El final de una historia


Juan Villoro

 Ricardo Piglia, en su Tesis sobre el cuento habla de la novela corta como el género literario que permite su relectura. Y el cuento, además, es una forma que permite la retentiva oral. Podemos más o menos reproducirlo oralmente. Aspira a la totalidad de comprensión en primera instancia.
Si hablamos de la idea de unidad del cuento, cabe preguntarnos: ¿Cuándo un cuento está completo? Muchos de los cuentos fallidos, lo son porque no parecen terminados sino abandonados. 

El cuento propone el sentido del todo, de la unidad. Debe cerrarse bien, conlleva la noción de clausura. Puede concebirse sabiendo cuál es el final y abarcarlo hasta el inicio. La mente cierra las zonas de significado que no son aparentes. La unidad es una ilusión, ¿es redondo porque está completo? La vida siempre continúa después del final y la de los personajes. El relato debe dar la sensación de que se contó hasta donde se debía.

Los mejores finales son los inesperados, que dan un giro sorpresivo a la historia, no se debe esperar pero sí debe ser lógico con lo sucedido.
¿De qué depende un buen final? Hay finales de última línea, finales de sorpresa, no esperados pero que cuando suceden son lógicos. 
Si hay anticipación es suspense, si no la hay es sorpresa:

Un personaje corre y el lector sabe que alguien lo espera. Es suspense. 
Si el lector no lo sabe, es sorpresa.

La consecuencia se puede trabajar de varias maneras. E. M. Foster, enTeoría de la novelaseñala que las cosas pasan por algo.: “El rey murió porque murió la reina” esconde una historia. 
Los personajes también deben saber por qué pasan las cosas. Las causas son muy importantes. Los personajes deben pertenecer a su mundo con naturalidad. Quiroga en su decálogo dice que debemos escribir como si formáramos parte de su mundo, debemos ubicar a los personajes en su normalidad más absoluta.
Según la teoría de Piglia, el cuento está formado por dos historias, dos tramas. La primera es la anécdota y la segunda es su explicación, la resonancia donde se cobra significado. Está relacionado con la teoría del Iceberg de Hemingway. Cualquier anécdota curiosa puede convertirse en cuento. Roland Barthes estudió las causas que sustentan la crónica periodística y las causas que sustentan un relato. En la crónica, las causas que defraudan nuestra fantasía son aquellas que son esperadas. La literatura opera al contrario, su grandeza está en “normalizar” cualquier suceso, en hacerlo entendible, explicarlo. La motivación real es la que engrandece emocionalmente los secretos.
Para tener en cuenta los finales no precipitados, Aristóteles aconseja las tres partes de la trama: el planteamiento, el nudo y el desenlace. 

Escribir un cuento es crear una encrucijada que antes no existía. Contar algo diferente narrado como una normalidad, con naturalidad. Los cuentos de Juan Carlos Onetti son un puro planteamiento. Pero hay otras variaciones: in media res, por ejemplo. En La ciudad y los perros, de Vargas Llosa, sorprendemos a los personajes cuando ya están actuando.

El breve cuento de Monterroso: 
“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.” puede ser la última línea de un cuento, su desenlace, para que nosotros infiramos el planteamiento y el nudo.

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