrón.  Mi interés por la vida en el mar crecía y crecía. Durante el mes a bordo seguía estudiando y cada vez me apasionaba más el mar.  Continué mis estudios ocho horas diarias incluso los domingos, cuando todos los marinos se iban a divertir por las calles del barrio chino, al Panams o al club de billares Monforte . Recuerdo un domingo que ya cansado de estudiar, me fui de paseo con los amigos de mi padre. Era divertido subir o colgarnos del  33, el tranvía que salía de la Barceloneta y nos llevaba hasta las mismas Ramblas, siempre iba cargado de gente a rebosar. Primero se tomaban unas copas en los billares con un par de partidas y luego, justo enfrente, se plantaban en los portales donde unas prostitutas muy arregladas hacían repicar sus tacones sobre el mármol de la entrada al paso de los mozos. A mí ya entonces todos me llamaban el Santito , porque nunca bebía alcohol ni fumaba pitillos ni puros ni nada; aunque las chicas sí qu

Semillas aladas de abril

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                                                                            Y ahora el desconcierto. María Dolores Gómez Soler se encuentra en la UCI del Hospital de San Pablo. Box 22. La imagen yaciente de Marlés le asalta en el primer semáforo, a los pocos metros de haber salido del aparcamiento. Desde el miércoles en que se vieron en la cafetería del museo no ha vuelto a hablar con ella. Fueron unas horas deliciosas, cuando la tarde de principios de primavera abriga con un sol cálido que apenas nace y languidece. Hablaron sentados en la mesa del rincón, bajo la sófora que preside las caballerizas del palacete. Ella se había marchado mucho antes  que de costumbre, tenía que acudir a la universidad a recoger de su taquilla toda la documentación del proyecto. El disco cambia y Tomás cruza la avenida Vallcarca para acceder a la Ronda del Guinardó, flanqueada por esos álamos blancos que en el mes de abril liberan preciosas semillas aladas que revolotean sobre su cabeza. El

CIUDAD DE SOMBRAS. Libro de relatos

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Editorial Playa de Ákaba ISBN   9788494145186   "El escritor de ficción nunca dejará de ser un hombre imaginativo, nunca se transformará en puro investigador de la realidad (…) aprovechará la primera ocasión, llevado del hastío o de la costumbre, para inventar sus propios enigmas y sustituir la realidad objetivada por una ficción de su cuño.” La inspiración y el estilo (Alfaguara, 1999) Juan Benet ,        DE LA MATERIA DE LOS CUENTOS       1. La hora regalada. Narrador no fiable, desorientado, objeto y héroe de la venganza. 1º persona. Homodiegético, porque está dentro. Y autodiegético porque refiere experiencias de su propia vida. Guiños a algunos críticos y articulistas. 2. Morir mañana. El narrador escribe e inventa su propio devenir. Es el interlocutor de otros personajes. Falsa 3ª persona. Hace ficción de su muerte. 3. Historias del Evelyne. Guiño a la novela picaresca. Yo autobiográfico de ascenso social. Ironía. 4. El alca

La Tere

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La Tere Desde que se le murió este hijo, la pobre Tere es que no levantó cabeza. No dormía por las noches y ya ni se hacía de comer. Bueno, eso sí, cada semana  amasaba y cocía pan, y el aroma que emanaba el horno subía por el patio de luces y se adentraba por todas las galerías. El caso es que la Tere empezó a descuidar todas sus labores, se olvidaba de las cosas, hasta de asearse, que algunas veces si te la cruzabas en el ascensor, dejaba un tufillo a rancio ahí dentro que te tiraba para atrás. Se desmemorió de todo menos de  la soledad. Y muchas veces por el patio se le escuchaba hablar con el hijo muerto, bueno mejor diremos que con el tarro de las cenizas, porque paseaba la urna o como se llame ese cacharro por donde ella iba del piso. Hasta las vecinas le seguíamos la corriente por no contrariarla y yo, haciéndome la tonta, también porque me daba pena, le pregunté muchas veces por el chico, si había comido bien, si estaba tranquilo, si ya lo había echado en la cama. Se q

La hora regalada

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  Hoy es domingo 27 de octubre, los relojes apenas estrenan minutos de invierno. Mi tren entra en la estación de Sants con algo de retraso, con la extrañeza del cambio horario, con la incertidumbre de si   llegaré a la hora señalada de hoy o de ayer, último día del horario de verano. Con veinticinco horas por delante, el día promete mucho futuro.   Llego a una ciudad todavía dormida y dispongo de tiempo suficiente para tomar un café y ojear mi columna semanal en El Universal . La sorpresa es que mi columna ha cambiado de firma. Mi columna no es una columna sino que es un artículo a doble página cuyo titular expresa la fulminante decisión de retirarme del “mundanal ruido”: El escritor Javier Talens clausura su trayectoria literaria . Un amplio artículo que habla sobre la inseguridad del creador ante su obra, según adquiere más experiencia, de la angustia ante el propio juicio y no tanto ante el juicio de los demás, (…) lo que realmente aterra al escritor   es la revelación

El dulce Benny

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El dulce Benny Aquella mañana Pablo abandonó muy temprano la casa. Su mujer pasó hasta el mediodía enfrascada en sus tareas domésticas y preparando la comida. Pero empezó a ponerse nerviosa cuando miró el reloj. Eran las tres de la tarde y Pablo no había regresado aún. No le había oído marchar por la mañana. Le resultó muy extraño sobre todo que no se hubiera llevado a Benny, el dulce suicida c avalier king Charles , bicolor fuego oscuro y blanco, con el que convivían desde hacía años. El perro dormía plácidamente a los pies de la cama, del lado de Pablo. Asustada, Carmen me llamó a mí y a varios amigos y familiares, pero nadie sabía nada de su marido.    Por fin, decidió llamar a la policía, hospitales y a otros lugares a los que solía acudir. Ni rastro. Tanto trajín despertó a Benny, e inexplicablemente, comenzó a gemir, a dar vueltas sobre Carmen para llamar su atención, ladraba con un extraño timbre que más parecía un llanto desesperado. "Hasta los ojillos se le nublar