Los niños tontos (1). Sobre el libro.




ANA MARÍA MATUTE (1925-2014)

La infancia no es una etapa de la vida: es un mundo completo, autónomo, poético y también cruel, pero sin babosidades. 


El cuento debe reunir tres indispensables condiciones: ser breve, redondo y jugoso como una naranja. 







Rasgos característicos generales del cuento breve o microrrelato:

  • Inicio in media res.
  • Mínima caracterización de los personajes.
  • Ausencia de complejidad estructural.
  • Esquematismo espacial.
  • Condensación temporal.
  • Economía de procedimientos retóricos.
  • Desenlace sorpresivo.
  • Implicación del título. 
  • Lenguaje connotativo.
  • Vacíos de información.
Los niños tontos (1956), de Ana María Matute.

Es una colección de 21 cuentos breves. Se trata de una de las obras más singulares de la autora. Logra crear un mundo de ficción, un mundo poético, fantástico que roza lo surrealista, en sus breves cuentos que tratan del universo infantil.

El título. Con el adjetivo “tontos” se refiere a los niños diferentes, proclives a la fantasía. No se trata de literatura infantil, pues temas como la muerte o la crueldad están presentes en todos ellos. La connotación negativa se transforma en cualidad. El calificativo tontos hace referencia a su condición de ser especial, único, de marginados del mundo tanto adulto como infantil, por diferentes motivos; entre ellos la deformidad física, la enfermedad y la diferencia de clase social. Significa salirse del cauce de la mirada adulta que los enjuicia.

Rasgos comunes a los 21 cuentos de Los niños tontos:

  • El tema principal es la infancia, una interpretación poética de la infancia. 
  • Subtemas: el mundo de los niños en conflicto con el mundo de los adultos; el destino de los pobres, de los marginados; la miseria, la guerra. Le preocupa la soledad, la humillación, la crueldad humana.
  • Extensión breve: apenas se extienden más allá de un folio.
  • Los cuentos exploran naturaleza infantil (ingenua y espontánea) frente a la incomprensión del mundo exterior que trata de reprimirla.
  • Los protagonistas son niños sin nombre propio, en soledad, marginados, rechazados, acosados.
  • Se refugian en su mundo imaginario, en su interior o en la naturaleza.
  • Son de condición humilde y sus familias están sumidas en la tristeza, la infelicidad y la impotencia.
  • Afloran los conflictos internos y con el mundo que no los comprende: rencor, odio, envidia, venganza.
  • Soledad, marginación, desamparo, misterio. Todo desde la perspectiva de la infancia. 
  • Los cuentos nos descubren las vidas de unos niños que aparecen marginados de la sociedad, tanto del mundo de los adultos como del mundo de los mismos niños. 
  • La marginación de los niños es causada por diferentes motivos, entre ellos, defectos físicos (“El jorobado”), enfermedad (“El árbol”, “Mar”), excomunión infantil (“La niña fea”), contradicción entre las clases sociales (“El hijo de la lavandera”).
  • El tema dominante es la muerte, que aparece en doce de los cuentos. En los otros nueve, el final es igualmente trágico porque prevalece la infelicidad.
  • Realismo lírico. Lenguaje poético. Combinan lo lírico con lo narrativo. Están llenos de fragmentaciones, elipsis, simbolismo metafórico.
  • La naturaleza es siempre acogedora, un lugar incontaminado que sirve de refugio y protección.
  • Elementos simbólicos: la tierra, (mundo vegetal, flores, árboles), animales, (perros, pájaros), el agua, el fuego, la luna.
  • La noche y la oscuridad marcan el momento de la tragedia en la mayoría de los cuentos. En "Polvo de carbón" y "El niño del cazador". La luna desempeña un papel importante en la muerte de los protagonistas: en el primero, funciona como un imán hacia el desastre, mientras que, en el segundo, forma parte del espacio. 
  • El agua simboliza la purificación y la limpieza del alma, aunque en "Polvo de carbón" y "Mar" es el motivo por el que mueren los niños. En "El hijo de la lavandera" se aprecia el carácter purificador del agua, a pesar de que se trunca por la pedrada que recibe. 
  • En caso contrario está el fuego que representa el sacrificio en "El niño de los hornos" donde los celos llevan al niño a quemar a su hermano menor. En "El incendio", el niño provoca un fuego que acaba con su vida.
  • El mundo vegetal y animal están presentes en todos los cuentos con diferentes significados. La flora es un elemento positivo en "La niña fea", "El árbol" y "El negrito de los ojos azules" donde la naturaleza acoge a los niños al contrario del mundo que los rodea. 
  • En cuanto a los animales, algunos, como las aves, los insectos, los reptiles o los gatos, tienen una connotación negativa, mientras que otros, como el perro y el corderito, son amigos de los niños.
  • Los colores como el amarillo, el rojo, el verde, el azul y el negro, representan el sufrimiento, la soledad, la exclusión y la muerte.
  • Dualismos o antítesis: luz/ oscuridad, blanco/ negro, calor/ frío, día/ noche, vida/ muerte,...


Sobre la autora 
(Escritores.org)

Ana María Matute nació en Barcelona el 26 de julio de 1925. Tuvo una infancia marcada por su delicada salud. A los diecisiete años escribió su primera novela, Pequeño teatro, y quedó semifinalista del Premio Nadal en 1949. 
En 1952 se casó con el escritor Eugenio de Goicoechea, cuando ella decidió separarse las leyes de la época le impidieron ver a su hijo Pablo durante años. En 1965 se trasladó a Bloomington (Indiana) y en 1968 a Norman (Oklahoma) donde ejerció de lectora.
En su obra narrativa pervive siempre esa mirada infantil que la guerra truncó en su infancia. En vida publicó las novelas: Los Abel (1948), Fiesta al Noroeste (1952), Pequeño teatro (1954), En esta tierra (1955), Los hijos muertos (1958), Primera memoria (1959), Los soldados lloran de noche (1963), Algunos muchachos (1964), La trampa (1969), La torre vigía (1971), El río (1975), Olvidado rey Gudú (1996), Aranmanoth (2000), Paraíso inhabitado (2008). Y póstumamente se editó el libro Demonios familiares (2014).
Fue nombrada académica de la Real Academia Española de la Lengua en 1996, miembro honorario de la Hispanic Society of America y Doctor Honoris Causa por la Universidad de León. En 2009 le fue otorgada la Creu de Sant Jordi.
Obtuvo casi todos los premios literarios más prestigiosos, entre ellos: el Premio Café Gijón (1952), Premio Planeta (1954), Premio Nacional de Narrativa (1959), Premio Nadal (1959), Premio Fastenrath de la Real Academia Española (1968), Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (1984), Premio Nacional de las Letras Españolas (2007), y en 2010 fue galardonada con el Premio Cervantes, el más prestigioso de las letras españolas. 
Murió el 25 de junio de 2014 en Barcelona. 

Pertenece a la generación de la posguerra: escritores nacidos antes de 1929, que vivieron la guerra civil como niños, cuya niñez fue impregnada por la guerra y que empezaron a escribir para orientarse en los tiempos desorientados después de la guerra. Una de estas autoras es Ana María Matute, al lado de Camilo José Cela (1916), Francisco G. Pavón (1919), Miguel Delibes (1920), Ignacio Aldecoa (1925). Otras mujeres cuentistas de esta generación son Carmen Laforet (1921) y Carmen Martín Gaite (1925).

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