Diálogos. 1. Juan Cruz/ J.M. Caballero Bonald

1. Juan Cruz/ J. M. Caballero Bonald. De la memoria
 
 
 
En Madrid, el sábado 12 de noviembre asistí a una charla entre el periodista Juan Cruz y el poeta José Caballero Bonald. Al primero lo descubrí como autor de memorias en Muchas veces me pediste que te contara esos años (2008), título algo difícil de retener que nos brinda la segunda entrega de su autobiografía con un estilo pienso que muy evocador, muy lírico a veces. Son unas memorias muy poéticas donde el paso del tiempo, que todo lo arrasa, ha marcado el devenir de su trayectoria profesional y personal.
 
Hace poco he leído la tercera entrega, Egos Revueltos (2010), cuyo centro de interés deriva más hacia la personalidad de los escritores con los que ha tratado a lo largo de su carrera como editor y periodista cultural de El País. Este libro y el anterior están escritos desde la nostalgia y con la sinceridad de la pena por todos los que se han convertido en ausencias. Pero es el estilo de Juan Cruz lo que más admiro de él. Ha conseguido lo que yo voy buscando, la creación de una voz personal,  de un estilo literario propio. Utiliza el monólogo interior para expresar sus vivencias, a través de los recuerdos que para él son la vida y la esperanza ante el imparable transcurrir del tiempo. Utiliza imágenes líricas, muy bellas, la frase corta y desnuda pero con el adjetivo cortado a medida. El ritmo es a menudo sincopado, pausado, como si le diera al lector unas décimas de segundo para la asimilación o el deleite de lo escrito.
 
 
   Este sábado habla con Caballero Bonald también de la memoria y de los recuerdos. Dice que uno debe “ir haciendo memoria o la memoria te sobrevive”, y que en ese ir haciendo existen los recuerdos falsos, ajenos, de los que uno se apropia. El poeta (que no sabe que será premio Cervantes en 2013) habla con tristeza desde su condición de superviviente de la generación de los años 50, un grupo dice diezmado “antes de tiempo”, a los que las circunstancias les llevaron al suicidio, al alcoholismo, y otras formas de destrucción. Me estremeció al contar que cuando mira la foto del homenaje a Machado en Colliure en 1959, comprueba cada vez que solo él está vivo. Ángel González, García Hortelano, José Ángel Valente, Gil de Biedma, Carlos Barral, Claudio Rodríguez.
 
   Juan Cruz le pregunta por su novela sobre Doñana y le apunta como creador de un mundo propio con el lenguaje, a la manera de Rulfo con Comala u Onetti con Santa María. Caballero Bonald afirma su voluntad de convertir la literatura en la preocupación por la realidad. Le importa más el lenguaje que la literatura realista. Y se lo apropia para crear personajes. Pienso en la construcción de espacios propios, un ámbito físico y metafísico a la vez, como la isla de la utopía de Thomas More; o como en Las ciudades invisibles de Italo Calvino, cada una de ellas es inventada, tiene un nombre de mujer y una escenografía fantástica y exótica: Dorotea, Isadora, Zora.

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