Umberto Eco, Il nome della rosa

El arte de la novela, 3

Martes, 24 de mayo 2016

            Dice Raffaele Pinto que para Umberto Eco siempre es posible interpretar el mundo, desenredarlo. Es posible que sea por esto por lo que su primera novela pertenece al género policíaco. En El nombre de la rosa (1980) planea un tema fundamental que es la lujuria del conocimiento, que produce placer y es más peligrosa que la lujuria de la carne.

 El buen filósofo duda de la posibilidad de que se pueda entender el mundo, que exista un orden que establezca alguna serie de relaciones. Antes de escribir su primera novela, Umberto Eco era un estudioso de Filosofía y un artífice de la Semiótica, disciplina que estudia los signos y los códigos o sistema de relaciones que se establecen entre ellos. Pero antes de descubrir su vocación como semiótico, Eco se formó como estudiante de filosofía medieval, con una tesis sobre la teoría estética de Tomás de Aquino en la que llega a descubrir un sistema estético por el cual se entiende la Belleza como un perfecto sistema de relaciones. No se cimenta en la emoción sino en el reconocimiento de la racionalidad.

            La novela describe el ambiente religioso turbulento de la segunda mitad del siglo XIV. La trama de la novela describe el proceso de resolución del asesinato de unos frailes. Son envenenados con una sustancia que llevan impregnada en la yema de los dedos. Y el arma es un libro, un libro custodiado en la parte más secreta de la biblioteca monástica. El protagonista, Guillermo de Baskerville, y su pupilo Adso, adoptan la actitud del investigador que pretende descubrir las causas. Se trata de un libro prohibido, el libro II de la Poética de Aristóteles, dedicado a la comedia. Se trata de un libro que se perdió en la Edad Media y del que nada se sabe.
 El asesino, el ciego Jorge de Burgos (en referencia a Jorge Luis Borges), para asegurarse de que nadie que lea el volumen quedará vivo, lo envenena. Así, aquellos que no acaten la autoridad, morirán.

            

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